CULTURA
Salas y proyectos de cine alternativo impulsan nuevas audiencias en Guatemala
Iniciativas comerciales e independientes ofrecen narrativas más experimentales la audiencia de Guatemala.
Las salas de cine alternativo se han vuelto cada vez más comunes en Guatemala durante los últimos años, después de la pandemia. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)
Ver en pantalla grande películas de territorios como Japón, Italia, Polonia o distintas partes de Latinoamérica, es un gusto que cinéfilos y curiosos pueden darse cada vez más en Guatemala, ya que en años recientes han emergido proyectos donde se ofrece un cine que ve más allá de las ópticas y de los productos hollywoodenses.
Entre dichas opciones se encuentra Sala de Arte, un proyecto de la cadena Cinépolis que inauguró en Guatemala en agosto de este año, y que empezó sus operaciones fuera del país hace 12 años. Guillermo Zea, gerente general de Cinépolis Guatemala, comenta que la incitativa busca colocar una oferta permanente de películas distintas.
"La idea es que la gente sepa que en nuestras salas siempre habrá un material diferente a lo que tradicionalmente se ve. Buscamos que sean películas que tengan varios nombramientos o que hayan tenido éxito en el circuito de festivales internacionales", explica el gerente.
La versión local de Sala de Arte funciona desde ya en los centros comerciales Rus Mall y Parque Las Américas.
Las películas en la Sala de Arte ofrecen propuestas más íntimas y con un abordaje que no solo busca "entretener", sino también generar puntos de vista más hondos frente a las historias; que a la vez cumple una de las funciones del cine de autor.
La Sala de Cine es una iniciativa de la Fundación Ixcanul, inaugurada en 2017, y que pretende acercar a públicos de la zona 1 con producciones de cine independiente. Dicho espacio se encuentra en el segundo nivel del Centro Cultural de España en Guatemala antiguo Edificio Lux, zona 1, capitalina.
El propósito, según argumenta la fundación, es el de fomentar "pensamiento crítico" y facilitar "discusiones abiertas" a través de foros después de cada película que se proyecta. No sería arriesgado decir que esto es algo que pocas veces logran películas taquilleras o blockbusters dentro de las salas de cine nacional.
De acuerdo con el artista y realizador audiovisual Alberto Rodríguez Collía, el cine de autor, que se exhibe en salas alternativas, representa situaciones, historias y contextos que no encontramos en el cine de consumo masivo.
"Sus formas de narrativa suelen ser auténticas, huyen de las fórmulas impuestas por grandes estudios, y finalmente, su motivación principal, es transmitir una historia que consideran trascendental", comparte Rodríguez Collía, quien además es programador y coordinador de la iniciativa Sociedad Fílmica Iximuleuw (SFI) que, desde 2022, proyecta películas clásicas y contemporáneas de esta naturaleza en los Cines Capitol.
Rodríguez Collía argumenta que el cine de autor tiene dificultades al momento de ser consumido, ya que en Guatemala "compite" a la par de películas hechas por estudios más grandes. En el caso de los filmes alternativos, no es común que pasen tanto tiempo en cartelera.
"El público normaliza la cantidad de proyecciones que se hacen por cada filme; algo que solo se pueden permitir las grandes cadenas, y que nosotros debemos organizar de forma casi quirúrgica por los gastos que supone", explica el programador a partir de su experiencia en la SFI.
Varias de las películas que son presentadas desde esta iniciativa pasan por un proceso de compra de derechos de exhibición, que permite exhibir dos funciones al mes. Esto suele trabajarse a partir de empresas distribuidoras como la plataforma internacional Mubi.
En ese sentido, la autogestión y la creatividad llevan de la mano el deseo por mostrar otro tipo de cine en Guatemala. De igual forma ocurre en Quetzaltenango, donde la iniciativa Cinespacio Xelajú proyecta películas gracias al convenio con una plataforma que distribuye cine de autor en Centroamérica. Desde el espacio, también se exhiben producciones gracias a acuerdos directos con cineastas locales y/o regionales.
