Vida

Jorge Mazariegos

Si se habla de paisaje, uno de los más importantes artistas es Jorge Mazariegos Rodríguez.

Este pintor, originario de San Marcos, ha sabido mantenerse fiel a una vocación y un tema que vive con gran entusiasmo ante la tela. La suya, dice, es una temática muy nacionalista, de la que ya ha pintado unos cuatro mil cuadros, incluidos algunos de 6 x 10 metros y miniaturas de un centímetro.

Obras suyas forman parte de colecciones como las de George Bush, la reina Sofía y el príncipe Felipe de Borbón, y de coleccionistas particulares de Alemania, Brasil, Canadá, Argentina.

¿Qué lo ha hecho mantenerse fiel al paisaje?

?A pesar de que yo estuve estudiando en España, en épocas de bastante influencia de los movimientos plásticos europeos, los conocí, los practiqué, pero las raíces mías siempre han sido un tipo de pintura realista y, en el realismo yo encontré la inspiración en el paisaje y en el colorido de nuestros trajes y la atmósfera que se siente. Mis temas son variados, tengo la Antigua, ríos, veredas, de todo manejo en ese sentido, pero principalmente quise mantener el paisaje del Altiplano, creo que por los mismos orígenes de por allá.

?Antes de tener contacto con la pintura guatemalteca en sí, me refiero a la capitalina, yo desconocía realmente porque allá (en San Marcos) se estaba muy marginado del movimiento plástico. Crear arte en provincia hace unos 30 años era sólo un sueño?.

¿Cómo fueron esos primeros cuadros?

?Yo creo que es el grado de sensibilidad con que se nace. Uno admira la belleza y en cierto momento la quiere expresar. Yo sentía que si me gustaba la punta del volcán Tacaná, pues la hacía, y yo miraba que se parecía, y si miraba el perfil de un perrito, lo iba sacando. Sentía bonito hacerlo y poco a poco fui creando más complejos mis elementos y comencé a variarlos y a usar temas; por ejemplo, yo pintaba los lustradores, los albañiles, personas que yo conocía en el medio y claro, todo nuestro paisaje está lleno de movimiento, de ritmos. Yo sentí que estaba creando canciones con color, poemas con color. Si usted los analiza verá que mis cuadros guardan una poesía romántica. Yo no pinto cuadros de choque, sino más que todo de paz.

?Como no se nace con todo el conocimiento plástico, tuve que emigrar a estudiar, dejando empleo y todo. Vine a sacar un bachillerato en Arte aquí, me metí después a la Universidad Mariano Gálvez a sacar un profesorado en Artes Plásticas y tuve la oportunidad de irme a España. Allá estuve en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando?.

¿Cómo fue esa experiencia?

?La primera etapa que hice fue con beca, por suerte, porque el Ministerio de Asuntos Exteriores de España me la dio. Lo que hice fue, con estos portafolios, me aboqué al Ministerio de Asuntos Exteriores de aquí, y los mandaron a Francia, España e Italia y me dijeron que sí. Por ventaja del idioma escogí España. Estuve del 74 al 76, pero después he ido todos los años, porque aprovecho a sacar cursos extras, voy a estudiar a academias privadas retrato, pintura al fresco.?

¿En qué momento decidió quedarse haciendo sólo paisaje?

?Creo que a veces tiene mucho que ver la oferta y la demanda. Me llegué a identificar como paisajista y al principio se tiene que trabajar de encargo, pero era una manera de poder pintar. Después pinto lo que yo quiera, lo que a mí me gusta.

?Ahora casi no hago encargo, no lo hago. Mantengo toda mi producción de lo que yo siento; hay épocas en que me pongo a dibujar cantidades de paisajes y allí mantengo guardadas todas mis telas.

?Yo salía a pintar mucho, era mi vida estar pintado afuera, pero tuve buenos sustos, me pusieron metralleta en la espalda, me robaron todo, me daba miedo; pero como en la mente ya tenía todos los elementos para poder trabajar aquí en el estudio, hago un apunte rápido y ya lo compongo a mi manera?.

Como paisajista ¿cómo se siente dentro del movimiento de la plástica guatemalteca?

?En este sentido yo siento que hay ciertos grupos de críticos que quieren encasillar el movimiento plástico de Guatemala con influencias extranjeras de pinturas de expresionistas, las instalaciones, la pintura conceptual. Todo este montón de terminología que usan en un sentido más ético -porque no creo que sea tan estético- entra más al campo filosófico.

Yo siento que al paisaje como que ellos dicen es otra cosa, la pintura de ahora es intelectual, así lo encasillan. Conozco cantidades de obras modernas y sé qué obra es auténtica y se le puede considerar innovadora del tiempo, y cuáles son simples copias de lo que han hecho en otras partes y las quieren medio hacer como que son modernas. En ese sentido yo veo que mi pintura es muy sincera: yo hago lo que siento.

?Yo admiro toda la obra contemporánea y digo: ?Todo está hecho. ¡qué voy a inventar ahorita!? Y esos comentarios los tuve de mis maestros cuando estudiaba artes plásticas aquí, y que sabían que estuve en Europa. Y se preguntaban por qué no vine pintando como allá, por qué seguí con lo de aquí. Muchos me han dicho: ?¿Por qué no hacés pintura de protesta?

Estamos pasando crisis!? Si alguien quiere verlo de esa manera dirá: ?¡Qué pobreza la que hay en Guatemala!? Otro dirá: ?Hay anatomía, la expresión de manos, de ojos?. Cada quien tiene una manera de ver las cosas, allí sí es difícil ponerse de acuerdo.

Vienen críticos que quieren crear reacciones de choque, creen que el paisaje ya pasó de moda, la pintura realista; pero el paisaje ha estado desde que apareció el hombre y va a seguir, porque yo frecuento mucho actividades artísticas de otros países y el paisaje siempre está, siempre ha estado y, lo más curioso, es que en exposiciones grandes es lo que más se vende?.

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