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De acuerdo con los especialistas en deporte, el problema es que en los últimos diez a 15 años, tanto niños como adultos se mueven menos. Algunos creen que ni siquiera las dos o tres veces a la semana que los chicos hacen deporte durante 45 minutos en el colegio alcanzan para compensar este déficit.
En su opinión, en la clase de gimnasia se pierde mucho tiempo entre que los niños se cambian, precalientan y forman fila, por ejemplo, para saltar sobre un potro. Los diez minutos restantes de movimiento no son suficientes.
Parkour en lugar de gimnasia
Smartphones, tabletas, televisores y videojuegos son, de acuerdo con los expertos, los principales culpables de que los niños se muevan poco. Sin embargo, no basta con limitarse a desconectarlos.
Muchos pedagogos creen importante que las ofertas de deportes sean compatibles con los gustos de los chicos. A muchos de ellos puede parecerles más divertido el parkour, por ejemplo, que los ejercicios clásicos de gimnasia.
Para los adolescentes, puede ser un buen complemento entrenar de forma moderada en el gimnasio. Si no hay suficiente dinero, siempre se puede entrenar sin costo en plazas y parques. Algunos de ellos cuentan además con arcos de fútbol o de baloncesto.
Canales de video y apps de fitness para motivar
Otra ayuda pueden ser las apps de ejercicios. Se recomienda que los padres las elijan junto a sus hijos. En muchas plataformas de video también hay canales con ofertas de deporte para hacer en casa. Esto puede llevar a que los chicos encuentren en ellas un referente que los motive.
Traumatólogos y ortopedistas recomiendan que las actividades sean variadas y divertidas. El deporte debe ser considerado un enriquecimiento, no un castigo. Ésa es la única forma de sostenerlo en el tiempo.
Se recomienda que los niños se muevan 1,5 horas al día, sobre todo después de haber estado sentados durante mucho tiempo. Dos o tres veces por semana la actividad puede ser un poco más exigente, como jugar al voley o nadar.
Hay otras actividades fáciles de integrar en el día a día, como ir caminando o en bicicleta a la escuela. Si los padres declaran la caminata como una “búsqueda del tesoro”, es posible entusiasmar a los más chicos. Una consigna puede ser, por ejemplo: “¿Quién encuentra primero algo rojo o la piedra más bonita?”.
Salir con cualquier clima
Otro consejo útil es que las familias salgan, al parque o a la plaza, con cualquier clima, que jueguen y trepen a los árboles, suban muros y escaleras. Pero en el peor de los casos, también es posible moverse puertas adentro: la alfombra puede transformarse en una amplia superficie de juego y una silla y una manta en una cueva en la que jugar a esconderse.
Muchos especialistas notan que los padres jóvenes prestan cada vez más atención a la alimentación y el consumo de medios de sus hijos y que incluso los llevan con ellos cuando salen a correr.
Sin embargo, hay que tener cuidado con no sobreexigir a los niños. Incluso es mejor exigirles algo menos, ya que si alcanzan su límite no querrán seguir. Es necesario tener en cuenta que la idea de superar el propio límite es más bien de los adultos.
En líneas generales, la sugerencia es que toda la familia se ponga en movimiento: cuando los adultos se mueven, los niños los acompañan.
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