Salud y Familia

El mercurio y el riesgo de consumir pescado en exceso

Durante la época de verano es usual que se incremente el consumo de pescados y mariscos; sin embargo, es importante reconocer que estos alimentos tienen mercurio, uno de los 10 químicos más tóxicos para el ser humano.

Expertos recomiendan el consumo de pescado a pesar del riesgo de consumir sustancias tóxicas como el mercurio. (Foto Prensa Libre: HemerotecaPL)

Expertos recomiendan el consumo de pescado a pesar del riesgo de consumir sustancias tóxicas como el mercurio. (Foto Prensa Libre: HemerotecaPL)

Durante esta época los pescadores de alta mar ofrecen, principalmente, pez curvina, sierra, dorado, róbalo, pargo y tiburón; los cuales se emplean para producir lo que se conoce como “pescado seco”, cuyo consumo es muy popular durante el verano en nuestro país, junto a los mariscos, la mojarra, la tilapia y el atún.

De acuerdo con expertos, algunas de estas especies de pez, debido a su lugar en la cadena alimenticia, pueden contener grandes cantidades de mercurio, que a su vez llega a ellos, en gran medida, debido a la contaminación en el agua por parte del ser humano.

Ivonne García, coordinadora de la práctica en la clínica de nutrición de la Universidad Rafael Landívar, señala que la contaminación por mercurio y otros metales pesados es común en pescados, aunque también en frutas y verduras que pueden estar contaminadas por pesticidas o fertilizantes debido a los pocos controles en Guatemala.

“Es bien sabido que la contaminación del pescado se debe a la contaminación de las aguas por el sector industrial como la minería y las petroleras”, comenta García.

“La reserva por comer pescado se centra en especies grandes como el tiburón o el atún, ya que estos, al alimentarse de peces pequeños, se contaminan más. Pescados como el róbalo o la curvina, posiblemente, estén menos contaminados”, agrega la experta en Nutrición.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), informa que el mercurio existe en varias formas: el elemental o inorgánico, que es al que la gente se puede ver expuesta en ciertos trabajos industriales; o el  orgánico, también conocido como metilmercurio y que entra en el organismo por vía alimentaria.

Estas formas de mercurio difieren por su grado de toxicidad y sus efectos sobre los sistemas nervioso e inmunitario, el aparato digestivo, la piel y los pulmones riñones y ojos.

El mercurio presente en los peces es la versión orgánica de este elemento, y se le conoce como metilmercurio. Este es el más peligroso para el ser humano y se halla sobre todo en los grandes depredadores del mar como el tiburón, los grandes atunes o el pez espada.

Por el contrario, otros con menor cantidad de mercurio son los camarones, el bagre o el salmón. En la carne y la fruta también se pueden detectar concentraciones de mercurio, aunque en su forma inorgánica, en menor medida y menos tóxica.

La exposición a este compuesto a través del pescado no supone un riesgo para la salud, ya que los niveles son inferiores a los considerados como seguros, aunque ciertos grupos de población deben tomar medidas de prevención.

¿Cómo entra el mercurio en la cadena alimentaria?

La OMS explica que el mercurio sufre complejas transformaciones en el medio ambiente y se halla en las redes alimentarias, especialmente en la acuática. Cuanto más viejo sea el pez, mayor será su concentración de metilmercurio.

Además, se biomagnifica, esto significa que cuanto más alto se encuentre el organismo en la cadena alimentaria mayor será su concentración de metilmercurio. Por consiguiente, los grandes peces depredadores tienen más probabilidades de contener concentraciones elevadas de metilmercurio, aunque los peces pequeños también pueden tener grandes concentraciones de mercurio en zonas especialmente contaminadas.

Expertos de la OMS señalan que en el agua el mercurio se transforma en una molécula orgánica altamente tóxica, la cual es rápidamente absorbida por algas y plancton, que son el alimento de muchos peces, que a su vez son comidos por otros más grandes, hasta llegar a los humanos.

