La devoción a la Inmaculada Concepción fue instituida por la orden franciscana después de su llegada al Reino de Guatemala en el siglo XIV.
El rezado fue establecido por las autoridades en 1617, año en el que también esta advocación fue declarada patrona tutelar de la ciudad. El 8 de diciembre de 1854 se proclamó el dogma, según bula Ineffabilis Deus, del papa Pío IX.
La festividad consistía en vísperas, liturgia con cantos, música, procesión votativa —voto que hace la ciudad, avalado por las autoridades— y octava —ocho días después— con la misma solemnidad del día principal.
Así lo describió fray Francisco Vásquez, a finales del siglo XVII: “Conmoviese toda la ciudad, y puesta en andas la sagrada imagen hizo procesión numerosísima para llevarla a su templo…, a pie, rezando a coros la corona y rosario de Nuestra Señora con cuanto silencio, mesura y devoción que siendo el gentío el mayor que puede hallar en Guatemala…”.
(Foto Prensa Libre: Cortesía de José Carlos Flores)
Venerada imagen
La imagen, conocida también como Virgen de los Reyes o Nuestra Señora de los Pobres, fue traída de España a finales del siglo XVI por fray Antonio Tineo, destinada originalmente al Convento de San Francisco, en el Valle de Almolonga. Este año se cumple el 60 aniversario de su coronación pontificia, concedida por el papa Pío XII en 1954.
El patronazgo de la Inmaculada continuó aún a mediados del siglo XIX, considerando a la Virgen de Concepción de San Francisco como la imagen patronal, tal como lo indica la Gaceta de Guatemala, del 15 de diciembre de 1854: “Saludando las salvas de artillería en la Plaza Mayor a la imagen venerada de la gloriosa patrona de España e Indias”.
(Foto Prensa Libre: Miguel López y Mike Castillo)
Según la edición de ese diario del 10 de diciembre de 1852, “en casi todas las poblaciones de la República se solemniza el día de Concepción, transmitiéndose como una tradición piadosa, la disposición que al efecto dictó el católico Carlos III”.
El recorrido del rezado duraba cuatro horas, de las 6 de la tarde a las 8 de la noche, durante las cuales la apoteosis del rezado —declarado Patrimonio Cultural Intangible de la Nación en el 2012— era continua, con la concurrencia que recorría las calles entre cánticos alegres y alfombras de colores.
Ahora se prolonga 12 horas, ya que llega a los barrios de San Sebastián, Moderno, La Merced, Santo Domingo y Gerona, en los cuales la Virgen es recibida con algarabía, amor y devoción.
“En el trayecto de la procesión hubo luces de Bengala, cohetes, cánticos y otras demostraciones de júbilo”, se publicó en la Semana Católica, del 17 de diciembre de 1898.
“Las campanas de todas las iglesias se echan al vuelo desde las 12 y continúan los repiques hasta ya entrada la noche”, describió la Gaceta de Guatemala del 15 de diciembre de 1854.
El historiador Ramón A. Salazar, en su obra Tiempo viejo (1896), bautizó al 8 de diciembre como “día clásico en Guatemala” y una de las cuatro fiestas más trascendentales guatemaltecas en el siglo XIX.