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Lagartija Abronia Anzuetoi es vista en el Volcán de Agua después de 50 años

Una lagartija que no era vista en 50 años aparece en el Volcán de Agua y su hallazgo fortuito demuestra que su hábitat está en peligro.

Abronia anzuetoi se conocían aspectos básicos y este redescrubrimiento ha permitido verla en su estado natural.  Una hembra  hallada en tiempos recientes es 4 mm más larga que la antes descrita.  (Foto Prensa Libre: Juan Diego González)
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Abronia anzuetoi se conocían aspectos básicos y este redescrubrimiento ha permitido verla en su estado natural. Una hembra hallada en tiempos recientes es 4 mm más larga que la antes descrita. (Foto Prensa Libre: Juan Diego González) Juan Diego Gonz‡lez. 120922

En Guatemala existen cerca de 12 tipos de lagartijas de la familia de las Abronias, de las cuales ocho son endémicas del país y entre ellas la conocida como Abronia anzuetoi, que no era vista desde hace casi medio siglo. Esta especie es endémica del Volcán de Agua, una zona rica en naturaleza pero que también peligra a causa de la tala, los cazadores y otras prácticas como la siembra en zonas prohibidas que ponen en riesgo su hábitat.

El coloso está situado entre los departamentos de Escuintla, Sacatepéquez y Guatemala y tiene una altura de 3,766 msnm.

El ver otra vez la especie ha sido un hallazgo impactante en el que subyace una historia de trabajo y esfuerzo de educación ambiental.

Gabriel Reyes, fundador del proyecto educativo Los bichos de Diana, ubicado en Ciudad Vieja, Sacatepéquez, ha buscado a través de su proyecto que las personas reconozcan los valores naturales del área y con frecuencia hace recorridos para registrar su fauna, así como para orientar a los pobladores sobre el cuidado de las mismas. Además, cuenta con un herpetario abierto al público con cita para mostrar algunas especies que se han rescatado, que van desde tortugas hasta serpientes venenosas y no venenosas. Una oportunidad para que las familias, estudiantes y turistas aprendan más de estas temáticas.

“Con este proyecto quiero enseñarle a mi hija Diana de 14 años el valor de cuidar la naturaleza, amarla y protegerla”, agrega. Los reptiles y anfibios ha sido parte de su trabajo durante más de dos décadas.

Comenzó con sus hermanos en esta travesía para aprender sobre oficios y le fue contando a la comunidad sobre ellos y por no se les debe matar. “Mi papá, Juan Reyes, nos enseñó que estos animales comían roedores y eran importantes en su cultivo. Él estudió hasta primero primaria y eso bastó para que entendiera y tuviese un criterio amplio sobre la conservación. En la actualidad algunas personas llegan a tener estudios amplios y se esperaría que esto les prepare para ver la luz, pero no siempre es así”, lamenta.

Diana Reyes y Gabriel Reyes, del proyecto ambiental y educativo Los Bichos de Diana.   En una visita del proyecto al Volcán de Agua fue vista la lagartija Abronia Anzuetoi después de 50 años.

 

La llegada de Abronia Anzuetoi

“Desde el 2000 queríamos encontrar este organismo para tener argumentos más fuertes y que las autoridades reconozcan la importancia de conservación del bosque”, comparte.

“Abronia anzuetoi viene a ser una bandera más para la educación. Queremos que la comunidad reconozca que es primordial involucrarse en la conservación de este lugar donde hay agua abundante gracias al bosque”, dice.

Reyes fue quien reportó este redescrubrimiento de la especie, de la cual se tiene poca información todavía. Su nombre nace de su descubridor Roderico Anzueto, naturalista guatemalteco que recopiló el holotipo o ejemplar que ha permitido su reconocimiento entre los expertos.

Cuando confirmó su hallazgo se acercó a los investigadores Daniel Ariano y José Monzón, del Centro de Estudios Ambientales y Biodiversidad de la Universidad del Valle de Guatemala, con quienes prepara un documento científico que pronto será presentado.

Abronia Anzuetoi es una lagartija endémica del Volcán de Agua. Esta es una de las primeras imágenes tomadas por Gabriel Reyes, de Los bichos de Diana. (Foto Prensa Libre: cortesía: Gabriel Reyes).

“Tenemos años de monitorear la zona y esto es sorprendente, porque es un organismo que solo existe en el Volcán de Agua y está en grave peligro de extinguirse. Por ello es vital trabajar en mantener su hábitat. La cacería en el volcán es un monstruo gigante”, alerta Reyes.

