De esta manera, a la larga este se vuelve poroso y propenso a los microorganismos, que lo destruyen desde adentro, explican los expertos. En resumen: se producen caries.
Pero, con una mano en el corazón, tenemos que admitir que una vida sin chocolate o pasteles es muy triste. Además, es posible darse un gustito y a la vez prestar atención a la salud bucal.
El odontólogo Jochen Schmidt da los siguientes consejos:
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Mejor darse el gusto de una vez que estar picando constantemente
Meter constantemente la mano en el bolsillo y sacar caramelos no es una buena idea. “Nada es más dañino que consumir algo dulce de manera constante”, advierte Schmidt.
Porque entonces a nuestra saliva no le queda suficiente tiempo como para neutralizar los ácidos tras cada bocado. Es mejor comer una vez al día algo dulce, ya sea un postre después de la comida o un trozo de pastel.
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Beber algo dulce con un sorbete
Una limonada comprada, una cola, un té helado: debido a su alto contenido de azúcar, estas bebidas también son consideradas golosinas. A ello se suma que en muchas de ellas hay ácido cítrico como aditivo, que puede agredir el esmalte dental. Un truco del odontólogo Schmidt es ingerir estas bebidas con sorbete. “Así se desvía el líquido de nuestros dientes”.
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El queso es una alternativa de snack más saludable para nuestros dientes
Quizá no necesariamente tenga que ser algo dulce lo que calme nuestras ganas de picar algo entre comidas. Quien se decida por un trozo de queso gouda o camembert, incluso estará haciendo algo bueno para sus dientes. Y es que en el queso hay proteínas de la leche, que al masticar quedan fijadas en los dientes. A raíz de ello, los ácidos son mantenidos a distancia y no pueden atacar el esmalte dental.