Salud y Familia

Cómo promover el autocuidado y la importancia de la salud en niños y adolescentes

La familia es la encargada de enseñar cuidados saludables desde la niñez a los hijos, quienes los pondrán en práctica a lo largo de su vida. Muchos de los hábitos comienzan siendo un juego de imitación de las conductas de las personas mayores.

Los hábitos saludables se enseñan desde la niñez mediante el ejemplo y supervisión de los padres de familia. Foto Prensa Libre: ShutterStock

Los hábitos saludables se enseñan desde la niñez mediante el ejemplo y supervisión de los padres de familia. Foto Prensa Libre: ShutterStock

El autocuidado personal, físico y emocional son pilares importantes del bienestar a cualquier edad. Durante la niñez son los padres de familia quienes velan porque sus hijos tengan buena salud, pero también, mediante hábitos, les enseñan a ser autónomos y practicar el autocuidado. Estas enseñanzas perduran a lo largo de los años y determinan la calidad de vida en la adolescencia y cuando son adultos.

De acuerdo con Evelyn Ramírez, psicóloga educativa, la familia es el principal ejemplo para que los niños y niñas aprendan hábitos saludables. También son los responsables de que estos quieran y puedan cuidar su salud en el desarrollo de sus actividades. La clave está en enseñarles mediante la reflexión, creatividad, motivación, autoestima y autonomía.

En la infancia

“Recordemos que cuando son pequeños, los niños basan su aprendizaje la observación. Ellos imitan lo que hacen los adultos. Por ejemplo, si ven que después de comer su mamá se lava las manos y los dientes, ellos también lo querrán hacer”, explica la profesional.

Es importante que a los pequeños se les enseñe la cultura de la prevención, como método para retrasar y controlar la aparición de enfermedades. Por ello, se debe comenzar con acciones sencillas que tienen impacto en la salud, como lavarse las manos y los dientes, comer variado, tomar agua y tener actividad física.

La recomendación de Ramírez es que, debido a que los niños aprenden observando, ellos pueden hacer una invitación a que los pequeños los acompañen a hacer las actividades. “Es decir, si ya está servida la comida le dice que antes lo acompañe al baño a lavarse las manos. Usted se las lava y después le dice que es su turno. Mientras lo hace puede explicarle las razones por las que es necesario y resaltar que es para estar bien. De igual forma, lo puede poner en práctica para el lavado de dientes o para beber agua. Si usted se toma un vaso, dígale que él también tiene que tomar”, dice la psicóloga.

Uno de los hábitos más difíciles de enseñar es la alimentación variada y balanceada. A muchos niños no les gusta comer frutas y verduras, por lo que es vital que los padres de familia consideren diferentes formas de cocción para que los pequeños prueben diferentes sabores y texturas. Si no le gusta alguna verdura, podría hacer una sopa en donde mezcle varios alimentos y ahí introduzca el que no le gusta.

Busque distintas maneras de presentar los vegetales para que los acepten. (Foto Prensa Libre: Ben Kerckx en Pixabay).

Estas cuatro enseñanzas son las más recomendables con las que se puede iniciar a darle importancia a la salud:

  • Lavado de manos: aunque es un conocimiento básico para los adultos, los niños deben de comprender en qué momento y las razones para lavarse las manos con agua y jabón.
  • La sonrisa perfecta: enfatice en la importancia de cepillarse después de cada comida desde que sale la primera pieza dental. Además de ser un factor que ayude a la apariencia física, explíquele en qué le beneficia la salud bucodental.
  • Actividad física: esto no hace referencia solo a practicar un deporte, sino a realizar juegos en donde el niño estire su cuerpo y deje el sedentarismo.
  • Alimentación: comer variado y balanceado es clave en el desarrollo de los niños, por eso hay que escoger aquellos alimentos que aporten nutrientes y vitaminas. No se debe olvidar el consumo de agua. Además, se les puede ofrecer leche o zumos de frutas naturales.

Autocuidado

Según Cristina Morales, pedagoga, si bien los niños no pueden proporcionarse a sí mismos un autocuidado absoluto, sí pueden aprender pautas, imitar ejemplos y hacer sus propias rutinas de autocuidado conforme sean más grandes y se sientan cómodos con las actividades.

Una vez, sean más grandes y ya tengan ciertos hábitos, es importante dar mayor autonomía en las tareas relacionadas al cuidado personal como lavarse las manos antes de comer, cepillarse los dientes o bañarse. En algunas etapas, el adulto debe supervisar al menor para que realice bien las pautas de higiene.

Para fomentar el autocuidado también la familia debe enseñar a evidenciar la sensación de bienestar que generan los hábitos saludables, así como detectar las señales que da el cuerpo y la mente cuando algo no está bien. Enseñar a elegir los alimentos más saludables a la hora de ir a comprar o en un menú de varias opciones; animarlos a hacer cosas que los hagan felices como el arte, deporte, música o baile.

Durante la adolescencia

Para las profesionales, en esta etapa de la vida, además de cuidar la salud física también es importante velar por el bienestar mental. Si se inculcan adecuadamente los hábitos durante la niñez entonces esto no será un problema porque ya se sabrá la importancia de la alimentación, ocio y actividad física.

Lo importante, según Ramírez, es hacer ver a los adolescentes que los efectos de los errores que se cometan respecto a la salud y los malos hábitos que se adquieran, no serán visibles de inmediato, sino durante la adultez.

“Como cuando se es niño se aprende observando, en esta etapa también. Si, por ejemplo, un adolescente no acepta una buena alimentación, se pueden dar ejemplos de las consecuencias que esto trae, como la obesidad y los efectos que genera: enfermedades cardiovasculares, diabetes, etc. No se trata de asustarlo, pero sí de hacer conciencia de que ahorita está bien, pero más adelante se puede arrepentir, incluso, hasta puede acortar sus años de vida”, explica Ramírez.

Además de la salud física, se puede cuidar la salud mental practicando estas estrategias:

  • Aprender a manejar el estrés: Aunque no se puede evitar, sí se puede practicar el sobrellevarlo. Esto lo ayudará a mantener la calma y a poder actuar en situaciones difíciles.
  • Tratar de mantener una buena relación con los padres. “Recuerde que ellos siempre quieren lo mejor para usted. Intente analizar las reglas que le impongan y los motivos. Mantener una buena comunicación es la clave”, enfatiza Ramírez.
  • Crear un buen equilibrio entre la escuela, el trabajo y la vida social.
  • No intentar abarcar demasiado. Limitar las actividades a las más importantes y dedicarse a ellas de lleno. Exigirse demasiado puede provocar estrés, frustración o agotamiento.

Jóvenes y covid-19

De acuerdo con un estudio de ProDatos, los jóvenes son un grupo de población que menos se protege del covid-19. Cuatro de cada diez jóvenes no cumplen con los protocolos sanitarios, lo que los expone a ellos y a quienes los rodean.

Para Ramírez, es importante hacer conciencia a los adolescentes acerca del impacto que tiene para su bienestar y el de su familia el seguir las medidas de prevención. Explicar que cuando se protegen ellos, automáticamente protegen a sus seres queridos. Así que, si no desean cuidarse por sí mismos, se debe apelar a los sentimientos y pedir que lo hagan por los demás.

“En Guatemala hemos visto que la enfermedad no solo afecta a los adultos mayores, como al principio se explicó. Acá hay víctimas de todas las edades, así que todos deben cuidarse. Se puede hablar con un médico para que explique que aunque son jóvenes no son inmunes a la enfermedad”, dice la profesional.

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