Santa María de Jesús, Antigua Guatemala, Ciudad Vieja, San Juan Alotenango, Escuintla, El Rodeo y Palín tienen territorio municipal y laderas que llegan al hogar de la Abronia anzuetoi, explica Reyes.

 

El biólogo y ecologista Ariano precisa que el primer ejemplar reportado fue en 1964 y el último a principios de la década de 1970.
“Confirmamos con medidas, conteo de escamas y otras características, así confirmamos que es esta especie”, dice el especialista.

Pero la noticia también representa algo más. Ariano puntualiza que hay anfibios y reptiles que pasan décadas sin verse, y después aparecen.

“En el Volcán de Agua hay áreas inaccesibles y podría ser que esto provocara que no se vean con frecuencia, pero también que esta especie que vive en la parte alta de los árboles aparezca cuando pierde el hábitat, así que el redescubrimiento viene con una mala noticia por la deforestación de árboles grandes y demuestra que su hábitat está en grave peligro”, explica.

Esta especie de color verde jade es conocida también como dragoncitos o dragones de árbol.

Ellos habitan en bosques nubosos y suelen caracterizarse por unas espinas en la cabeza.

En general son parte del patrimonio natural del país porque no existen en otra área y son especies que suelen controlar plagas porque se alimentan de insectos.

“No quisiéramos que desapareciera y sea una especie extinta como la del pato poc”, hace ver Ariano.

José Antonio Urbina de Zootropic, conservacionista, comenta que todas los tipos de Abronias están en riesgo de extinción, unas más amenazadas que otras. “Aunque está la pérdida de hábitat como una amenaza, también tenemos el tráfico ilegal de animales, por ser especies raras”, indica.

Urbina expresa que estas especies son únicas y debemos conservarlas porque son tesoros nacionales y nos han hecho parte de los países megadiversos. “Deberíamos estar orgullosos de la biodiversidad, por esa enorme riqueza natural que tenemos”, subraya.

Las zonas en peligro

David Illescas, director de la Región Metropolitana de Áreas Protegidas del Conap, dice que por ahora, como país, lo que ampara a las especies nativas es un acuerdo gubernativo de 1956, que considera los volcanes como zona de veda —prohíbe la captura de los animales para evitar la depredación de los recursos naturales y permitir su reproducción y subsistencia—.

Añade que en el 2014 iniciaron las visitas a los volcanes y en el área se han hecho recorridos de vigilancia, pero todavía falta mucho por hacer. “En el 2014 se encontraron cazadores armados con escopetas y rifles y no sabíamos si estábamos en el área protegida. De ahí en adelante se empezaron a hacer algunas demarcaciones para limitarlo”, recuerda. También aclara que este proceso no está completo y se dialoga con algunas comunidades.

En el 2023, junto con otras instituciones, se buscará implementar el plan operativo, así como evaluar el sistema de áreas protegidas, para registrar los avances.

En el área se han encontrado especies como venados de cola blanca, pumas, tigrillos, ocelotes, tepezcuintles, águilas y otras que están en peligro.

Por su parte, Reyes menciona que en papel este acuerdo gubernativo de hace casi 70 años hace intocable el referido volcán, pero no es lo que sucede en la realidad.

Asimismo, hace énfasis en que en lo privado se invita a todas las personas que tienen propiedades cercanas al cono volcánico a tratar de intervenir lo menos posible.

“Es válido cultivar para subsistir, pero debemos entender que estamos en una situación grave de conservación en el planeta y es preciso que busquemos maneras de adoptar mejores prácticas para generar los espacios de estos animales que están amenazados alrededor de nuestros cultivos”, expresa.

“Es preciso exigir al Estado de Guatemala que urge trabajar con los gobiernos municipales por la conservación de todas las zonas verdes que quedan en el país, y el Volcán de Agua es patrimonio natural de todos los guatemaltecos y del mundo, además de que ofrece mucho a las comunidades”, concluye.

A nivel global, el 20 por ciento de las especies de reptiles está en peligro de desaparecer, según la primera evaluación mundial en su tipo publicado en la revista Natura en mayo pasado.

Los reptiles están amenazados por los mismos factores que afectan a otras especies: la agricultura, la tala, el desarrollo urbano y las especies invasoras, aunque el peligro que representa el cambio climático sigue siendo incierto. Los que habitan en los bosques corren más riesgo que los que se encuentran en zonas áridas. Por tal razón está en nuestras manos preservar los espacios naturales.

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