Entre los beneficios del HIIT está el mejoramiento de la salud cardiovascular, la resistencia y la flexibilidad, aceleración del metabolismo y reducción de lesiones.
Se aconseja para todas las personas; pero, quienes padezcan alguna afección deben consultar a su médico antes de comenzar con esta rutina, y contar con la orientación de un instructor, para evitar riesgos a la salud.
Para personas de la tercera edad o embarazadas la intensidad se modifica.
Calentamiento
Si nunca se ha realizado actividad física, hay que iniciar de manera gradual. No pueden faltar los calentamientos para preparar las articulaciones, músculos y corazón.
Respiración adecuada
Es importante inhalar por la nariz y exhalar por la boca, para que la respiración ayude a recuperar el oxígeno perdido mientras el cuerpo se ejercita rápidamente.
Baja intensidad
Después de unos 40 segundos de entrenamiento de alta intensidad, se continúa con ejercicios menos enérgicos con la banda elástica, para trabajar los músculos de los brazos y pectorales.
Fuerza y resistencia
Para ejercitarse con alta intensidad, hacer sentadillas, al agacharse, al nivel de las rodillas, con la espalda recta y la cadera hacia atrás, para levantar la pesa al nivel de hombros.
Saltos y despechadas
En el HIIT se trabaja la zona abdominal con despechadas. También se pueden realizar saltos para que la rutina tenga más fuerza o que sea pliométrica.
Para finalizar
Se recomienda un enfriamiento de músculos después de la rutina, para reducir la acumulación de ácido láctico. Con ese fin, estirar los brazos y piernas.
Consejos
Para practicar en casa o en el gimnasio:
El vestuario para esta rutina debe ser cómodo y holgado, para facilitar los movimientos.
Se puede comenzar con una pesa de 10 libras, y luego aumentar el peso, a medida que mejore la resistencia, y una banda elástica.
Es fundamental la hidratación antes, durante y después del ejercicio.
Se recomienda comer una fruta ligera, como banano, antes de ejercitarse, para nivelar el azúcar.