Y precisamente los directivos deberían proceder siguiendo este sistema cuando deben formular críticas a sus subordinados: envolver la información principal en el manto de dos mensajes positivos. Pero ¿cómo?
Un ejemplo concreto podría ser cuando la jefa dice: “Me alegra que me haya presentado otra vez tan puntualmente los documentos. Lamentablemente en el punto dos aún falta la argumentación que necesitamos sin falta para fundamentar la solicitud. Seguramente eso ya le llamó la atención, y por eso seguramente podrá revisar rápido esa parte”.
Top eins, revista para directivos del sector público, señala que comenzar con un elogio disipa la frialdad de la conversación. Y, al final, a la crítica se le retira la negatividad con otra alabanza.
La consecuencia es que el clima entre jefe y trabajador no es tan tenso y este último no se siente desmotivado por el “feedback” negativo.
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Sin embargo, los jefes deben tener cuidado con quién y con qué frecuencia utilizan esta técnica, porque conlleva riesgos. La publicación indica que el peligro es que el mensaje no llegue de manera clara, y que los empleados, en medio de los elogios, pasen por alto la crítica.
Además, agrega que, si se utiliza esta técnica a menudo, los trabajadores comprenden que estos cumplidos representan solamente el envoltorio.
Asimismo, pueden sentir dudas si cuando reciben un elogio verdadero este realmente fue dicho en serio y esto también puede conducir a frustraciones.