Salud y Familia

Día del Veterinario en Guatemala: historias de vocación y amor hacia los animales

Cada 18 de julio se celebra el Día del Veterinario, para recordar la importancia de esta profesión para la sociedad y para la buena calidad de vida de los animales.

Médica veterinaria Karina Gutiérrez, de la Clínica Amigos, se especializa en Medicina Integrativa de mascotas. (Foto Prensa Libre, cortesía de Karina Gutiérrez)

Médica veterinaria Karina Gutiérrez, de la Clínica Amigos, se especializa en Medicina Integrativa de mascotas. (Foto Prensa Libre, cortesía de Karina Gutiérrez)

Al ser nuestras mascotas parte de nuestra familia, ante cualquier accidente o patología los llevamos para ser atendidos por médicos veterinarios, cuya profesión encomiable se encarga de restituir o mantener la salud de los animales, así como prevenir cualquier tipo de afección.

Según el sitio web de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, de la Universidad de San Carlos de Guatemala, esta fue fundada en 1957, cuando era rector Vicente Díaz Samayoa, cuyo nombre lleva el premio a Estudiante del Año de Medicina Veterinaria y Zootecnia, que se otorga cada 27 de septiembre.

Los primeros médicos veterinarios guatemaltecos estudiaron en el extranjero y fueron estos Manuel Padilla, quien se graduó en 1940, en Francia, y Emilio Estrada, en 1942, en Canadá. En esta década y en la de 1950 varios connacionales estudiaron en México dicha carrera.

El 18 de julio de 1960 los primeros veterinarios del país firmaron el acta para consolidar la fundación del Colegio de Médicos Veterinarios y Zootecnistas de Guatemala, aprobado según decreto 332, día en que se instituyó el Día del Veterinario en Guatemala.

En este espacio se presenta el testimonio de cuatro médicos veterinarios que enfrentan retos y disfrutan de las satisfacciones que les deja su profesión cada día, cuyos sacrificios, esmero y vocación no siempre son valorados por la población.

Janio Johnston

Médico veterinario Janio Johnston. (Foto Prensa Libre, cortesía de Janio Johnston)

El mayor reto en la trayectoria de 32 años como médico veterinario de Janio Johnston es hacerles comprender a los dueños la importancia de llevar a su mascota a consulta ante los primeros síntomas y no cuando la enfermedad ha avanzado, pues la eficacia del tratamiento se reduce. Así mismo, es fundamental que sigan a cabalidad las instrucciones médicas y las prescripciones de las recetas, de lo cual depende el éxito del tratamiento. Es importante, también, que respeten los horarios de atención, cuando no se trata de una emergencia, “pues los veterinarios también tienen familia y vida personal”.

Su mayor satisfacción es devolverle la vista mediante cirugía a animales que la han perdido por diversas causas. A quien estudia esta carrera le aconseja especializarse y actualizarse todo el tiempo. Johnston, fundador de Vista Vet, vicepresidente del Colegio Latinoamericano de Oftalmólogos Veterinarios, quien obtuvo su posgrado en Oftalmología Veterinaria, hace 22 años en Barcelona, España, y propietario de Incineravet, instituido en el 2011, recuerda el cuidado que debe tener la familia con las enfermedades contagiosas. Por ejemplo, hace poco atendió a una perro al que le fue diagnosticado Helicobacter pylori. Los dueños le indicaron que ellos también habían contraído esta infección, por lo que subraya en la responsabilidad de los dueños de velar por la salud de todos los miembros.

Emerson López

Médico veterinario Emerson López. (Foto Prensa Libre, cortesía de Emerson López)

Para el veterinario Emerson López no hay un reto específico de su profesión porque, en realidad, nunca sabe a qué situación se deberá enfrentar cada día, “para lo cual se ponen a prueba sus conocimientos y experiencia”. Su mayor satisfacción es establecer un diagnóstico certero para aplicar el tratamiento correcto y más efectivo, para devolverle la salud al paciente. Resalta la importancia de que los dueños sigan las indicaciones exactas para el tratamiento de sus mascotas porque, en algunas ocasiones, no ponen la atención debida.

