Escenario

Así surgió la ciudad

Hace 237 años, el 2 de enero, las autoridades de la Capitanía General de Centroamérica trasladaron la capital del Valle de Panchoy al de la Ermita, también conocido como de la Asunción, de Las Vacas o de la Virgen, ciudad que nació calcada de las españolas.

La reubicación de la capital  se dio  en enero de 1776. (Trabajo infográfico: Brenda Martínez)

La reubicación de la capital  se dio  en enero de 1776. (Trabajo infográfico: Brenda Martínez)

La sociedad estaba dividida en terronistas —Iglesia y Ayuntamiento—, quienes se oponían al traslado, que era impulsado por los traslacionistas, encabezados por el presidente de la Real Audiencia, Martín de Mayorga, quien emprendió el camino al cuarto asentamiento de la capital del Reino de Guatemala, dice el Cronista de la Ciudad, Miguel Álvarez.

Además de intereses políticos, estaban los económicos, porque al reubicar la metrópoli se condonan las deudas a los habitantes y se les entrega nuevos terrenos en un tiempo en el que la Iglesia hacía las veces de banco.

El capitán Antonio de Marín se encargó de investigar los valles adecuados para instalar la nueva capital, entre ellos, el de Jumay, en Jalapa, los llanos de Chimaltenango y el de la Ermita.

Se decidió trasladar la ciudad a este último, al tomar en cuenta, entre otras cualidades, la relativa distancia de los volcanes a los que se les atribuían fenómenos telúricos, los recursos hídricos de los ríos Las Vacas, Mixco y Pinula, el suelo fértil, los moderados vientos, el excepcional clima templado la mayor parte del año, el cinturón protector de los barrancos y las salidas fáciles hacia los grandes mares, según refiere el libro La Nueva Guatemala de la Asunción. 230 años de historia. Además, estaba cercano al Valle de Panchoy, pero más extenso con sus 30 leguas, en vez de ocho.

Las ventajas geográficas y ambientales habían sido aprovechadas por habitantes prehispánicos de Kaminaljuyú—Cerro de los Muertos, en k’iche’—.

En este territorio, ocupado por los mayas cholanos y abandonado en el 900 d. C., habían montículos y “aguadas” o receptáculos de agua pluvial construidos por ellos, refiere el historiador Aníbal Chajón.

El primer trazo estuvo a cargo del arquitecto español Luis Díez de Navarro, pero la Corte decidió modificarlo, agrega Chajón. El rey Carlos III encargó a su arquitecto real, el italiano Francisco de Sabatini, que rehiciera el diseño. Este delega el plano de la nueva capital a Marcos Ibáñez, quien reprodujo el de la ciudad de Santiago de Guatemala y deja las plazas de Díez de Navarro, con similar distribución de solares, centros religiosos y del poder político y parques.

El patrón para la Nueva Guatemala de la Asunción se tomó de los centros urbanos españoles, con manzanas cuadradas de cien varas de cada lado y calles rectas, definido por el arquitecto romano Vitruvio, en el siglo I a. C.

La arquitectura se caracterizó por tomar formas, estilos arquitectónicos y sistemas constructivos de la antigua ciudad. Prevaleció un eclecticismo de elementos neoclacistas y barrocos.

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.