Los niños aprenden imitando ante el modelado de los adultos, por tanto, que sean relaciones de calidad es vital. Los niños pequeños usan el juego, sus ideas o proyectos y su lenguaje para llegar al otro, a ese adulto que les interesa.
La soledad no es el estado normal del ser humano y por ello se hace necesario enseñar a los niños a establecer vínculos de relación, es decir, ese deseo de compartir, servir, interesarse y llegar a los demás.
Por otro lado, es muy normal que de vez en cuando se necesite un espacio personal y se tengan deseos de tener recogimiento, pero lo ordinario será el trato con los demás y la convivencia será lo del día a día. Es importante que los padres brinden a sus hijos la oportunidad de conocer el recogimiento, el espacio personal y les den el ejemplo de cómo lograrlo poco a poco.
Mientras más pequeños será más difícil, pero se inicia con pequeños actos; estos son momentos de reflexión, propicios para pensar en lo que les sucede o en lo que están por vivir o para elevar una breve oración a Dios.
Su personalidad se fortalece cuando los adultos aportan buenos y beneficiosos modelos de vida. Todos los modelos que perduran son los que se basan en la
autorrealización del individuo, de ese niño que está aprendiendo a vivir. El niño se sentirá conectado con otros y esos otros son el punto de partida con quienes tienen facilidad para relacionarse.
Mediante la estimulación, los padres pueden incidir en gran medida en la adquisición de las habilidades sociales y en el fortalecimiento de las disposiciones innatas, como la independencia, la capacidad social de repuesta, el esmero, el carácter sosegado y la confianza en sí mismos.
Ideas de cómo lograr esa relación:
- Escucharlos para conocer qué piensan y brindar ejemplos de cómo afrontar el día a día.
- Evitar obligar o usar ejemplos complejos, ser espontáneos y usar el modelo del ejemplo.
- Recordar que la perfección no es amiga de lo bueno para ellos, se pierde la espontaneidad, el sentido común y la armonía con los demás.
- En el área social tendrán luchas, brindar ejemplos y permitir que los hijos hagan su autogestión, salir adelante ante lo que les sucede.
- El empuje para lograr que los hijos avancen no es conveniente, puede ser que no estén preparados o que el sentido de pertenencia no exista, por ello no es conveniente forzar relaciones afectivas o sociales.
- El adulto deberá ganarse el afecto y la confianza del menor, a través del juego y conversación continua.
- La supervisión cuando se trata de conocer nuevas personas es esencial.
Confianza
Carol de Enríquez, directora Colegio APDE La Villa
El juego y el cariño otorgan confianza y sentido de pertenencia.