A partir del embarazo empiezan los cuidados y pequeños sacrificios, ya que se debe anteponer el bienestar del bebé a los gustos personales de la madre, tal es el caso de dejar de tomar café y consumir alimentos más nutritivos, aunque no sean tan apetitosos como un pastelito.
Como en todas las etapas de la vida siempre hay un poco de alegría, llanto, preocupaciones, desvelos, emociones, logros, satisfacciones, pero en esta etapa todo se intensifica.
El nacimiento del bebé es uno de los momentos más memorables para la madre y el rostro de su bebé quedará grabado y no lo confundiría entre miles. Es tal la conexión entre ambos que hasta su llanto llega a ser inconfundible.
A la madre se le asocia con cambio de pañales, desvelos, preparar pachas, cocinar papillas, entre otras atribuciones amorosas y efectivamente hace eso y muchísimas otras cosas. Debe ser creativa para preparar recetas nutritivas, haciendo que luzcan apetitosas, disfrazando las verduras. Usa su ingenio para dar las medicinas, para hacer más fácil las visitas al pediatra y muchos otros momentos difíciles que el amor de la madre hace más sencillas.
El amor de la madre estará presente en todos los momentos de la vida de los hijos y mientras más la necesiten, más fuerte e intenso se hace este amor. Es capaz de traspasar su propio cansancio, de superar desvelos, enfermedades, angustias y muchas otras situaciones por el bienestar y educación de sus hijos.
En un abrir y cerrar de ojos, la magia, la imaginación, la inocencia, los berrinches, desvelos, enfermedades y ocurrencias quedarán atrás. Los hijos crecerán y aparentemente dejarán de “necesitar” a su madre y es allí cuando vienen sentimientos encontrados porque la razón comprende que los hijos deben crecer y hacer su propia vida, pero el dolor que esta separación ocasiona es indescriptible para el corazón de una madre.
El rol de toda madre es educar con amor, un amor que permite objetividad para enseñar a los hijos lo que está bien y lo que no, sin sobreprotecciones ni mala crianza, por un mundo mejor.
Es muy importante tomar el ejemplo de la madre de Jesús y madre de todos, María Santísima, quien fue mujer virtuosa y madre ejemplar, a quien todas las madres se pueden acercar para pedir consejo e imitar.
Madre
Carol de Enríquez, directora Colegio APDE La Villa
Sin importar la edad de los hijos ni su estado civil, siempre necesitarán el consejo y el amor de su madre.