Si la llama está amarilla, habrá que revisar el aparato.
Una de las razones del cambio de color puede estar en la suciedad o en el hollín que haya dentro del aparato o en los quemadores. Eso puede derivar en una llama despareja o de menor potencia.
Markus Lau, experto en tecnologías de gas licuado en Alemania, recomienda limpiar primero los quemadores. Para hacerlo, aconseja utilizar un cepillo de parrilla de acero inoxidable y pasarlo con cuidado por la tubería del quemador mientras el aparato esté encendido. Es importante no dañar los electrodos de encendido y llevar guantes al realizarlo.
Cambiar los reguladores de presión defectuosos
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Si después de hacer esa tarea de limpieza el color de la llama sigue siendo amarillo, puede que el regulador de presión no esté funcionando bien, dice Lau.
El gas líquido está compuesto de propano, butano y sus mezclas. Eso permite que se vuelva líquido con poca presión. Si el regulador de presión no funciona, puede que la presión resulte o muy baja o demasiado elevada. Pero no es tan grave: el regulador puede cambiarse comprando el repuesto correspondiente en una tienda especializada.
Si tampoco eso resuelve el problema, Lau recomienda contactar al fabricante. Quien no sea un experto en la materia no debería intentar cambiar el ajuste de la boquilla del quemador por sí mismo ni reparar el inyector.