Grupos de fanáticos con camisetas negras estampadas con la imagen de la banda británica pasaron la noche en carpas o durmiendo en las aceras a la espera de que suenen los primeros acordes hacia las 20H30 locales (18.30 en Guatemala).
“No pudimos ser de los primeros, pero desde este lugar no nos vamos a perder ningún detalle”, dijo Swnien Morera, 27 años, de pelo y uñas azules.
Morera se aseguró un lugar cercano al escenario, detrás del área reservada a los invitados. “Esperamos muchas cosas nuevas, muchas sensaciones nuevas”, añadió.
Un fuerte dispositivo de seguridad policial garantiza la tranquilidad del concierto, donde rige una prohibición de ingerir bebidas alcohólicas.
Tres días después de la también histórica visita a Cuba del presidente estadounidense Barack Obama, la banda británica, que cierra en la isla su gira América Latina Olé, hará vibrar a golpe de decibelios la Ciudad Deportiva, inaugurada antes de la revolución de Fidel Castro en 1959.
Pese a la ausencia de promoción publicitaria, salvo por su mención en la prensa estatal, se estima que al menos medio millón de personas desborden el complejo.
El país de la salsa, la trova y el son se preparó durante semanas para que sus “majestades satánicas” tocaran el Viernes Santo con un escenario de 80 metros de largo y 10 pantallas gigantes.
Los Rolling Stones sellarán a lo grande la reconciliación de Cuba con el rock.
“Este concierto va a ser bueno porque se va a comprender definitivamente que el rock no era la música del enemigo. Las revoluciones no tienen que ser cerradas” , comentó a la AFP Marco Antonio Morales, un profesor universitario de México, de 42 años.
Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts y Ronnie Wood aterrizaron el jueves en la isla y prometieron un espectáculo especial. “Hola Cuba”, escribieron en su cuenta de Twitter.
¡Hola Cuba! The Stones have arrived in Habana!
Free concert tomorrow at Ciudad Deportiva de la Habana#StonesCuba pic.twitter.com/eqpCiSm8cc— The Rolling Stones (@RollingStones) March 25, 2016
Tuit de los Rolling Stones publicado a su llegada a Cuba, el jueves pasado.
Drogas y pelo largo
Nunca hubo un decreto que prohibiera explícitamente el rock, pero la música “del enemigo” fue prohibida durante años por el régimen de Fidel Castro.
Imitar la vestimenta o la melena de los ídolos era considerado un “problema idelógico”.
Los cubanos recuerdan cómo en esa época escuchaban a los Beatles o a los Rolling Stones en la intimidad de sus cuartos en placas metálicas en forma de vinilos o cintas magnetofónicas que intercambiaban a escondidas.
“El rock and roll se asociaba al pelo largo, a las drogas, a ese tipo de ropa, era mal visto. Y se vinculaba con Estados Unidos, no importaba si la música venía de Gran Bretaña o de Australia, era en inglés y por tanto era malo”, recuerda Eddie Escobar, de 45 años y fundador del Submarino Amarillo, uno de los pocos bares de la capital cubana dedicados al rock.
A partir de la década de 1980, este género musical comenzó a ser tolerado hasta que logró imponerse en los medios del Estado. Algunos artistas estadounidenses fueron entonces autorizados a pasarse en la isla.
Pero el arribo de los Rolling Stones supera con creces cualquier precedente, por la importancia de la banda y la concurrencia esperada.
Los Rolling Stones pioneros
En 1979, después de la distensión orquestada por los presidentes Fidel Castro y Jimmy Carter, Billy Joel y Kris Kristofferson hicieron historia en el Festival Havana Jam, pero aquellos tres días de conciertos quedaron reservados a los interiores del teatro Karl Marx (5.000 butacas) y fueron por invitación.
En 2005, el grupo estadounidense Audioslave, compuesto por miembros de las bandas “grunge” Soundgarden y Rage Against The Machine, congregaron a varias decenas de miles de personas en la “Tribuna Antiimperialista”, ubicada al lado de la actual embajada de Estados Unidos en La Habana.
Cuatro años después, en esa misma plaza, Kool and The Gang puso a bailar a cientos de miles de cubanos con un concierto excepcional.
“Hemos esperado este momento por mucho tiempo y la emoción nos desborda, es algo extraordinario, histórico, para que otras bandas de la envergadura de los Stones vengan a Cuba”, dijo José Albero Espinosa, de 30 años, contento de tener ya un buen lugar para el espectáculo.
Satisfaction es uno de los temas más conocidos de los Rolling Stones.