Forman parte de las rosáceas y pertenecen al género Prunus; originarios de la China. Son familiares del durazno, fresa, manzana y pera, indica el ingeniero Francisco Vásquez de la Facultad de Agronomía de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Suaves y carnosos
Los melocotones (Prunus persica) resultan apetecibles con sólo verlos. Algunos tienen la piel lisa o vellosa, y sus colores van del verde suave y amarillo hasta el rojizo y el púrpura; crecen en clima templado. También son conocidos como deciduos (porque caen sus hojas en la época fría). Son fuente de fibra y contienen vitaminas C y A.
Están comprendidos entre los frutales que fueron introducidos a Guatemala después de la conquista, en el período colonial. Se producen en Sacatepéquez, San Marcos, Huehuetenango, Totonicapán, Sololá y Quetzaltenango. Su cultivo se encuentra difundido en todo el mundo, pero la producción principal se localiza en Europa. Como grandes productores encontramos a: Italia, Estados Unidos, España, Grecia, Francia, China, Rusia, Turquía, Chile, Argentina, Japón, México y Sudáfrica.
Características
Existe mucha variabilidad genética en los melocotones sembrados en el país. Crecen en un árbol robusto y su vida útil económica es de más o menos 20 años. Su tronco es medianamente grueso, con corteza de color pardo que se desprende en láminas.
Sus ramas jóvenes tienen un color verde que a medida que envejecen se vuelven rojizas, hasta adquirir el color pardusco, según el Manual del Cultivo del Melocotón del Proyecto Desarrollo de la Fruticultura y Agroindustria del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación.
Variedad
Estos frutos pueden clasificarse según la vellosidad de la piel, la adherencia de la semilla a la pulpa y el color. Respecto a la piel, todos la tienen con pelusa, excepto la nectarina, que es lisa. La pulpa está adherida a la semilla en los duraznos criollos y melocotones, no así los priscos, son pequeños, dulces y fáciles de partir, muy apetecidos en almíbar. En cuanto al color, los hay de pulpa amarilla, blanca y rojiza (color que se encuentra cercano al hueso), llamados comúnmente de corazón colorado.
Ciruelas
El ingeniero Vásquez asegura que las especies que se cultivan de este fruto son Prunus doméstica, de origen europeo, y Prunus salicina, de producción nacional, (que necesita menos horas de hibernación).
Este fruto también fue introducido a América después de la colonización. En Guatemala se cultiva, sobre todo, en Chimaltenango, Quetzaltenango y Sololá.
Pueden consumirse crudas, en jugo, dulce o mermelada. Las frutas frescas, por contener más agua, dan mayor sensación de saciedad, mientras que las deshidratadas, al tener concentrados los nutrimentos, aportan más calorías. Su consumo en exceso puede ocasionar indigestión o diarrea.
Las ciruelas son ricas en vitamina C, fibra, carbohidratos y sustancias antioxidantes que contribuyen a prevenir el envejecimiento de las células del organismo.
El árbol llega a medir de 8 a 10 metros de alto; sus hojas pueden ser rojas o verdes y es sembrado con más frecuencia en huertos que en plantaciones extensas. Las ciruelas varían en forma, tamaño y color: las hay verdes, negras, púrpuras, rojas, azules y amarillas, mientras que la carnaza puede ser de color rojo, ámbar o amarillo, refiere Vásquez.
Receta: Ciruela seca con linaza
Cuando el fruto está seco o deshidratado, ayuda a prevenir el estreñimiento al mejorar el tránsito intestinal (función que es atribuida, principalmente por su contenido de fibra).
La naturópata Leticia Rodríguez, de la clínica Hunab-Ku sugiere preparar una bebida con este fruto para evitar o contrarrestar problemas de estreñimiento. Para tal efecto, deje remojar en dos litros de agua pura y durante una noche, cuatro ciruelas secas, y agregue una cucharada de linaza.
Por la mañana, sin semillas licúe los ingredientes lo suficiente y beba una taza durante siete días consecutivos.
Esta también le ayudará a revitalizar la circulación de la sangre; además es un laxante de primera si la toma durante siete días seguidos, en ayunas.