La intervención pública, elaborada por el artista visual Erick Menchú, presenta un mural de aluminio dividido en dos secciones, con un tamaño de 150 metros cada una, y un largo de 50 metros por cada tramo.
Su nombre, Rizoma, evoca un significado que parte de la naturaleza vegetal -pues hace referencia a los tallos subterráneos que crecen de manera horizontal gracias a las raíces emitidas- y que fue transformado a una idea del crecimiento urbano para Menchú.
El realizador cuenta que para conceptualizar el mural se interesó en las raíces y su valor de interconexión que permite entre distintos organismos; mismo que funciona como metáfora para hablar de la Ciudad de Guatemala.
“Siempre he visto la ciudad como un ser orgánico desde varios niveles; crece como un árbol, como musgo, y funciona como un ser vivo con los flujos de personas, vehículos, información, servicios…”, agrega Erick.
Rizoma es una oda a las conexiones. El artista expresa que este mural “describe la manera elegante en que la naturaleza y el hombre resuelven el fluir natural de todas las cosas”.
La pieza, intencionada para decorar el reciente tramo que conecta las distintas zonas alrededor de la zona 12 desde Santa Elisa, es una propuesta surgida desde la Dirección de Educación y Cultura de la Municipalidad de Guatemala.
A mediados de 2020, integrantes de la Dirección invitaron a Menchú y a otros dos artistas nacionales a intervenir los murales.
Hasta la fecha, ha sido el turno del grabador y también arquitecto, quien en un inicio propuso Rizoma como una obra de concreto. No obstante, fue el aluminio lo que terminó por dar soporte y engalanar la propuesta.
Erick narra que a partir de los primeros planos logró imaginar los tallos subterráneos “que crecen indefinidamente y se comunican entre sí“, lo cual le facilitó aterrizar esta propuesta artística. Le tomó dos semanas.
Dicha propuesta da seguimiento a la narrativa visual planteada por Menchú en el mural Cauce, inaugurado en 2019 en una de las fachadas del edificio habitacional Centro Vivo, en zona 1. Rizoma viene a completar un interés personal del artista, basado en la intervención artística en espacios públicos.
El artista con formación arquitectónica cuenta que siempre ha tenido el sueño de crear obras monumentales donde conjuguen los conocimientos técnicos de su carrera y las artes visuales.
“A la vez me motiva dejar un legado; dejar parte de mis ideas a la vista de todos, y poder contribuir al estado emocional y la identidad de todos los ciudadanos”, agrega Erick.
Arte público
Para el artista y también quien fuera integrante del colectivo artístico local La Torana -que propició distintas obras en espacios públicos- la decisión municipal de crear un mural en Santa Elisa es acertada, pues denota su interés por “invertir en arte público de manera permanente“.
Estas manifestaciones, a decir de Menchú, crean identidad ciudadana, a la vez que sensibilizan el diario de quienes ven las obras de arte. “Espero que sea un nuevo ciclo como lo fue el arte en las décadas de los 50 y 60”, dice el realizador, en referencia a proyectos de ingeniería y plástica como el Centro Cívico en zona 1.
Erick remite a una anécdota para hablar de la importancia del arte público:
Durante su paso por La Torana, llevó a cabo junto a los demás integrantes -entre ellos, los artistas Josué Romero, Marlov Barrios, Plinio Villagrán y Norman Morales- el mural “Serpiente y Acueducto” (en la parte exterior occidental del zoológico La Aurora); un impresionante mosaico que evoca pasajes precoloniales.
Luego de finalizarlo, Menchú asegura que el mural “no le era indiferente a nadie”. Muchos se preguntaban qué significaba, a otros les parecía sorprendente como se colocaron las piezas, y así, todos tenían algo qué opinar o sentir, cuenta el artista.
“Nos dimos cuenta de cómo algo “relativamente simple” puede cambiar el estado de ánimo a cualquier persona. El hecho de cuestionarse qué es, qué significa o tratar de entender el acertijo, es un gran logro”, expresa Menchú.
El realizador
Erick estudió arquitectura en la Universidad de San Carlos de Guatemala y grabado en la academia La Esmeralda (Ciuadad de México). Ha sido reconocido con la Mención Especial del Jurado en el Primer Salón del Grabado. Participó en el IV Bienal Argentina de Gráfica Latinoamericana.
En 2005, obtuvo el segundo lugar en el concurso nacional de Arte en Concreto, y el tercer puesto en el IV certamen del Joven Pintor, de la Alianza Francesa de Guatemala. En 2008, junto a sus colegas de La Torana, ganó el primer lugar en la XVI Bienal de Arte Paiz.
En 2016 se hizo acreedor de la primera mención honorífica en el XVII Festival Arte en Mayo de Fundación Rozas-Botrán. Es cofundador y actual coordinador del Taller Experimental de Gráfica de Guatemala.
En 2019 ganó el premio único del Festival Arte en Mayo de Fundación Rozas-Botrán y el primer lugar para la elaboración del mural en el edificio Centro Vivo, en el Centro Histórico de la ciudad de Guatemala.