En el camino, ese químico tóxico se va concentrando cada vez más y se torna en una amenaza particularmente seria para los cerebros en desarrollo de niños y fetos.

Ante esta situación las mujeres embarazadas o que quieren tener un hijo, así como los menores de 16 años, deben evitar el tiburón y el pez espada. No comer más de cuatro latas medianas de atún o dos filetes de atún a la semana.  Los mayores de 16 años no deben comer más de una porción de tiburón o pez espada a la semana.

De esa cuenta, hay que considerar que los peces que se consumen durante el verano en nuestro país no figuran entre las especies que se hallan en la cima de la cadena alimenticia del mar; además expertos en nutrición recomiendan su consumo debido a que aportan nutrientes importantes.

Hay que recordar que el pescado es importante para una dieta saludable y debería comerse dos veces por semana ya que es rico en nutrientes como el Omega 3, el cual es beneficioso para el corazón y ayuda al cerebro a desarrollarse.

¿Cómo daña el mercurio la salud humana?

Debido a que la principal fuente de exposición humana al metilmercurio es el consumo de pescados y mariscos contaminados por este compuesto, prácticamente todas las personas tienen en su organismo al menos cantidades ínfimas de metilmercurio, lo que no supone un riesgo para la salud.

En el feto, el lactante y el niño, el principal efecto del metilmercurio es la alteración del desarrollo neurológico.

La exposición al metilmercurio en el útero, que puede proceder del consumo materno de pescados y mariscos contaminados, esto afecta negativamente el desarrollo del cerebro y del resto del sistema nervioso del feto.

En menores expuestos al metilmercurio en el útero se han observado efectos negativos en la función cognitiva, la memoria, la atención, el habla y las actividades visuoespaciales y motoras finas, informa la OMS.

De acuerdo con un comité de la OMS y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), una ingesta diaria semanal tolerable de mercurio es de cinco microgramos por cada 2.2 libras de peso corporal. De ellos, un máximo de 1.6 microgramos corresponden al metilmercurio.

Esta ingesta se calculó a partir de la ausencia de efectos secundarios en el desarrollo mental de los niños de cuatro a siete años y de madres procedentes de las islas Feroe y Seychelles, cuya dieta está basada sobre todo en pescado con riesgo de elevadas concentraciones de mercurio.

Entonces, ¿se debe dejar de consumir pescado?

La nutricionista Rosa María Mendoza explica que existen límites y definitivamente una cantidad elevada de mercurio puede ser dañino; sin embargo, de ninguna manera se recomienda retirar el pescado de la dieta.

“A grandes rasgos todos los alimentos están contaminados, los vegetales y las carnes tienen bastantes pesticidas, pero por las cantidades, esto no representa un grave peligro inmediato para la salud. Es importante no afligir a la población porque los pescados tienen nutrientes esenciales”, afirma Mendoza

Debido al aumento de la contaminación de los mares, los pescados son los alimentos que más mercurio contienen. No obstante, la recomendación de evitar el pescado por este hecho no está justificada.

La nutricionista asegura que es importante consumir pescado por su contenido en omega 3, proteínas de calidad, selenio y vitaminas.

Si se desea reducir la exposición al mercurio, lo recomendable es limitar el consumo de los peces que son grandes depredadores como el pez espada, el atún, el tiburón, el pez espada y la macarela rey.

Para la mayoría de los adultos, los beneficios de comer pescado superan cualquier daño potencial asociado con el mercurio, comenta la experta en nutrición.

De acuerdo con García, la recomendación máxima para una persona adulta es de 20 onzas de pescado a la semana, mientras que para los menores debería ser entre 8 y 10 onzas.

En las mujeres en estado de gestación se recomienda evitar el consumo de pescado porque la transmisión del mercurio puede afectar al desarrollo del feto.

También se recomienda consumir productos con antioxidantes como frutas y verduras con vitaminas A, C y E para atenuar los efectos del mercurio en el organismo.

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