Salud y Familia

El estrés y su repercusión en la salud

Cuando todos los exámenes salen bien, pero los síntomas continúan, podría tratarse de un trastorno de ansiedad

El estrés y su repercusión en la salud

El individuo en alerta constante difícilmente duerme suficiente y eso perpetúa el problema anímico. No se lo está inventando, es un problema real y muy serio, con repercusiones físicas complejas. (Foto Prensa Libre: Martin Büdenbender en Pixabay)

Los médicos que vemos adultos en consultas ambulatorias sabemos que es muy frecuente que los pacientes acudan luego de haber visitado varios colegas de distintas especialidades quienes, a la percepción del paciente, no lograron encontrar ninguna patología concreta luego de haber hecho varios estudios y varios intentos terapéuticos fallidos. Uno se convierte en el siguiente eslabón en una cadena desesperada por hallar la causa de los múltiples y difusos síntomas que le aquejan. 

La taquicardia, palpitaciones, sensación de falta de aire, dolor en el pecho, sensación de que le saltan los vasos sanguíneos del cuello, sensación de que se baja la presión o que el corazón late mal hacen que acudan al cardiólogo; la sensación de dificultad para respirar y suspiros los llevan al neumólogo, estreñimiento, diarrea, distensión abdominal, molestias al comer, reflujo, dolor abdominal los hace ir al gastroenterólogo; temblores, dolor de cabeza, hormigueos, adormecimiento de manos y pies, músculos que fasciculan, como cuando salta un parpado por ejemplo, los hace ir al neurólogo; y cuando tienen sensación de oleadas de calor y/o de frío, ganancia o pérdida de peso, falta de deseo sexual, problemas de sueño, ganas de llorar, fragilidad emocional, agresividad o cansancio los lleva a consultar con endocrinología para descartar “algún problema hormonal”.  

¿Qué me pasa? Se pregunta el paciente y se desespera. Ya algún colega se atrevió a sugerirle evaluar la posibilidad de que esté muy estresado y que lo que esté padeciendo sea un trastorno de ansiedad y que por eso sus exámenes resultan bien y ningún tratamiento lo alivia, porque está mal enfocado. 

Nos negamos a aceptarnos a nosotros mismos, tal vez porque es vernos susceptibles, que tenemos una hipertonía simpática a consecuencia de un estado involuntario e inconsciente de alerta que nos hace estar, aunque no lo deseemos, listos para pelear o escapar. Esto se debe al estrés que diariamente vivimos, el tráfico, las limitaciones financieras, las relaciones laborales, familiares, sociales y las distintas situaciones del diario vivir, además de las necesidades ineludibles y crecientes de los que dependen de nosotros, sumado al riesgo de andar en la calle expuesto a la delincuencia. 

Todo eso repercute en una secreción crónica y constante de cortisol y adrenalina, aumento del tono simpático, inflamación neuronal en la corteza cerebral, deterioro de la regulación hedónica del apetito; baja el pensamiento ejecutivo, se pierde concentración y memoria, la toma de decisiones es difícil. El individuo en alerta constante difícilmente duerme suficiente y eso perpetúa el problema anímico. No se lo está inventando, es un problema real y muy serio, con repercusiones físicas complejas, una verdadera enfermedad. Es más complejo que la condición que él creería que tiene. 

Si usted piensa que tiene estrés que le es difícil manejar o su médico se lo sugiere, luego de descartar otras causas de sus síntomas, por supuesto, es bueno que acuda a consulta de salud mental. 

 *Socio activo de la Asociación de Endocrinología, Metabolismo y Nutrición de Guatemala. Colegiado 14,384. 

Dr. José Eleazar Girón Morales   Medicina Interna – Endocrinología

Alerta

Dr. José Eleazar Girón Morales Medicina Interna – Endocrinología

El estado involuntario e inconsciente de alerta nos hace estar, aunque no lo deseemos, listos para pelear o escapar.