Tejidos ancestrales mayas la herencia textil que ha pervivido a través del tiempo

Tejidos ancestrales mayas: la herencia textil que ha pervivido a través del tiempo

7 de mayo de 2025

El acervo textil guatemalteco se ha prolongado por más de dos mil años, gracias a tejedores y portadores, hombres y mujeres,  de una herencia única cultural.

De ahí parte esta serie, que busca exaltar la belleza y características de 24 atuendos de la indumentaria tradicional maya, resguardados por el Museo Ixchel del Traje Indígena, cuya colaboración ha sido fundamental e imprescindible para estas publicaciones, especialmente, la de su directora y curadora, Violeta Gutiérrez.

Además se expondrán, brevemente, aspectos relacionados con dicha indumentaria, tales como  materias primas,   tintes, técnicas y tipología del tejido, características de las prendas, simbolismo de elementos y atavíos mayas en la actualidad.

Gutiérrez destaca que la mayor parte del ropaje que aparece en esta serie data de la década de 1980, y se  considera la representatividad  y la riqueza textil de cada comunidad.

Hay que tener en cuenta que los cambios de las vestiduras originarias guatemaltecas se periodizan según las fibras y desarrollo tecnológico en la elaboración de los atuendos, que surgieron en el año 200 a. C.

Estas prendas quedaron registradas en códices, cerámica, murales, esculturas, dinteles y estelas en los que se observa diversidad de piezas, textiles y accesorios.

En el Códice de Dresde, por ejemplo, aparecen figuras de mujeres, hombres y niños con su propia indumentaria, la mayoría de la cual es portada por habitantes de comunidades del país y se nombran en idiomas mayas.

De los 20 elementos de indumentaria de mujer que se observan en el Códice de Dresde, 11  son textiles y nueve de ellos se siguen utilizando en todo el territorio nacional.

 De conformidad con la representación de individuos en el arte maya, los tejidos empleados en el vestuario servían para marcar la posición social, sexo y papel político. La cantidad de prendas, su forma y su decoración distinguían al gobernante y miembros de su familia, y a los subordinados, tanto de la élite como de otros estratos.

La materia prima de esta tradición textil maya

Las fibras principales utilizadas por los habitantes de Mesoamérica para confeccionar su vestuario eran el algodón y la seda de ceiba y de agaváceas. Estrictas leyes regían la producción y el uso de textiles. El hilado, el tejido y su uso están bien documentados en algunos códices mesoamericanos. Se incluían elementos decorativos como plumas, piel de jaguar, collares, orejeras y  máscaras.

Los trajes eran muy coloridos desde la época maya antigua. El tinte que daba color a los hilos se extraía del índigo o añil —azul, gris, morado y rosado—, palo de nance, palo de Campeche —rojo y morado—, barba de león y flor de muerto —amarillo—, cochinilla —rojo—, musgo —café—, caracol púrpura, achiote y hierba amarga —negro—. En el arte textil maya, cada color adquiere un significado.

De los mencionados, uno de los colorantes más apreciados,  objeto de intercambio mediante la red de comercio regional, era el ek’ (Haematoxylum campechianum), de los yucatecos, que los españoles denominaron palo de Campeche, así como el caracol  púrpura (Purpura patula) y el  insecto de la  cochinilla (Dactylopius coccus).

Monumentos públicos del período Clásico maya, tales como estelas y dinteles esculpidos —particularmente, en Yaxchilán, Piedras Negras y Bonampak— muestran figuras vestidas con elaboradas túnicas que parecen versiones largas del huipil actual.

La alta jerarquía vestía maxtate (taparrabos), capa, cinturón real, falda enrollada o corte, huipil (blusa) o sobrehuipil, faldilla, faja  y chaleco militar. En una próxima entrega, profundizaremos en estas prendas.

Las telas desempeñaban un papel ritual significativo. Los tejidos también sirvieron como ofrendas, según fragmentos recuperados del Cenote Sagrado de Chichén Itzá, en México. Los tejidos y el vestuario tenían una función integral en  rituales funerarios, según hallazgos en tumbas donde se han rescatado piezas textiles bien conservadas.

