Salud y Familia

¿En qué consiste el comportamiento pasivo-agresivo?: Cómo identificarlo y apoyar a quienes tienen este trastorno

La pasivo-agresividad es un trastorno de personalidad que muchas personas pueden padecer y no percatarse. Para identificarlo es necesario que haya un acercamiento guiado por la comunicación asertiva.

Los actos pasivo-agresivos pueden presentarse ante nosotros en cualquier ambiente cotidiano: familiar, conyugal, laboral y académico. (Foto Prensa Libre: Servicios)

Los actos pasivo-agresivos pueden presentarse ante nosotros en cualquier ambiente cotidiano: familiar, conyugal, laboral y académico. (Foto Prensa Libre: Servicios)

Un compañero a quien se le giró una instrucción, pero no la acató; una compañera que llega molesta cada mañana, sin razón alguna; un correo electrónico con información importante que fue ignorado por el receptor. Si estas acciones son constantes de algunos colegas en el trabajo, puede que correspondan a comportamientos pasivo-agresivos.

La manifestación, lejos de ser un tipo de comunicación, es entendida como un trastorno de personalidad. Este se dictamina cuando los patrones de conducta son persistentes en las personas. Se trata de una situación que afecta en la cotidianidad al pasivo-agresivo, y claro, a quienes le rodean.

Alexandra Porras, psicóloga clínica, explica que el trastorno se manifiesta con expresiones apáticas, silenciosas, sarcásticas, agresivas, y de desdén. Porras indica que este tipo de patrones pueden ser respuestas ante órdenes giradas por una autoridad, en el caso del trabajo.

Las conductas no surgen al azar o por mera conveniencia. La especialista en salud mental explica que las mismas son una mezcla entre distorsiones cognitivas y mecanismos de defensa inadecuados. Esto sucede en la mayoría de los casos por heridas emocionales que arrastran los pasivo-agresivos.

Flavio Núñez, psicólogo industrial, coincide con lo anterior. Menciona que para estas personas el agredir puede ser gratificante. Según Núñez, las actitudes reclaman la atención de los demás.  Esto sucede por una baja autoestima, o algún problema desde la infancia, expresa.

Muchas veces, al no tener presente los recuerdos negativos (pero si internalizados), estas personas pueden atacar a otras, sin percatarse.

Cómo identificar las conductas

Lo que para los pasivo-agresivos no es un hecho, los demás lo repudian. De acuerdo con Núñez, las conductas pueden evidenciarse en el ambiente laboral de dos formas: primero, con la falta de puntualidad y de organización. El especialista recalca que, al haber fallas en estos temas, se puede entrever qué tanto cumplimiento y compromiso hay por parte de la persona pasivo-agresiva.

La segunda forma de verlo es en el ámbito laboral-social. En este sentido es cuando más podrían verse las conductas del trastorno de personalidad. Durante el almuerzo, puede que la persona pasivo-agresiva tienda a realizar comentarios hirientes camuflados de sarcasmos y/o ironías. Según Flavio Núñez, su comunicación puede ser desafiante, pero nunca llegaría a los golpes.

Las personas pasivo-agresivas no se percatan de sus manifestaciones negativas. (Foto Prensa Libre: Servicios)

A consideración de Alexandra Porras, las actitudes pueden ser de irritabilidad, enojo o con un tono de voz elevado. La psicóloga reitera que, para constatar que se trata de una persona pasivo-agresiva, las manifestaciones deben ser persistentes y constantes.

Comunicación asertiva para apoyar

Para quienes rodean a este tipo de personas puede surgir la interrogante ¿Debo preocuparme de más si es algo que no me afecta directamente? Tanto Porras como Núñez concuerdan que no. Sin embargo, la pregunta podría traducirse a ¿Cómo puedo apoyar a alguien que tenga un comportamiento pasivo-agresivo?

“La empatía es algo vital para relacionarnos”, responde Alexandra Porras. La psicóloga clínica explica que, aunque este tipo de trastornos deben ser trabajados por los pasivo-agresivos junto a un especialista de la salud mental, la comunicación asertiva puede ser un buen primer paso para apoyar a estas personas.

De acuerdo con Porras, para lograr una buena comunicación asertiva es necesario acercarse a las personas siguiendo los valores de respeto y empatía; guiados por una expresión adecuada y clara, con la que se pretende una negociación entre la parte afectante y los afectados.

En el trabajo, burlas o actitudes psicológicas desafiantes en una medida constante pueden desembocar en acoso laboral. Por ende, es necesario que las persona que las efectúan, sean intervenidas. Flavio Núñez manifiesta que si algún compañero ve la situación y no acciona, este se convierte en participe de la dinámica acosadora.

El psicólogo industrial recomienda acudir a una persona líder del equipo laboral, cuya influencia pueda mediar la situación con la persona detonante de la situación pasivo-agresiva. Núñez aconseja abordar a las personas con palabras abiertas y con claridad, para hacerles ver que su comunicación no propicia un ambiente laboral positivo.

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