El hallazgo puede significar un “primero paso hacia la comprensión de la causa de los tumores faciales en los demonios —una forma de cáncer casi un 100 por ciento fatal y contagiosa— desaparezca en un porcentaje pequeño en las criaturas”, explica la institución en un comunicado.
“Algunos de los genes [de los demonios] tuvieron un rol importante para que el tumor entrara en un estado de regresión también están disponibles en los humanos”, dijo Mark Margres, uno de los encargados de la investigación. “Aunque todavía nos encontramos en una etapa temprana, este hallazgo podría ayudar eventualmente a desarrollar una droga que provoque una regresión en los tumores en los demonios de Tasmania, humanos y otras especies de mamíferos”.
En vías de extinción
Los demonios de Tasmania se encuentran en vías de extinción afectados por el esparcimiento de un tumor cancerígeno facial, uno de los cuatro tipos de cáncer que se pueden transmitir. Además, es una de las más dañinas, con alto índice de mortandad.
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El primer caso de esa enfermedad fue registrado en 1996 y, desde entonces, se estima que fallecieron el 80 por ciento de los demonios en Tasmania, el único lugar del mundo en el que estos animales viven.
Durante la última década, un grupo de investigadores de la WSU se dedicaron a estudiar el desarrollo de esos tumores en los demonios. Lo inusual ocurrió hace un año cuando el equipo encontró a algunos demonios previamente identificados que no habían muerto por el tumor; en cambio, durante un periodo de varios meses, consiguieron que los tumores desaparecieran.
No son la única especie
La regresión de un tumor no es exclusiva de los demonios de Tasmania. Aunque rara, según el comunicado, también puede ocurrir en los humanos.
Existen casos, como el de una paciente de Merkel Cell Carcinoma, un tipo de cáncer extraño que aparece eventualmente en el rostro, cabeza y cuello. En 1986, unos médicos observaron la regresión de un cáncer de esa clase, algo que ha ocurrido, de acuerdo con los registros, unas 22 veces más.
Sin embargo, los investigadores aún desconocen lo que provoca que estos tumores desaparezcan.
Storfer y Magres mantienen la esperanza que los hallazgos hechos en la investigación a los demonios de Tasmania permita identificar los mecanismos genéticos que propician la regresión de un tumor.