Representaciones de telas en monumentos, murales y estatuillas demuestran la variedad de técnicas de tejido, y destacan la riqueza de los diseños creados.

Fusión Textil

Hacia  1524, cuando llegaron los españoles a nuestro territorio, ya se había desarrollado una larga y bien establecida tradición textil. En el Reino de Guatemala  se originó un mestizaje textil  en el siglo XVI, al combinar elementos de la cultura indígena con la española, la cual trajo el telar de pie. Se sumaron materiales como la lana y la seda; telas como el fieltro, lino, tul y terciopelo, y otros elementos, como encajes, lentejuelas, listones y botones.

Otra de las aportaciones europeas fue el bordado a mano. Se adaptaron prendas, tales  como calzón (pantalón corto), camisa, sobrepantalón, saco, capishay y capa corta. Las mujeres conservaron el huipil y la falda enrollada, pero incorporaron el velo para culto católico, blusas, rebozos, faldas plegadas, su’t o paños, delantales, aretes y chachales.

Técnicas textiles

Algunas técnicas para la elaboración de tejidos para la confección de piezas de trajes de indumentaria maya provienen de la época prehispánica, y otras fueron aportes de los españoles en el siglo XVI.

El k’emb’al o telar maya, conocido también como telar de cintura o “de palitos”, está formado por varias piezas de madera que forman un complejo mecanismo para elaborar lienzos de tela.  Se han encontrado evidencias arqueológicas y documentales de  este arte manual en Mesoamérica, como agujas y contrapesos, así como representaciones en cerámica. 

En el Códice de Madrid aparece la abuela Ixchel tejiendo en un telar maya, en el que el peso del cuerpo de la tejedora mantiene la tensión necesaria en la urdimbre —conjunto de hilos que se colocan paralelamente en el telar, que determina el ancho del tejido— para tejer.

Entre las características de este telar está que es portátil y que sirve para crear textiles con las cuatro orillas terminadas, pero tiene limitaciones de tamaño, pues los lienzos miden unos 60 cm de ancho y de uno a cinco metros de largo.

Entre los instrumentos utilizados para producir el hilo está el  q’osib’al o aporreador, una pieza de madera en forma de Y, con la cual se golpea el algodón para que desprenda sus semillas, se expanda y sea fácil de hilar.

El b’atzib’al es una varilla de madera con punta afilada, de unos 40 cm de largo, con una esfera hecha de barro, madera o piedra, que sirve para hilar el algodón, al hacerla girar.

El solb’al o devanador consiste en una varilla vertical que está fija, con una armazón que gira y en la que se colocan las madejas de hilo para formar ovillos de uno, dos, tres o cuatro hilos.

El q’inabal o urdidor es una tabla con varas de madera incrustadas de forma vertical, en la cual se hace la estructura vertical del tejido o urdimbre. Se va colocando el hilo para crear los cruces de hilos necesarios para emplazar las piezas del telar.

El contador de hilos de hueso se utiliza para facilitar el minucioso conteo de los hilos y para elaborar los diseños en el tejido.

Telar de pie

En la época prehispánica   existía en Mesoamérica una fuerte producción textil, cuyas materias primas eran el algodón y  maguey.

En el ejército español, que arribó al territorio en 1524, aparecieron los primeros artesanos  relacionados con la elaboración de atuendos, como calceteros y bordadores. Al mismo tiempo, trajeron textiles como terciopelo y satín.

Al principio del período colonial, las artes y artesanías españolas estaban reservadas a los peninsulares, que desempeñaban profesiones como calceteros, sastres y plateros. A finales del siglo XVI se introdujo la lana.

Los españoles también introdujeron el telar de pie, común en Europa durante los siglos XVI y XVII, que tuvo un efecto profundo en la producción de textiles guatemaltecos y que era más adecuado para producir piezas europeas por yardas.

