Escenario

Resguarda tradición textil en huipiles en miniatura

 125 huipiles de  12 x 15 centímetros, cada uno, bordó en cinco años, Olga Arriola de Geng, para preservar diseños de tejidos  mayas.

La réplica del huipil de cofradía de Santa María Nebaj, Quiché, es una de las piezas elaboradas por la investigadora Olga Arriola de Geng.( Foto Prensa Libre: Edwin Castro)

La réplica del huipil de cofradía de Santa María Nebaj, Quiché, es una de las piezas elaboradas por la investigadora Olga Arriola de Geng.( Foto Prensa Libre: Edwin Castro)

“Huipilitos”, llama a su colección de indumentaria femenina maya, a escala, la investigadora Olga Arriola de Geng, la cual elaboró entre 1980-85 en Arizona, Estados Unidos  y Guatemala,  “en su tiempo libre”.

Arriola  admira los textiles mayas,  por lo que se interesó en  investigar sus técnicas de elaboración, origen  y diseño, cuyos resultados ha registrado en tres libros, dos publicados y uno inédito.

Los “huipilitos”, representativos de 82 municipios y 13 grupos étnicos de Guatemala, están fabricados con tela de telar de cintura y bordados con lustrina francesa e inglesa. “Reproduje fielmente cada símbolo, uno a uno, en forma y colores, sin lupa, cuando aún tenía muy buena  vista”, dijo Arriola.

Ancestral

Arriola describe el huipil maya como una prenda de origen precolombino usado hasta nuestros días oor las mujeres indígenas de Guatemala.  Lo forman varios lienzos rectangulares elaborados en telar de cintura y posteriormente en telar de pie, de origen europeo. Antes de la llegada de los españoles los huipiles tenían poco decorado y bordado, eran blancos, de algodón y con figuras estampadas pintadas con tintes vegetales.

Diferentes

“Los diseños de los huipiles han cambiado muchísimo en las últimas décadas, por influencia de  la  moda, criterios culturales, precio de las prendas y porque  las mujeres ahoran tejen menos, se dedican a otras tareas”, explicó Arriola.

Arriola destaca que el huipil es diferente a la blusa, ésta de origen europeo, que se elabora por partes qu incluyen, frente,  espalda, mangas, cuello y adornos de encajes.  La blusa fue adoptada por las mujeres indígenas de Guatemala en la década de 1960,  por ser más baratas y les agregaron bordados.

todos estos factores conceden más valor a estos pequeños tesoros textiles, que ahora son testimonio de la vestimenta maya  de finales del siglo XX.

Dos mundos

Para Arriola, el decorado del huipil es  una mezcla de conceptos de la cosmovisión maya y diseños hispano-moriscos y europeos, de los siglos XVI a XVIII.

Un símbolo antiguo de mucho prestigio es el Rupán Plato, presente en el huipil de cofradía de San Juan Comalapa, Chimaltenango. En forma de rombo, ésta figura representa un recipiente ritual que en el siglo XII, en el periodo postclásico usaban los maya para ofrendar a sus deidades en ceremonias del año nuevo maya.  Hoy es un plato en que los cofrades llevan ofrenda de fruta y pan a la iglesia.

Por otro lado, artesanos procedentes de  Sevilla, Aragón, Zamora y Castilla, España, trajeron a la actual Guatemala, figuras como el árbol de la vida, que se observa en color morado, en el huipil ceremonial de San Pedro Sacatepéquez, Guatemala, que era conocido como “Hom”, en el arte hispano-musulmán del  siglo XII.

El  huipil de Chuarrancho, contiene en el pecho, la parte principal de la pieza, un águila bicéfala, igual a la usada en Palma de Mallorca, como  emblema de los tejedores.

Conózcalos

Una selección de “Huipilitos”, de Olga Arriola de Geng, se exhibe en la sala de audiovisuales, del Museo Ixchel del Traje Indígena, zona  10. Campo Central de la Universidad Francisco Marroquín (UFM). Visitar de lunes a viernes, de 9 a 17 horas. Sábado, de 9 a 13 horas. Admisión: adultos, Q35; estudiantes universitarios (con carné vigente) Q15 y niños: Q10.

(Foto Prensa Libre: Edwin Castro)

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