Para evitar que se asusten, se sugiere bloquear la bulla con ruido blanco: encender un ventilador, aire acondicionado, televisión o equipo de sonido, y abrazarlos. También, cerrar ventanas, persianas y puertas.
El adulto mayor tiene un proceso de inmunoscencia —sistema inmunitario débil—, por lo que cualquier exposición a humo produce la acumulación de sustancias a nivel de los bronquios y en los alveolos —donde se hace intercambio de oxígeno—, por lo que están más predispuestos a padecer infecciones respiratorias y obstructivas, explica el geriatra Josué Avendaño.
Las personas de la tercera edad más susceptibles son aquellas que padecen neumonía, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, insuficiencia cardíaca, diabetes o que fueron fumadores. Por ello, Avendaño les recomienda evitar salir a la calle en el momento de mayor algarabía pirotécnica o usar mascarilla.
El adulto mayor tiene disminuida su capacidad auditiva y tiene cierta sensibilidad en el oído, debido a que su tímpano está más rígido. El ruido que produce las explosiones les puede provocar pérdida de la audición o tinnitus —zumbidos— que los hagan perder el equilibrio, por lo que deben alejarse de las detonaciones de alta intensidad, añadió.
En mascotas
El oído de perros, gatos o aves es muy sensible a los juegos pirotécnicos, indica la veterinaria Claudia Hernández, quien sugiere ubicarlos en un lugar de la casa lo más alejado del ruido y no dejarlos en las terrazas para que no salten. Tampoco deben amarrarse.
Existen tranquilizantes para animales, como la acepromacina —se les da según dosis prescrita por el veterinario—, para evitarles el estrés de los juegos pirotécnicos. También se puede utilizar chalecos especiales que calman la ansiedad.