Mediante ultrasonidos 4-D de alta definición, los investigadores, liderados por la médica Nadja Reissland, de la Universidad de Durham, en el Reino Unido, analizaron movimientos de la boca y manos de los fetos.
Cuatro de los 20 embarazos estudiados involucraban a madres que fumaban. Cada mujer se sometió a los ultrasonidos en cuatro intervalos entre la 24 y 36 semana de gestación.
Reissland explicó que en los fetos de las madres fumadoras había un aumento del 58 por ciento en los movimientos de la boca y un 69 por ciento, en tocarse el rostro o la cabeza, comparado con los de las progenitoras que no fumaban.
En estudios anteriores, Reissland demostró que las madres con altos niveles de estrés están conectadas a los movimientos de los fetos, lo que también causa estrés en ellos.
Los resultados apuntan al hecho de que la exposición de nicotina tiene efectos en el desarrollo del bebé durante el embarazo aún mayores que los efectos del estrés y depresión, puntualizó Reissland.
Los movimientos extra de los bebés durante embarazos de fumadoras podrían indicar que la nicotina u otras toxinas del cigarrillo tienen efectos negativos en el desarrollo del feto. Estas imágenes pueden contribuir de manera potencial a desalentar a otras mujeres a fumar durante la gestación.
Todos los infantes del estudio nacieron con un peso y tamaño saludables y sin afecciones.