Ubicada en Plaza Polanco -en la cabecera del departamento-, la sala de Cinespacio Xelajú, presenta títulos alternativos e importantes para la contemporaneidad: Entre las producciones que se han exhibido recientemente destacan Dogman, un drama italiano que compitió por la Palma de Oro en 2018; el documental histórico-guatemalteco La Asfixia ; o la japonesa Perfect Days, dirigida en 2023 por el celebrado Wim Wenders.
El cineasta Andrés Rodríguez, quien impulsa junto con otros colegas Cinespacio, insiste en que el cine de autor suele competir contra la indiferencia y su consumo limitado. "Lo que más cuesta en nuestro proyecto es garantizar que al espacio llegue el público mínimo para no perder dinero", agrega.
Más allá de la economía, Rodríguez infiere que una sala con pocas personas también es algo que puede desmotivar. No obstante, es ante esa dinámica que los espacios cinematográficos alternativos hacen su lucha.
Nuevos públicos y espacios
Además de ofrecer narrativas que se aproximen a distintas formas de sentir y pensar, la mirada de autor en el cine logra generar nuevos públicos. El cine, al final de cuentas tiene el poder de generar audiencias heterogéneas y abiertas.
En el caso de Cinespacio Xelajú, Andrés Rodríguez refiere que la propuesta ha logrado germinar un público curioso por nuevas historias. "Poco a poco vamos sembrando otras visiones. Creo que en Xela el proyecto se ha convertido en una opción para acercarse a otros discursos, narrativas e inclusive, otras interacciones", señala.
Por otro lado, Joaquín Ruano, cineasta, productor audiovisual y también organizador de la SFI, comenta que las audiencias en dicha plataforma son variadas.
"Hay un grupo de cinéfilos que aprecia que haya un espacio de cine alternativo. También hay un público muy joven que está sabe lo que implica ir al cine. Y aparte, hay un público de personas de 50 años para arriba que también agradece que otra vez en Guatemala, y especialmente en Zona 1, se pueda ver cine de calidad", señala.
Hablar de audiencias implica también repensar la forma de cercanía con ellas. Aunque las salas son los espacios más comunes para desplegar nuevas historias audiovisuales, el espacio público también funciona en esta operación.
Desde hace varios años, proyectos de cine itinerante como el realizado por la Muestra Memoria Verdad Justicia y Pantalla Itinerante de Fundación Ixcanul, buscan fomentar nuevos encuentros de cine con personas en comunidades radicadas fuera de un centro común.
La iniciativa Cine Accidental también busca acercarse a esa lógica, descentralizando el acceso al cine de autor. Diego Rosal Cazali, cineasta que empuja esta propuesta desde 2021, comenta que el propósito de llevar este cine alternativo yace en promover historias más humanas y sensibles.
"Con el cine de autor estamos conociendo a un artista y conocer a un artista conlleva a conocer su región, su nacionalidad, qué pasa en su país, etc. A mí eso me parece muy rico. (...) Es algo que surge de todo un proceso de análisis sobre la vida propia", señala.
El Cine Accidental se caracteriza por tomar riesgos en cuanto al espacio donde es exhibido. Para Rosal Cazali, una pantalla grande desplegable y varias sillas de plástico son suficientes para generar una relación colectiva entre historias de varios territorios y las emociones de quienes se han acercado a esta propuesta. Parques, canchas y terrazas son algunos de los lugares donde se ha activado el Cine Accidental.
Otra propuesta emergente como lo es el Cine Clubcito también busca replantearse el espacio y las voces que se comparten a través del cine. El proyecto se ha empezado a activar este septiembre dentro de las instalaciones del espacio cultural Amano Casa, en la zona 1 capitalina.
De acuerdo con su organizadora, la artista y cineasta Gabriela Nájera, la propuesta es un llamado para que artistas de cine guatemalteco que anhelan exposición y comunidad se sientan convocados.
"La propuesta atiende a la falta de espacios para exposición de cine guatemalteco. Y apertura acceso a visibilización, cooperación y validación al arte, para artistas con y sin trayectoria en Guatemala", agrega Nájera. De acuerdo con la cinesta, la meta del Cine Clubcito es la de construir, fortalecer y nutrir a la industria de cine nacional.
A decir de la gestora, ofrecer estos espacios es darle otra oportunidad al cine de autor, mismo que en sus palabras, regala una visión menos adulterada y por ende, más sincera respecto a la experiencia humana.