Datos de la organización señalan que más de la mitad de todas las personas que mueren ahogadas son menores de 25 años, y de esos índices, los más elevados corresponden a niños de entre 1 y 4 años.
La OMS define ahogamiento como “el proceso de sufrir dificultades respiratorias por sumersión/inmersión en un líquido con resultados que cabe clasificar entre: muerte, morbilidad y no morbilidad”. No siempre las personas que se ahogan mueren, pero aun así, se trata de un riesgo que persiste.
En Guatemala, muchos de los ahogamientos son registrados en épocas de descanso cuando las familias viajan al mar, los lagos o las piscinas. Durante las estadías, los niños son la principal población víctima según apunta Mynor Mejía, jefe de la sección de seguridad, higiene y prevención de accidentes y coordinador del cuerpo de salvamento del IGSS.
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Mejía señala que los accidentes pueden atribuirse a razones externas en el entorno. Por ejemplo, alrededor de las piscinas ocurren los accidentes más comunes, entre ellos, deslices en el suelo mojado, por lo que los menores caen al agua asustados y batallan con el hecho de no ahogarse.
En el caso de ahogamientos en el mar, los más frecuentes se deben al arrastre de los alfaques, también al hecho que en varios casos, las personas se van con los menores a puntos no tan concurridos del agua y se alejan dentro la masa, por lo que la corriente puede llevarlos. Otra razón tiene que ver con los oleajes grandes apunta el doctor Mejía.
Causas de ahogamiento
El especialista en seguridad comenta que la causante de esto puede recaer mucho sobre las propias familias y los adultos responsables.
Explica que un factor constante es el consumo de bebidas alcohólicas, que relajan a las personas, por lo que estas no siempre permanecen atentas de los menores. En el peor de los casos, pueden tomar un descanso y perder de vista a los niños de forma más prolongada.
Pero los accidentes de menores en el agua también ocurren desde una leve distracción de segundos que puede ser crucial.
Durante un fin de semana de descanso en el mar, María Fernanda Cancinos y su familia experimentaron algo similar cuando su hija de 2 años y 10 meses -aun utilizando flotadores- sufrió un episodio de ahogamiento en la piscina.
María Fernanda asegura que todo ocurrió en segundos. Luego de haber ingerido unos bocadillos y de haber ingresado a la piscina, su hija estaba en la piscina, pero en cuestión de segundos se estaba ahogando. Corrieron a sacarla del agua, y estando afuera comenzó a vomitar, pero no lograba oxigenar y su piel se empezaba a tornar azul.
Cancinos, que había recibido un curso de primeros auxilios, asistió a la menor. Le realizó varias compresiones, y seguidamente le dio 7 respiraciones con las que la pequeña logró regresar y toser el agua que había tragado.
En ese momento, llegaron los paramédicos. De forma inmediata llevaron a la menor al hospital donde la revisaron. No obstante, allí entró en un estado de shock porque tenía la nariz obstruida. Había sufrido dos minutos de hipoxia, que se explica como una disminución en el flujo de oxígeno hacia el cerebro.
Luego del episodio, logró regresar y respirar. María Fernanda cuenta que en ese momento su hija se sentía desorientada, pero por fortuna había logrado traspasar un umbral que no todos los menores podrían.
De esa cuenta, Cancinos asegura que “hay minutos que cambian la vida”, por lo que es necesario que todos los adultos consideren acciones prehospitalarias, entre ellas, el aprendizaje de los mejores a involucrarse en el agua para asegurar la sobrevivencia.
Otros riesgos comunes
En años recientes, la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor de los Estados Unidos realizó un estudio sobre los ahogamientos en niños menores de 4 años en tres estados de EE. UU. donde abundan las piscinas, y se reveló que en el casi 70% de los ahogamientos, no se tenía contemplado que los niños estuvieran en tiempo de uso de la piscina, sino que resultaban allí.
De esa misma investigación se reveló que el 46% de los niños fueron vistos por última vez dentro de la casa. De acuerdo con Toti Fernández, nadadora experta, paramédico y activista contra ahogamientos en menores, lo anterior podría ser consecuencia de la curiosidad que sienten los menores por conocerlo todo y desplazarse.
“Además de las piscinas, varios casos de ahogamiento pueden darse en cubetas, inodoros o pilas. Los menores pueden tener más riesgo porque los lleva el peso de su cabeza al acercarse a cualquier lugar con agua y se caen”, comparte la especialista.
En cuanto al riesgo de las piscinas, también puede suceder con el uso de flotadores tipo bracitos, alitas, arm o puddle jumpers, los cuales incrementan las posibilidades de ahogamiento, comparte Fernández.
Esto sucede ya que los brazos crean una memoria muscular de posición vertical (contraproducente durante el ahogamiento) y los pies inician patadas de pedaleo, lo cual tampoco funciona para nadar. Se debe recordar que para nadar, el cuerpo siempre debe permanecer horizontal.
Consecuencias del ahogamiento
A decir de Fernández, durante un episodio de ahogamiento se deben considerar varios puntos como el pre evento donde deben existir barreras de seguridad cerca de los cuerpos de agua, así como alarmas, y lo más importante, debe haber supervisión directa de los menores.
Posterior al ahogamiento, y dependiendo de la gravedad, es necesario implementar reanimación cardiopulmonar (RCP). También debería contarse con el apoyo de primeros auxilios o paramédicos, y activar una cadena de emergencia que implique la alarma para los familiares, así como el ágil traslado hacia centros hospitalarios.
Otra regla importante de estas situaciones es que, si se logra rescatar a los menores del ahogamiento, es pertinente realizarles placas de tórax y revisiones cerebrales, así como pulmonares para descartar daños.
Entre los peligros más comunes de los ahogamientos destacan el traumatismo -daño cerebral que impide el funcionamiento fisiológico- o hipoxia, que produce pérdida de consciencia y puede llegar a producir un paro respiratorio, seguido de uno cardíaco.
Datos del doctor David Richards de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado indican que en estos casos también puede aparecer la hipotermia o la neumonía -por aspiración de agua-. Por otro lado, también se pueden sufrir lesiones esqueléticas, en tejidos blandos o en la cabeza.
Prevención
Aunque se trata de accidentes muy comunes, lo cierto es que no siempre son mortales. Aun así, es necesario prevenirlos y algunas pautas recomendadas por los especialistas entrevistados y las fuentes consultadas son:
- Supervisar de forma constante y adecuada a los menores siempre.
- Instalar barreras que bloqueen el paso hacia lugares con acceso a agua. En el caso de piscinas, se pueden colocar vallas alrededor que sean de al menos 1.2 metros de alto.
- Vaciar agua de baldes o recipientes luego de ser utilizados. Mantener seguros y tapados los inodoros.
- Que los adultos puedan tener capacitación en primeros auxilios.
- Tener pláticas con los menores en cuanto a los riesgos que pueden tener todos los lugares con agua.
- Insistir en que los menores deben pedir permiso siempre a los adultos para desplazarse.
- Enseñar nociones básicas a los menores para que aprendan a flotar y nadar. En el país hay academias como Baby Survival Swim, donde los menores aprenden a flotar y mantenerse en el agua, lo cual propicia que también desarrollen capacidades para sobrevivir.