Una mujer canadiense estaba tan desesperada por abrazar a su madre durante la cuarentena que creó un “guante de abrazo” con una lona transparente dotada de mangas para poderse abrazar a través del plástico. Un video de dos pequeños primos en Kentucky abrazándose y llorando después de semanas separados por la cuarentena fue compartido miles de veces.
“No esperábamos que reaccionaran como lo hicieron”, dijo Amber Collins, quien grabó la reunión de su hijo de ocho años, Huckston, con su prima Rosalind Arnett, de diez. “Estaban tan contentos que no supieron cómo expresarse, excepto llorar. Este abrazo muestra cuán poderoso es realmente el contacto humano”.
No solo extrañamos los abrazos: los necesitamos. El afecto físico reduce el estrés al calmar nuestro sistema nervioso simpático, que durante tiempos de preocupación libera en nuestros cuerpos dañinas hormonas de estrés. En una serie de estudios, solo tomarse de las manos con un ser querido redujo la angustia producida por una descarga eléctrica.
“Los humanos tienen vías cerebrales que están específicamente dedicadas a detectar el contacto afectivo”, dice Johannes Eichstaedt, científico de computación social y profesor de psicología en la Universidad de Stanford. “El contacto afectivo es el modo en que nuestros sistemas biológicos comunican entre sí que estamos seguros, que somos amados, y que no estamos solos”.
Para conocer la forma más segura de abrazar durante un brote viral, le pregunté a Linsey Marr, científica de aerosoles de Virginia Tech y una de las principales expertas mundiales en enfermedades transmitidas por el aire, sobre el riesgo de exposición viral durante un abrazo. Basándose en modelos matemáticos de un estudio de Hong Kong que muestra cómo viajan los virus respiratorios durante el contacto cercano, Marr calculó que el riesgo de exposición durante un breve abrazo puede ser sorprendentemente bajo, incluso si abrazaste a una persona que no sabía que estaba infectada y tosió.
Este es el por qué. No sabemos la exacta dosis que requiere el nuevo coronavirus para enfermarte, pero los cálculos oscilan entre 200 a 1000 copias del virus. Una tos promedio puede transportar entre 5000 y 10.000 virus, pero la mayoría de las salpicaduras aterrizan en el suelo o en superficies cercanas. Cuando las personas están en contacto cercano, típicamente alrededor de solo el dos por ciento del líquido en la tos —o cerca de 100 a 200 virus— sería inhalado por o salpicado en una persona cercana. Pero solo el uno por ciento de esas partículas perdidas —solo uno o dos virus— en realidad serán infecciosas.
“No sabemos cuántos virus infecciosos se necesitan para enfermarte, probablemente más de uno”, dijo Marr. “Si no hablas o toses mientras abrazas, el riesgo debería ser muy bajo”.
Existe una tremenda variabilidad en cuántos virus una persona despide, por lo que lo más seguro es evitar los abrazos. Pero si necesitas uno, toma precauciones. Usa una mascarilla. Abraza al aire libre. Intenta evitar tocar el cuerpo o la ropa de la otra persona con tu rostro y tu mascarilla. No abraces a alguien que esté tosiendo o tenga otros síntomas.
Recuerda que algunos abrazos son más riesgosos que otros. Apunten sus caras en direcciones opuestas, la posición de tu rostro es lo más importante. No hables ni tosas mientras abrazas. Y hazlo rápido. Acérquense y abrácense brevemente. Cuando termines, no demores. Retrocede rápido para no respirar en la cara del otro. Lávate las manos después.
Y trata de no llorar. Las lágrimas y el goteo nasal incrementan el riesgo de entrar en contacto con más fluidos que contienen el virus.
Si bien algunas de las precauciones pueden parecer un gran esfuerzo para un simple abrazo, las personas necesitan opciones dado que la pandemia nos acompañará por un buen tiempo, dijo Julia Marcus, epidemióloga de enfermedades infecciosas y profesora asistente en la Facultad de Medicina de Harvard.