Además de su rapidez para producir telas, tenía la ventaja de que estas eran de mayores dimensiones, de cien a 150 metros de longitud, y los textiles sin brocados se podían producir en menos del 5% requerido en un telar maya.

Sin embargo, en este telar de pie no se podían tejer lienzos a la medida exacta de la pieza ni se podían incorporar variaciones significativas en la estructura del tejido.

Debido a ello, posteriormente, se introdujo el telar de falsería, asociado a la tejeduría china, que permitía aplicar un amplio repertorio de diseños.

Otra innovación fue un pequeño telar conocido como de cinta, que combina aspectos estructurales del telar de pie con el control de la tensión del telar maya.

Tipos de tejidos

El tejido liso no tiene diseños y es el básico, con el que aprenden a tejer las mujeres jóvenes. En el tejido en urdimbre se hace un diseño  con base en los colores de los hilos verticales.

El diseño del  tejido cuadriculado se obtiene con hilos de urdimbre —verticales— y de la trama —horizontales—.

También están los tejidos con diseños geométricos en trama espaciada, que se realizan al producir la tela, y los tejidos con diseño completo,  muy complejos de elaborar, pues requieren de gran tecnicismo, concepción espacial y cálculos matemáticos para formar figuras con la trama. Un ejemplo es el huipil de fiesta k’iche’, de Quetzaltenango.

El bordado se hace sobre la tela confeccionada, con agujas de metal e hilo, para crear diseños. También se puede hacer con máquina de coser.

Hay evidencias, en el Códice de Dresde, de que esta técnica ya existía en la época prehispánica, como representaciones de agujas de hueso y de bastidor.

El jaspe es una técnica de teñido en reserva de madejas de hilo para crear diseños decorativos en la tela, y la randa es un bordado ornamental hecho a mano con el que se unen las orillas de los lienzos de huipiles, cortes y su’ts o paños

Piezas de atuendos

La mayoría de elementos de los trajes de indumentaria maya se originaron en la época prehispánica, según documentos y vestigios arqueológicos, y han pasado por variaciones a través del tiempo.

En cada comunidad, el atuendo puede variar según la ocasión, el nivel socioeconómico de la mujer o la edad. Por ejemplo, el traje que se viste para ir a una boda o celebración religiosa no es el mismo que el de uso diario.

Violeta Gutiérrez, directora y curadora del Museo Ixchel del Traje Indígena, calcula que en el país hay unos 200 trajes de indumentaria maya diferentes, y en dicho museo se resguardan 187 piezas.

Los atuendos están conformados por piezas textiles, cuya función es cubrir diferentes partes del cuerpo con tela, así como piezas no textiles o accesorios, que tienen una función decorativa o protectora, como aretes, collares, anillos  o tocados.

El huipil es la parte más característica y vistosa del traje. El término proviene del náhuatl huipilli o hueipilli. En kaqchikel es po’t. Se elabora con uno o varios lienzos unidos y varía en ancho, largo y estilo de la abertura del cuello, que puede ser redonda o cuadrada, con diferentes ornamentaciones.

El corte es una prenda importante de la indumentaria de la mujer, que es la falda o uq, en kaqchikel, que puede ser rectangular o tubular, que se enrolla alrededor de la cintura y se puede sujetar con una faja. Se usa de diferentes formas, dependiendo de la región.

El corte es una prenda importante de la indumentaria de la mujer, que es la falda o uq, en kaqchikel, que puede ser rectangular o tubular, que se enrolla alrededor de la cintura y se puede sujetar con una faja. Se usa de diferentes formas, dependiendo de la región.

Este puede ser liso —de un solo color, sin diseño—, como el de Chimaltenango; con guarda de franjas —en el extremo inferior aparece una guarda u orilla, formada por franjas horizontales—, como el de Tacaná, San Marcos; con randa —unión de dos lienzos, sencilla o decorada con bordado—, como el de Quetzaltenango, Quetzaltenango; o con cuadrícula —al intercalar hilos delgados y gruesos— como el de San Juan Sacatepéquez, Guatemala.

