Salud y Familia

Cómo ayudar a los hijos adolescentes a ser felices en su etapa de crecimiento

Para que alcancen su realización previo a la adultez es necesario el trabajo de los padres, así como la implementación de una buena cultura familiar.

La adolescencia es una etapa interesante, llena de aprendizajes. (Foto Prensa Libre: Unsplash)

La adolescencia es una etapa interesante, llena de aprendizajes. (Foto Prensa Libre: Unsplash)

La felicidad es posible para los jóvenes. Así lo plantea el doctor, pediatra, médico y cirujano egresado de la Universidad Francisco Marroquín, Bobby Bickford, quien además, ha trabajado en la educación del carácter en el proyecto The Grade, presente en nueve países.

En un seminario impartido a padres de familia, Bickford estableció que para lograr que los adolescentes sean felices, hay una responsabilidad y labor por parte de los adultos. De igual manera, expresó que esta etapa de los hijos es una de las mejores, ya que “se está trabajando con adultos jóvenes”.

No obstante, el doctor reconoce que esta es una labor difícil, ya que la felicidad no llega por sí sola; requiere de intencionalidad y de un ambiente -o cultura- familiar que lo propicie. “Uno se aproxima a la felicidad como producto de haber hecho algo”, reconoce.

Para el especialista, la felicidad se logra en familias donde todos los miembros están sintonizados en una lucha por alcanzar virtudes. En consecuencia, esto podría permitir una cultura familiar, tomando en cuenta que además de las virtudes, los integrantes busquen la magnanimidad, la gratitud y la caridad.

Para ello, es importante prestar atención a los jóvenes. Bickford explica que, durante esa etapa, las personas tienen niveles de dopamina más bajos que los adultos; sin embargo, suelen liberar el neurotransmisor en mayores cantidades.

Los jóvenes pueden mostrarse aburridos la mayoría del tiempo, y por esa razón, es común que busquen cambios y estímulos placenteros logrados con la dopamina, amplía el doctor. Por ende, esta relación los lleva a tomar decisiones impulsivas y arriesgadas.

La adolescencia es una etapa con altibajos en el carácter de las personas. (Foto Prensa Libre: Pixabay)

Aunque pueda sonar a un escenario caótico, e incluso, uno en el que se cree los jóvenes no son tan inteligentes, realmente se trata de una etapa en la que son “hiperracionales”, apunta Bickford. En este tiempo se agudiza el sentido de justicia y buscan luchar por ideales; sin embargo, están acompañados por la imprudencia, amplía el doctor.

Bobby expresa que dichos cambios empiezan a articular un ciclo en el que, tanto padres como hijos, comenzarán a trabajar juntos: “Es una situación perfecta para madurar, que los jóvenes salgan a la aventura y busquen sus vocaciones”. Ese viaje de los hijos, dice el especialista, está destinado a la magnanimidad.

Sin embargo, esta puede verse impedida o amenazada por la tecnología y el materialismo. El doctor explica que el abuso de Internet “mete a las personas en un pequeño mundo de entretenimiento”, donde hay una desconexión con la realidad. Bickford complementa que esto los puede hacer caer en peligros como la pornografía, y el consumo de contenido violento.

Lograrlo en conjunto

La búsqueda de los ideales grandes desde la cultura familiar favorece el corazón de los hijos y pronostica una mayor felicidad, apunta Bickford. Además, dicha cultura también puede fomentar las amistades, favorecer la gratitud y, sobre todo, guiar a la reflexión.

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Ante la pregunta ¿Cómo facilitar la cultura familiar (y beneficiar a los jóvenes)? el especialista recomienda lo siguiente:

  • Animar a los hijos a invertir tiempo en actividades que trasciendan su mundo. Para esto recomienda sugerirlo y no imponerlo desde la autoridad paternal.
  • Escoger personajes y figuras inspiradoras. Compartir en familia quiénes inspiran a cada miembro y por qué lo hacen.
  • Escuchar los proyectos de vida. Bickford expresa que es “tremendamente importante”, pues los adolescentes plasman sus ilusiones y alegrías en ese momento. Los padres deben ser prudentes con el abordaje, así como las preguntas que hagan para ayudarles a construir las metas.
  • Apoyarlos a lograr lo que desean. No dando lo que quieren, sino haciéndoles ver que pueden conseguirlo con trabajo y esfuerzo.
  • Hablar del fracaso. Se puede inculcar que las cosas no siempre salen como se esperan. A la vez, se les enseña a enfrentar sus batallas.
  • Ser honestos con los talentos y defectos. Así como la recomendación anterior, se les debe hacer ver que no todo y nadie es perfecto. No hay que mentir al decirles que todo lo que hacen es extraordinario, ya que esto incurriría en una mentira a su realidad. Se pueden reconocer valores como la humildad, lealtad y honestidad en sus días.

Adicional, el doctor hace hincapié en la contemplación. Recomienda facilitarla para que los jóvenes aprendan a vivir “completamente”. Esto suele ser impedido por las conexiones virtuales, ya que no existen muchos momentos en los que las personas estén solas sin un dispositivo.

“Dejamos entrar cosas que matan la sensibilidad y la conciencia. Caemos en conciencias dormidas”, expresa Bobby. Se puede luchar contra esto en una plática, una meditación, acercándose a la naturaleza, o a las artes, sugiere el doctor. Además de invitarlos a vivir el presente, Bickford dice que el propósito de los padres debe ser ayudar a sus hijos a amar.

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