Pero ante un mundo con millones de personas, cabe recordar que no siempre es fácil sostener relaciones puesto que tenemos personalidades distintas y la mala gestión de las emociones, e incluso el no reconocimiento de un buen actuar desde las mismas, pueden provocar tensión hacia los demás.
Algo que puede suceder es cuando hay personas que lastiman a otras a causa de dolores emocionales que no se han resuelto.
De acuerdo con la psicóloga Manuela Méndez, dependiendo del caso y la personalidad de cada quien, esto puede expresarse en sentimientos como ira, resentimiento, ansiedad o mal humor constante.
“Sentirse lastimado está relacionado a muchas situaciones que pueden ocurrir en la vida, y la falta de inteligencia emocional o control de emociones llega a provocar reacciones negativas hacia la interacción social“, apunta Méndez.
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Según la también especialista en salud mental Nissely Herrera, esto puede deberse a ciertas expectativas, que infieren al hecho que las personas esperan recibir algo de los demás, pero no siempre lo obtienen.
“Es lógico asociar las malas actitudes con expectativas ya que se crea una imagen mental de cómo se supone que ocurrirán las cosas y al final duele porque no suceden“, comenta Nissely.
Por otro lado, el resentimiento es un factor común que aplana las emociones positivas. Quienes lo padecen “pueden crear situaciones irreales, fantasiosas o irregulares para no sentir indignación o ser agresivos en sus reacciones, justificando dicho sentimiento”, señala Manuela Méndez.
¿Cómo afecta esto a los demás?
La psicóloga Méndez explica que una persona que ya “está dañada o lastimada emocionalmente” expresa sus emociones de formas negativas. Su comportamiento se va transformando en paralelo a los traumas experimentados que resultan ser parte de su vida y a la vez, se adaptan a ellos.
“Como mecanismo de defensa personal y emocional, las personas tienden a comportarse con las demás personas con los traumas que ellos presentan. El problema es que estas no saben si las personas con las que conviven pueden llevar sus propias cargas emocionales y verse afectados con los nuevos comportamientos”, agrega.
Nissely Herrera señala que algunas manifestaciones de esos dolores cargados pueden afectar a otros en forma de el uso de control, chantaje emocional, comunicación poco asertiva (a veces basada en mentiras) y promesas que no son cumplidas.
“Muchas veces las personas se escudan en que dichos comportamientos son parte de ellas y que no pueden cambiarse, pero lo que sucede es que dejan la responsabilidad a los demás y caen en el chantaje”, explica la especialista en salud mental.
¿Son conscientes las personas que están lastimando a los demás?
En estos escenarios suele ocurrir que las personas afectan con sus actitudes negativas a quienes están más cerca y con quienes conviven diariamente.
En la mayoría de los casos, los fomentadores de este círculo pueden ser conscientes de sus actitudes. Sin embargo, cuando se trata de una situación crónica pueden llegar a normalizar las actitudes negativas y adaptar el dolor en el diario, por lo que no se darían cuenta del daño causado a sus allegados, apunta Méndez.
Ante ello, una de las reacciones más normales, es cuando las personas afectadas por el dolor de otras deciden alejarse y evadirlas, comenta la psicóloga.
“Cualquier persona es susceptible a atravesar dolores emocionales. Esto va más relacionado a cómo se encuentra individual y emocionalmente. Si alguien tiene una autoestima controlada puede verse afectado, pero será menos que una persona que no cuente con habilidades o percepciones positivas de sí misma“, comparte Manuela.
¿Cómo se debe actuar?
En el caso de quienes guardan un dolor, Méndez sugiere:
- Tomar conciencia y responsabilizarse desde lo interno que se está experimentando.
- Reconocer que esto afecta las actividades diarias y la emocionalidad.
- Dimensionar cómo puede el dolor interno llegar a afectar las relaciones exteriores y de qué manera se están expresando.
Para quienes se ven afectados, es necesario entender cuando los vínculos están cargando más allá de alivianar. Si ocurre así, se debe hablar de forma clara, asertiva y tomar una distancia respetando las decisiones y límites de la otra persona, apunta Nissely Herrera.
No obstante, la psicóloga insiste en que lo importante es que la persona afectada -indistintamente si fue la primera o la segunda en verse lastimada- reflexione y decida apoyarse a sí misma.
Se puede ayudar a las personas dolidas, pero solo preguntándoles de qué forma quieren ser ayudadas puesto que la responsabilidad y el compromiso emocional dependen de cada uno, dice Herrera.
Estas son otras recomendaciones dadas por Manuela Méndez para que las personas lastimadas puedan ayudarse en el reconocimiento del dolor y evitar un daño a quienes les rodean:
- No sentir culpa si se encuentran experimentando algún dolor o si se sienten lastimadas.
- Reconocer cuál es el motivo que está provocando ese dolor.
- Buscar una persona de confianza para poder conversar cuando se sienta con ira, enojo, tristeza, ansiedad o angustia.
- Buscar apoyo profesional para trabajar el padecimiento.
- Hacer una lista de cuáles cosas provocan dolor emocional y cómo se responde a la situación.
- Analizar si la actitud está afectando a las personas que están cerca.