Comenzó a hacer teatro formalmente en 1966, en el Gadem, con el maestro Carlos Catanio. Al año siguiente se fue al teatro de la Universidad Popular con el maestro Rubén Morales Monroy.
En 1971 formó parte del grupo Diez, con el cual tenían pensado construir un teatro. Este grupo y la Asociación pro Artes Escénicas hicieron un convenio y utilizaron las instalaciones del Gadem hasta que fueron demolidas en la década del 90.
Mendizábal continuó con su idea de construir una sala. Recurrió a la Municipalidad de Guatemala, pero después de siete años de trámites finalmente le negaron el espacio.
Sin embargo, no desistió. Junto a la Asociación pro Artes Escénicas firmó un contrato con el teatro La Cúpula, donde trabajan desde febrero de este año.
Actualmente está trabajando en un proyecto denominado ?Taller del teatro Nuevo Gadem?.
¿En qué consiste este proyecto?
?Cada generación debe inventar su propio teatro. Nosotros, con el grupo Diez, tuvimos mucho éxito. Creo que en algún sentido innovamos el teatro guatemalteco; incluso, escribimos nuestras propias obras, por lo menos tres, y además trasladamos algunas de nuestras experiencias. Lo que queremos es pasar a los jóvenes esas experiencias. No para decirles cómo tienen que hacer las cosas, sino para orientarlos a que miren y enfrenten el hecho teatral con absoluta conciencia.
?Estamos buscando apoyo económico para ayudar a los jóvenes actores y directores. Queremos darles la sala en condiciones económicas muy favorables; además, pretendemos ayudarlos económicamente con la producción y técnicamente con la puesta en escena.
?No es para decirles a los actores y directores jóvenes: ?usted debe hacerlo así?, sino para que afronten el hecho teatral con inteligencia, que hagan su plan de montaje, que nos digan cuál es el tema de la obra, la tesis, la forma.
Afortunadamente, contamos con la ayuda de cuatro grandes maestros y hay otros que también desean ayudarnos. Por ahora le puedo hablar de Jorge Sarmientos, quien nos proporcionará el taller de la música y el sonido. Cristha Mertins nos impartirá un taller sobre movimiento corporal, y habrá otro taller de la forma, que aún no sabemos si lo va a impartir Luis Díaz o Elmar Rojas, además de un taller del color, que también estaría a cargo de ellos.
?Esperamos hacer cuatro montajes durante el año. Como resultado final e inevitable, tendremos una creación literaria propia, porque no podemos seguir montando en Guatemala teatro de fotocopias, y eso es lo que sucede ahora?.
¿Quiénes más colaboran?
?En el proyecto estamos Julio Díaz Aldana, Carlos López Pinto, Juan Pablo Polanco y Joaquín García Cacacho?.
¿Hacia dónde cree usted que va el teatro guatemalteco?
?Hacia donde tiene que ir el teatro: a expresar y criticar a la sociedad en que vivimos. El arte es conciencia de la sociedad. Por eso, los viejos actores tenemos que dejar las tablas a los jóvenes, porque el discurso de este tiempo no es mi discurso, y por eso no tengo el derecho de usurparlo. Pero puedo darles mis conocimientos, porque el teatro también es una técnica, no un regalo de los dioses. Esas son babosadas. El teatro es un trabajo organizado, y mejor si se tiene más conocimiento para ejecutarlo?.
Para usted, ¿qué es el teatro?
?Hay un montón de conceptos, pero a lo largo de los años uno madura sus ideas y entonces regresa a los conceptos elementales que alguna vez desechó por simples. El teatro es un arte complejo, pero rudimentario. Los actores somos medio cantantes, medio bailarines, medio pintores, medio arquitectos, medio ingenieros, somos a medias, por eso somos rudimentarios.
Pero eso no quiere decir que las cosas se hagan mal. Al contrario, creo que la forma artística es un privilegio del hombre, y mientras la cultive, tiene esperanzas de vivir decentemente?.
¿Qué personaje le ha gustado representar más?
?Pues la verdad, es que es igual que con mis hijos: ninguno. Todos me gustan. Cada cosa que hacemos es el resultado de un acto de amor. La creación es un acto de amor y en todos los rubros y renglones de la vida crear es amar?.
¿A quién considera su maestro?
?El maestro Carlos Catania es un hombre excepcional. Él influyó mucho en mi formación y todavía lo hace hoy, a pesar de que hace 15 años que no lo veo?.
