Los ftalatos –ésteres de ácido ftálico– son un grupo de compuestos químicos que se emplean con frecuencia como plastificadores; es decir, se añaden a los plásticos para incrementar su flexibilidad.
Aunque se usan en la fabricación de diversos productos, desde esmaltes para uñas y perfumes hasta pesticidas, su uso en juguetes infantiles fue prohibido en el 2008 por el Congreso de los Estados Unidos, a causa del impacto negativo que estos compuestos tienen sobre la salud, según el sitio abc.es
Ami Zota, directora de esta investigación publicada en la revista Environmental Health Perspectives, explica: “La gente que consume mayores cantidades de comida rápida tiene niveles hasta un 40 por ciento de ftalatos superiores que los demás. Así, nuestros resultados son motivo de preocupación dado que los ftalatos se han asociado a serios problemas de salud en niños y adultos”.
El estudio fue llevado a cabo con la participación de 8 mil 787 adultos que llenaron un cuestionario sobre su alimentación en las últimas 24 horas –incluyendo la comida rápida– y se sometieron a un test de orina para evaluar la presencia de dos ftalatos específicos: ftalato de bis(2-etilhexilo) –DEHP– y ftalato de diisononilo –DiNP.
Los resultados mostraron que, comparados frente a aquellos que no habían consumido comida rápida, los participantes con mayor consumo de este tipo de alimentos tenían unos niveles de metabolitos de DEHP y de DiNP en la orina muy superiores, un 23.8 por ciento y un 40 por ciento mayores.
“El DEHP y el DiNP son dos ftalatos que aún se utilizan a pesar de la preocupación que origina que se puedan desprender de los productos y llegar al cuerpo humano. Además, los estudios realizados para evaluar el impacto de la exposición de estos compuestos sobre la salud sugieren que pueden dañar el sistema reproductivo y provocar infertilidad”, dice Zota.
Sin embargo, y contrariamente a lo mostrado en distintos estudios previos, los investigadores no observaron una relación directa entre el consumo de comida rápida y la presencia de bisfenol A, estrógeno sintético que se utiliza en la fabricación de envases de plástico y latas de comidas y refrescos. Pero aun así, indican los autores, “las personas que comen mayor cantidad de comida rápida tienen mayores niveles de bisfenol A que aquellas que aseguran no probarla”.
“Los productos que contienen cereales o carne son los que contribuyen de una forma más significativa a la exposición a los ftalatos. Hay una gran variedad de alimentos que incluyen cereales, como el pan, la pizza, los burritos y los platos de arroz y tallarines. Además, estudios previos ya habían identificado a los cereales o gramíneas como una importante fuente de exposición a estos productos químicos potencialmente nocivos”, añade Zota.
“El consumo frecuente de comida rápida no está recomendado porque contiene grandes cantidades de sal, grasas y calorías. Quienes son conscientes de este hecho no se pueden equivocar si consumen más frutas y vegetales y menos comida rápida. Una dieta compuesta de alimentos integrales ofrece una variedad de beneficios para la salud que van más allá de la cuestión de los ftalatos”, concluye la científica.