A quienes decidan estudiar esta carrera, López, veterinario desde hace 13 años, les recomienda mantener buena comunicación con sus catedráticos y todos sus futuros colegas, así como especializarse y seguir estudiando todo el tiempo que les sea posible. Como anécdota, cuenta la ocasión en que atendió a una cachorra de 2 meses de edad, que llegó a la clínica con parvovirus, enfermedad vírica grave que puede llegar a ser mortal para el animal. Se le dio el tratamiento adecuado y logró sobrevivir. Durante sus 12 años de vida, sus dueños la llevaron a su clínica La Jungla, hasta que falleció por vejez. Después, aquellos regresaron con un nuevo cachorro y le expresaron su agradecimiento y confianza por la atención que les ha brindado. Su trabajo le llena de orgullo.

Érick Rabanales

Médico veterinario Érick Rabanales. (Foto Prensa Libre, cortesía de Érick Rabanales)

Recursos insuficientes, descuido o dejadez de los dueños son las situaciones con las que se debe enfrentar diariamente Érick Rabanales, graduado en el 2014 de médico veterinario, especialista en nutrición natural de especies menores, lo cual complica la recuperación del animal. Rabanales, fundador de La dieta del Cadejo, que ofrece planes de dieta natural para perros y gatos, refiere que su mayor satisfacción es recuperar al 100% a la mascota, cuando se le da una nutrición natural, luego de que tratamientos previos farmacológicos no fueron efectivos.

Afirma que su horario no se limita a atender pacientes de 9 a 16 horas en clínica, pues luego de ese horario y fines de semana continúa actualizándose e informándose en relación con los casos que atiende, especialmente, los complejos. “Lamentablemente, está el estigma de que el veterinario cobra caro y que tiene que trabajar por amor a los animales, con el cual, nadie sobrevive”, señala Rabanales.

Como anécdota, recuerda a una perra de raza rodesiana de 2 años, originaria de Kenia, de dueños extranjeros. Tenía problemas de piel como pápulas, eccema y picazón. Le habían hecho biopsias, pruebas de alérgenos y había pasado por varios tratamientos con otros médicos. Los dueños se la dejaron por cuatro meses. Rabanales le cambió su alimentación a una dieta barf o cruda, luego de lo cual, su padecimiento desapareció. Luego de que regresaran sus dueños, se la llevaron a su país, España.

Karina Gutiérrez

Médica veterinaria Karina Gutiérrez. (Foto Prensa Libre, cortesía de Karina Gutiérrez)

Hace unos 20 años, cuando comenzó a cursar la carrera, a Karina Gutiérrez le solían preguntar el por qué había escogido una profesión de hombres. En ese entonces, eran muchas las mujeres en la carrera; en la actualidad, calcula que conforman el 80%. Contrariando los desánimos que le impregnaba su entorno, concluyó la carrera en el 2008 y se especializó en Medicina Integrativa.

El reto principal para ella es lograr que los dueños se comprometan con la salud integral de las mascotas y comprendan que el 50% de la recuperación de ellas depende de los cuidados que les proporcionen. También, desea que las personas sean conscientes de que los veterinarios también “comen, duermen y se distraen” y que no pueden estar las 24 horas del día atendiendo consultas, sin ser emergencias. Su mayor satisfacción es ver cómo los animales responden tan rápido al tratamiento certero y llegan a sus chequeos, después de recuperarse, felices y agradecidos.

Su mayor alegría es el perro que adoptó la Clínica Amigos, donde trabaja, llamado Tomy, de 18 años, una mezcla entre french poodle y cocker spaniel. Hace seis años, su dueña lo hospedó por primera vez en ese lugar, pues salía de viaje con frecuencia. Pero un día, ya no regresó, debido a un accidente en el que murió ella y sus padres. Pero Tomy ya se había acostumbrado a los médicos de la clínica, y no sintió la ausencia de su dueña. Es un perro consentido y sano y, sin saberlo, su dueña encontró a su nueva familia antes de partir, pues antes de salir por última vez de viaje dijo que se sentía tranquila de dejar a Tomy bajo el cuidado de la clínica.

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