Puede ser falda envuelta o plegada. La primera es una tela larga que se enrolla alrededor de la cintura en diferentes dobleces, según la comunidad. La plegada tiene en la parte superior un angosto doblez cosido, por el cual pasa un cordón que se ajusta a la cintura.

La mujer indígena durante la Colonia preservó el uso del huipil y del corte. Desde comienzos de esta época, se incorporó el velo al estilo europeo para cubrirse la cabeza como símbolo de reverencia. Para ello, algunas mujeres empezaron a usar telas importadas como el lino.

En un documento de 1637 se registró que las indígenas de nivel socioeconómico alto, además de estas prendas, usaban listones en la cabeza, brazaletes, pendientes y zapatos.

En cuanto a la faja, puede medir de cinco a ocho centímetros de ancho y de dos a dos metros y medio de largo. Esta puede quedar con los dos extremos colgando hacia atrás, como en el traje de San Pedro Necta, Huehuetenango; puede tener diseños o ser lisa.

El perraje tiene diversos usos, como protegerse del sol la cabeza o para envolver y portar niños, con variaciones en tamaño, color y técnica. La mujer soltera en Quetzaltenango lo lleva sobre el hombro izquierdo, y la casada, sobre el derecho.


Accesorios

Luego de la llegada de los españoles, algunos accesorios mayas fueron prohibidos y otros cambiaron su material original, que era el jade, piedras preciosas, plata y oro; estos dos últimos aún son utilizados por mujeres mayas en la actualidad, así como otros materiales. Entre estos están los aretes y los collares.

La cinta para el cabello puede tener diseños en los extremos, y son los que quedan visibles al enrollarlos. También están las cintas lisas largas, que se colocan formando un “8”.

Según la tradición oral de Cobán, Alta Verapaz, el tupuy o tocado, que tiene la función principal de acentuar la identidad dentro del grupo social y que en idioma q’eqchi’ significa serpiente, se envuelve en el cabello y se deja caer sobre la espalda. Representa a la serpiente de coral, con diseños en rojo, amarillo y blanco, colores de ese reptil.

Según la tradición oral de Cobán, Alta Verapaz, el tupuy o tocado, que tiene la función principal de acentuar la identidad dentro del grupo social y que en idioma q’eqchi’ significa serpiente, se envuelve en el cabello y se deja caer sobre la espalda. Representa a la serpiente de coral, con diseños en rojo, amarillo y blanco, colores de ese reptil.

“El arte textil guatemalteco ha resistido el paso del tiempo, ya que es parte de la cultura misma y esta es dinámica. La indumentaria se ha ido adaptando a los cambios por la influencia de otras culturas, incorporando nuevas ideas en la creación y en su uso”, señala Erick Fernando García, en el artículo El tun en la tradición oral y en la indumentaria ceremonial femenina de Palín, Escuintla.

Símbolos ancestrales

La creatividad textil refleja la cosmovisión maya.

Diversas y coloridas figuras que se pueden admirar en tejidos de indumentarias constituyen símbolos que representan creencias de la cosmología maya.

La vestimenta tradicional de mujeres tiene un alto contenido de simbolismo, que encierra un abanico de significados, por lo que “es un medio silencioso, pero elocuente, mediante el cual se transmite la identidad étnica local, regional, general o panmaya”.

En la indumentaria maya se combinan rasgos como colores, materiales, técnicas, estilos y formas, que representan no solo la identidad de la comunidad, sino del usuario, su estatus y ocasión para la cual la utiliza.

Una característica importante son los mensajes culturales que transmite la indumentaria maya tradicional, es decir, su simbolismo cosmológico o todos los conceptos relacionados con la cosmovisión maya, desde la época prehispánica.

Sin embargo, en ciertas comunidades se usan figuras en tejidos que no tienen significado especial, sino estético.

El estudio de símbolos de los tejidos es complejo, pues puede abordarse desde el enfoque émico, que se fundamenta en las descripciones brindadas por  los informantes y el ético, centrado en los criterios del investigador.

