La autonomía emocional se entiende como la capacidad natural de las personas para no verse afectadas por los diferentes estímulos externos, al saber manejar las emociones y la seguridad necesaria para tomar elecciones y lograr objetivos (Noom, Dekovié y Meeus, 2001).
Natural, porque es inherente a la condición humana, sin embargo, el desarrollo de la autonomía emocional puede verse interrumpido por diversos factores desde la infancia, como la crianza y otras experiencias de vida que afecten la confianza y seguridad en sí mismos, la autoestima y la inteligencia emocional.
Ante situaciones del entorno, la persona con poca capacidad de autonomía emocional puede verse afectada por sentimientos desvalorizantes sobre sí misma, dependencia, frustración y un desequilibrio emocional que resulta en una elevada ansiedad, al no saber qué hacer o qué decisión tomar.
Por lo anterior, la recomendación principal a brindar, como profesional de la salud mental, será buscar ayuda; la psicoterapia permitirá identificar y resolver situaciones del pasado o del presente que haya y estén afectando la autoestima con el fin de promover el valor propio, la autoconfianza y la seguridad propia, así como ayudar a desarrollar la madurez emocional requerida para lograr la autonomía necesaria que permita hacerle frente de forma sana a las vicisitudes de la vida.
*Docente del Departamento de Psicología de la Facultad de Humanidades de la Universidad Rafael Landívar.
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