“Hay un verdadero desafío en este momento para las personas mayores que se preocupan de no poder tocar o conectarse con su familia por el resto de sus días”, dijo Marcus. “Mantener breves los abrazos es particularmente importante porque el riesgo de transmisión aumenta con un contacto más prolongado”.
A continuación los sí y los no de abrazar, según los conejos de Marr y otros expertos.
NO ABRACES cara a cara.
“Esta posición es de mayor riesgo porque las caras están muy juntas”, dice Marr. “Cuando la persona más baja mira hacia arriba, su aliento exhalado, debido a su calor y flotabilidad, viaja a la zona de respiración de la persona más alta. Si la persona más alta está mirando hacia abajo, hay oportunidad para que las respiraciones exhaladas e inhaladas se mezclen”.
NO ABRACES con las mejillas juntas, mirando a la misma dirección.
Esta posición, con ambos mirando a la misma dirección, también es de alto riesgo porque la respiración exhalada de cada persona está en la zona de respiración de la otra.
SÍ: ABRAZA mirando en direcciones opuestas
Para un abrazo seguro, de cuerpo entero, giren sus caras en direcciones opuestas, lo que evita que respiren directamente las partículas exhaladas por el otro. Usen mascarilla.
SÍ: PERMITE que los niños te abracen alrededor de las rodillas o la cintura
Abrazarse a la altura de la rodilla o la cintura reduce el riesgo de exposición directa y aerosoles, porque los rostros están bastante separados. Existe la posibilidad de que la cara y la mascarilla del niño contamine la ropa del adulto. Así que puedes considerar cambiarte de ropa, y lavarte las manos después de una visita que incluya abrazos. El adulto debe mirar hacia otro lado para no respirar sobre el niño.
SÍ: BESA a tu nieto en la parte trasera de la cabeza
En este escenario, el abuelo está mínimamente expuesto a la respiración exhalada del niño. El niño podría estar expuesto al aliento de la persona más alta, así que bésalo con una mascarilla.
Julian Tang, virólogo y profesor asociado de la Universidad de Leicester en Inglaterra, que estudia cómo los virus respiratorios viajan por el aire, dice que agregaría una precaución más a un abrazo pandémico: contén la respiración.
“La mayoría de los abrazos duran menos de 10 segundos, por lo que las personas deberían ser capaces de lograrlo”, dijo Tang. “Luego retrocedan hasta lograr al menos dos metros de separación antes de hablar de nuevo, para permitirse recuperar el aliento a una distancia segura. Aguantar la respiración evita que exhales cualquier virus en su zona de respiración, si estás infectado y no lo sabes, y te impide inhalar cualquier virus del otro, si está infectado sin saberlo”.
Yuguo Li, profesor de ingeniería de la Universidad de Hong Kong y autor principal del artículo que Marr citó para hacer los cálculos, dijo que los abrazos probablemente representan menos riesgos que una conversación cara a cara más prolongada. “El tiempo de exposición es corto, a diferencia de la conversación, que puede ser tan larga como queramos”, dijo. “Pero no hay que darse besos en las mejillas”.
Li dijo que el riesgo de exposición viral será mayor al comienzo del abrazo, cuando dos personas se acercan y pueden respirar sobre el otro, y al final, cuando se separan. Usar una mascarilla es importante, al igual que lavarse las manos, porque existe un bajo riesgo de contraer el virus de las manos, la piel y la ropa de otra persona.
Marr notó que debido a que el riesgo de un abrazo rápido con precauciones es muy bajo pero no cero, las personas deberían elegir con prudencia los abrazos que dan.
“Abrazaría a amigos cercanos, pero evitaría abrazos más casuales”, dijo Marr. “Adoptaría el enfoque de Marie Kondo: el abrazo tiene que provocar alegría”.