Un ejemplo de las raíces prehispánicas de símbolos textiles mayas contemporáneos podrían ser las figuras antropomorfas que se ven en la servilleta de Santa María de Jesús, Sacatepéquez, que representan a los adivinos Xpiyacoc e Xmucané, la pareja de abuelos mencionados en el Popol Wuj, propuesto por Carmen Neutze de Rugg, en Diseños en los tejidos indígenas de Guatemala, pero, según informantes de dicho municipio, estas diseños en el sobrehuipil de casamiento y de cofradía simbolizan al hombre y mujer al unirse en matrimonio.

También están los casos de tejedoras que confieren a sus tejidos significados atractivos para el turista, para poder comercializarlos, especialmente en lugares de mayor demanda textil.

La característica de los tejidos guatemaltecos “es la variedad de colores y el acierto de sus combinaciones, totalmente espontáneas e intuitivas”, indica Dante Liano, en Tejidos que hablan.

“Hay un sentido innato de la estética en estas tejedoras, que reflejan en las telas el intenso colorido del paisaje”, añade.

Hay que destacar que la simbología varía según la proveniencia geográfica, pero, en general, hay cierta homogeneidad en la interpretación simbólica del tejido.

Hay que considerar que la influencia europea ha representado un papel preponderante en la pérdida de componentes culturales de origen prehispánico, desde 1524, tras la llegada de los españoles a nuestro territorio.

En este espacio se presentan algunos diseños en tejidos mayas que simbolizan elementos cosmológicos de esta cultura.



Glosario

Bordado: Técnica decorativa hecha en tela con aguja e hilo para formar puntadas con las que se crean diseños, sea con las manos, la máquina de coser o la computadora en una variedad sorprendente de tejidos y prendas de muchas comunidades indígenas de Guatemala. Usualmente se emplea para rematar las orillas de los cuellos y de las bocamangas de los huipiles por ejemplo o como un elemento llamativo, conocido como randa o ranta. En el país suele confundirse con el brocado, especialmente entre las tejedoras (Adaptado de Senuk, s. f., p. 332; Knoke y Senuk, 2010, p. 111; Knoke y Miralbés, 2003, p. 42).

Brocado: Técnica decorativa con la cual se forman diseños con tramas suplementarias o adicionales, generalmente de trama, que se introducen a los hilos de la trama básica, a medida que se teje la tela en el telar de cintura, de pie, de faja, de cinta o de otra clase (adaptado de Knoke y Miralbés, 2003, p. 42). También designa a los diseños o figuras que la tejedora o el tejedor hace con dichas tramas suplementarias durante el proceso de elaboración del tejido. (Senuk, s. f.).

Cofradía: Hermandad religiosa del culto maya católico, tradicionalmente formada por hombres y mujeres casados, que venera a un santo patrono, basada en un sistema de cargos organizados jerárquicamente, tal como se les describe en la literatura antropológica. activas. Los integrantes de la cofradía suelen diferenciarse de los demás por las prendas distintivas que visten y que suelen denotar el cargo que ocupan en la jerarquía de la organización. (Museo Comunitario Rabinal Achi, 2004, p. 11; Senuk, s.f., p. 331; Knoke y Gutiérrez, s. f., p. 2).

Gasa: Técnica en la que el lizo se coloca en forma diferente que al tejer la técnica de tejido llano (vea tejido llano). Consiste en aparear y retorcer dos hilos de la urdimbre, por lo que los hilos de la trama quedan más separados entre sí al tejerlos, obteniendo una tela de malla con amplios espacios en medio del tejido. Puede asemejarse al encaje. Esta técnica se usa en lugares como Cobán y San Juan Chamelco, Alta Verapaz y puede tejerse en el telar de cintura o de pie, con o sin brocados de trama suplementaria (Knoke y Senuk, 2010, pp.111-112). TT

Hilos mercerizados: Procedimiento por medio del cual se tratan los hilos y los tejidos de algodón con una solución de sosa cáustica que los hace brillantes (DRAE), en contraste con los hilos de algodón no mercerizados

