La gastronomía de Cuaresma es una de las más ricas. En casa se acostumbra disfrutar las diferentes preparaciones con la carne de pescado, especialmente los viernes, y en la Semana Mayor se acompañan con garbanzos en dulce.
Mientras que fuera del hogar se aprovecha toda una dulzura de productos artesanales, como los churros, papalinas, poporopos, dulces típicos y refrescos tropicales.
Además, muchas cocineras preparan empanadas que venden durante el recorrido procesional. También están las hojuelas de maíz con miel, similares a las que hacen los árabes (llamadas ?blaclaba?), que son tortas de harina delgadas bañada en miel.
Historia
Estas comidas son heredadas de las culturas árabe y española que poseen un desarrollo amplio en el manejo del dulce.
La mayoría de los platillos de la época cuaresmal tomó auge en 1565, cuando el Concilio de Trento, que regía toda la vida litúrgica hasta la común de los hombres, prohibía consumir carnes, a excepción de las aves y pescados, indica el licenciado Celso Lara, del Centro de Estudios Folclóricos de la Universidad de San Carlos, CEFOL.
Bebidas
Junto a la tradición se suman las bebidas tropicales, como la horchata, rosa de jamaica, tamarindo o refrescos de la fruta de temporada. Por ejemplo el jocote marañón y el chilacayote son ricas en vitaminas y minerales, asegura la nutricionista Iris Cotto Leiva, del Centro de Asesoría en alimentación y nutrición de la USAC.
También está el agua de coco, que es muy saludable por ser rica en calcio: importante para el fortalecimiento de los huesos.
Súchiles
No puede faltar el refresco tradicional de súchiles (fermentación de piña, jocote marañón, cereales y panela), y aunque su aporte es principalmente calórico, resulta muy codiciado cuando las temperaturas suben. ?Ya desde el siglo XVIII era mencionada por el cronista Tomás Gage?, agrega Lara.
Esta bebida se utilizaba esencialmente para refrescar a los feligreses y cucuruchos durante los grandes calores de Semana Santa. Luego, por la fermentación, fue considerada una bebida clandestina, que se tomaba en peregrinaciones que se hacían en la madrugada, en la Antigua Guatemala.
Cotto explica que al llevar esta bebida un proceso de fermentación, el contenido de calorías aumenta, por ello es importante no consumirla en exceso.
Sus ingredientes varían. Las cocineras aprovechan fermentar las frutas que tienen a la mano: jocote, piña o nance. Doña María Cristina de León Santa Cruz, del municipio de Chinautla, suele prepararlo con maíz amarillo, cebada, anís, pimienta gorda, panela, cáscara de una piña, jengibre y canela. Hace más de 50 años una señora de esta población, llamada Juanita, vendía este fresco con pan de manteca y francés. Lo hacía en una tinaja de barro para que permaneciera frío.
Nutrición
Cotto, señala que la mayoría de estos alimentos son ricos en carbohidratos, tanto harinas como azúcares, los cuales proporcionan energía. Algunos, pueden aportar proteína (leche, manjar, carne) y grasas (frituras).
El aceite no se debe reciclar demasiado, de lo contrario puede ser dañino para la salud del consumidor.
Prevención
Las personas diabéticas o hipertensas deben evitar los alimentos ricos en azúcar y grasa.
Los mejores refrescos son los que se preparan en casa. Antes de comprar la fruta para hacerlos, observe que no esté dañada, con la pie desgarrada, picada, mancha y olor desagradable.
Escoja la fruta que tiene la pulpa firme y no se deje llevar por el tamaño, ya que éste no es necesariamente indicador de su calidad o buen sabor, según el Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá, INCAP.
Si compra las bebidas en la calle, verifique la procedencia del agua y la higiene del lugar.
Verifique la higiene del lugar donde compre los alimentos.
Al adquirir los productos, consúmalos de inmediato.