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Las deposiciones de aves son altamente corrosivas, y por ello deben eliminarse de la pintura del auto lo antes posible, ya que, de lo contrario, pueden provocar daños irreparables en la carrocería.
Después de unas pocas horas, las defecaciones pueden arruinar la pintura, y si no se eliminan durante un periodo de tiempo prolongado, pueden llegar a dejar marcas realmente profundas.
Los daños menores se pueden lijar y pulir en un taller profesional, pero en el peor de los casos hay que volver a pintar. Ambas opciones son caras.
Las manchas aún frescas y blandas pueden limpiarse con agua corriente o con una regadera en la gasolinera. Debido a que los excrementos suelen secarse más rápidamente en los bordes, siempre hay partículas más sólidas que quedan incrustadas en la pintura.
En este caso se deberá ablandar la mancha con un paño suave mojado. Si los restos ya se han solidificado, se necesita más tiempo. A continuación, se deberá pasar cuidadosamente un paño de microfibra suave para retirar las partículas restantes.
No es recomendable tratar de limpiar los excrementos de aves con un paño seco, ya que esto puede provocar arañazos que no desaparecerán con un simple pulido.
Si se tiene que lidiar a menudo con excrementos de pájaros en el carro, será mejor estar preparado y llevar un pulverizador con agua y un poco de jabón en el maletero. Para quitar las manchas se recomienda tener paños suaves de microfibra o papel de cocina siempre a mano.