Jaspe: Compleja técnica de teñido en reserva para crear diseños decorativos en la tela. Se realiza a partir de las madejas de hilos, a las cuales se les reservan segmentos fuertemente atados con cordones para evitar que el tinte penetre en esos espacios reservados, que servirán después para hacer las figuras. Los amarres se retiran después de teñir las madejas, por lo que quedan secciones sin teñir que conservan su color original y que el tejedor o la tejedora selecciona para ir formando los diseños a medida que los teje en el telar de pie o de cintura (veaikat) (Knoke y Gutiérrez, s. f., p. 5; adaptado de Knoke y Miralbés, 2003, p. 43).

Lana: «Pelo de las ovejas y de otros animales, que se hila y sirve para tejer» (DRAE). Tela tejida con esta fibra natural, traída por los españoles a Guatemala. (Knoke y Gutiérrez, s. f., p. 5).

Lienzo: Tela que forma parte de un tejido o de una prenda, que se teje en el telar de cintura o de pedales y que después se le une para confeccionar huipiles, sean de uno, dos o tres lienzos; sobrehuipiles; camisas; pantalones; paños o su’ts; etc. Tela de algodón, cáñamo o lino traída por mercaderes españoles de la Nueva España (México) en el siglo XVI (Arriola,1958, Tomo II, p. 2566, citado en Knoke, 1992, p. 62).

Morga: Corte o falda que usan las mujeres de ciertos poblados; se caracteriza porque la tela de base es azul o negra y porque algunas presentan rayas blancas horizontales o verticales o ambas, de modo que forman rayas cuadriculadas, de acuerdo con el estilo distintivo de cada lugar donde se conserva su uso. Usualmente se tejen en el telar de pedales, con hilo grueso. En muchos lugares han caído en desuso. Su nombre procede del apellido del artesano que empezó a fabricarlos, José Tereso Morga, quien vivió a finales del siglo XIX (Knoke y Gutiérrez, s. f., p. 6; Contreras, 1996, p. 601). TT

Morral: Bolsa que usualmente se cuelgan del hombro hombres indígenas, aunque hay lugares en los que también la usan las mujeres. Puede ser sencilla o compleja y a veces incluye palabras o inscripciones. Se elabora de lana, algodón, acrílico o maguey con varias técnicas, dependiendo del lugar de origen: ganchillo, dos agujas, entrelazado (‘looping’), macramé, o tejida en el telar de cintura. Sirve para guardar dinero, documentos, comida, cigarros u otros objetos. (Senuk, s. f., p. 334; Knoke y Miralbés, 2003, p. 43).

Motivo: Diseño figurativo: zoomorfo, fitomorfo o antropomorfo, o geométrico que se teje, borda o aplica a un tejido (Knoke y Senuk, 2010, p. 112).

Randa: «Bordado decorativo hecho a mano con el que se unen las orillas de los lienzos de huipiles, cortes o faldas y su’ts o paños de usos múltiples» (Knoke y Senuk, 2010, p. 112; Knoke y Miralbés, 2003, 43).

Ranta: Nombre que se le da a la randa en Quetzaltenango, Quetzaltenango. (Knoke y Senuk, 2010, p. 113).

Rayón: «Filamento textil obtenido artificialmente y cuyas propiedades son parecidas a las de la seda» (DRAE); por ello y por su menor costo, se popularizó en varias comunidades textiles indígenas de Guatemala, quizás desde la década de 1920. En el país se le conoce con nombres populares como seda artificial o «artisela,» entre otros (Senuk, 2020, comunicación personal).

Seda: «Líquido viscoso segregado por ciertas glándulas de algunos artrópodos, como las orugas
y las arañas, que sale del cuerpo por orificios muy pequeños y se solidifica en 
contacto con el aire formando hilos finísimos y flexibles. Hilo formado con hebras muy finas, que se utiliza para coser o tejer» (DRAE). En Guatemala se le usó como fibra de prestigio para ornamentar prendas como huipiles, sobrehuipiles y camisas, entre otras, por medio del bordado y del brocado de trama suplementaria, por ejemplo.

Su’t: (Kaqchikel, K’iche’, Tz’utujil, Ixil, Poqomam): Paño de usos múltiples que suele ser cuadrado o rectangular y que varía, de acuerdo con la tradición de cada comunidad, en tamaño, tipo de decoración y uso que se le dé, sea cotidiano, festivo o ceremonial. Sirve para cargar niños, llevar las compras del mercado, cubrirse la cabeza, los brazos, o los hombros y protegerse del sol. Los cofrades lo visten o lo usan para sostener objetos rituales e imágenes sagradas, envolver el pan y cubrir las mesas, entre otros. Algunos están formados por un solo lienzo, otros por uno cortado en dos o por dos lienzos, ambos unidos por medio de una randa o sencilla costura decorativa que se le borda a mano. Hombres y mujeres los usan, diferenciándose unos de otros. (Knoke y Senuk, 2010, p. 113).

Tapicería: Tejido llano con cara de trama en que las tramas discontinuas recorren independientemente su área de tejido y con las cuales se cubre totalmente la urdimbre para crear diseños o escenas (Senuk, s. f., p. 335; Miralbés y Mayén, 1991, p. 109).

Telar de cintura: Instrumento portátil de origen prehispánico compuesto por un mínimo de siete palitos, y por eso también se le llama ‘telar de palitos’ o ‘telar de cadera.’ Sirve para tejer a mano lienzos con los que se confeccionan huipiles, diversos tipos de su’ts o paños multiusos, servilletas, camisas, pantalones, o fajas y cintas para la cabeza, entre otros. Es fácil de enrollar, transportar y almacenar. El peso del cuerpo de la tejedora mantiene la tensión necesaria en la urdimbre para tejer. Usualmente, el ancho del tejido está determinado por el ancho del brazo de la tejedora y su habilidad para pasar los hilos de la trama a través de la calada (Senuk, s. f., p. 329; Knoke y Gutiérrez, s. f., p. 8).

Telar de pie o de pedales: «Instrumento de origen europeo que sirve para tejer, el cual se opera con los pies por medio de pedales y sirve para elaborar prendas como huipiles, tela
para cortes o faldas y delantales, perrajes, entre otras» (Knoke y Gutiérrez, s. f., p. 8).

Tocado: Prenda con la cual se cubren la cabeza hombres y mujeres indígenas, tal como el sombrero, el velo, el su’t, la cinta, el cordón, el tocoyal, el listón, u otros adornos o tipo de peinados.

Trama: «Hilos horizontales que se cruzan con una bobina a través de los hilos de la urdimbre para formar la estructura de una tela.» (Knoke y Senuk, 2010, p. 113). Los hilos de trama en la tejeduría maya de Guatemala, especialmente en el telar de cintura, usualmente no agregan mucho en términos de diseño del tejido final.

Tramas suplementarias: «Tramas adicionales que se usan durante el proceso de tejer» (Miralbés y Mayén, 1991, p. 109).

Urdimbre/urdiembre: Conjunto de hilos que se colocan paralelamente en el telar para formar la tela (Miralbés y Mayén,1991, p. 110). Cuando se prepara un telar, sin importar la clase de telar que sea, los hilos de la urdimbre siempre se ponen primero. El ancho del tejido terminado está determinado por la urdimbre, así como lo está su
largo.

La información sobre indumentaria maya tradicional presentada en esta serie depende de la temporalidad y contexto de los documentos y personas consultadas por el Museo Ixchel del Traje Indígena. En la tradición textil maya influyen elementos como tendencias de cada comunidad y del gusto personal de los portadores y creadores de esta tradición. En algunos atuendos, los datos resultaron ser escasos o poco precisos.

Fuentes consultadas: La indumentaria y el tejido mayas a través del tiempo, de Linda Asturias y Dina Fernández (1992); Indumentaria maya milenaria, de Lina Barrios y coautoras (2016), y reportaje publicado en Prensa Libre en el 2011. 

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.