Salud y Familia
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El té podría limpiar el agua potable: científicos descubren su poder contra el plomo

Científicos revelan que los compuestos de las hojas de té, llamados catequinas, actúan como filtros naturales al atrapar moléculas de metales pesados.

Las hojas de té eliminan el plomo que provocar retrasos en el desarrollo y problemas de comportamiento de los niños. (Foto: Prensa Libre / Shutterstock)

Un nuevo estudio reveló que las hojas de té pueden extraer metales pesados del agua, lo que reduce significativamente la cantidad de plomo y otros compuestos peligrosos que las personas podrían estar consumiendo sin saberlo.

Investigaciones recientes han destacado diversas formas de reutilizar las hojas de té usadas, desde biocombustibles hasta la elaboración de galletas sin gluten. Sin embargo, este estudio muestra un beneficio para la salud pública en un hábito ya arraigado en millones de personas. Según estimaciones, cada día se consumen cerca de 5 mil millones de tazas de té en el mundo.

“Se pueden ver las implicaciones”, afirmó Vinayak Dravid, científico de materiales de la Universidad del Noroeste y autor del estudio publicado esta semana. “¿Con qué frecuencia tenemos a nuestro alcance a miles de millones de personas?”

En muchos países, el agua utilizada para preparar el té está contaminada con plomo debido a tuberías antiguas. En Estados Unidos, 9 millones de hogares obtienen agua a través de tuberías que contienen plomo, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés). El plomo es especialmente peligroso para los niños, ya que su exposición puede provocar retrasos en el desarrollo y problemas de comportamiento.

Dravid y su equipo analizaron cómo diferentes tipos de té —negro, blanco, oolong, verde, rooibos, de hierbas, de hojas sueltas y el tradicional Lipton— interactúan con el plomo en el agua.

Para ello, dejaron reposar el té durante distintos periodos de tiempo y luego midieron la cantidad de plomo residual en el líquido.

Los compuestos de las hojas de té, llamados catequinas, actúan como “diminutos ganchos de velcro” que atrapan las moléculas de plomo, explicó Michelle Francl, química del Bryn Mawr College y autora de un libro sobre la química del té. También indicó que la estructura de las hojas de té, con “crestas y valles”, proporciona la superficie necesaria para esa interacción.

Aunque estas propiedades se conocen desde hace tiempo, Dravid y sus colegas fueron los primeros en examinar la capacidad de eliminación de plomo en una sola taza de té. Descubrieron que las hojas de té negro, al arrugarse durante el proceso de tostado, tienen una mayor capacidad de absorción de metales pesados.

“En el té verde y el té negro se encontraron cantidades prácticamente equivalentes de metal absorbido”, señaló Benjamin Shindel, coautor del estudio y doctorando en la Universidad del Noroeste.

Por otro lado, el té blanco atraviesa un proceso de preparación más leve, lo que mantiene sus hojas lisas y con menor capacidad para extraer metales pesados del agua. Del mismo modo, las infusiones herbales, como la manzanilla, no filtran bien estos metales, probablemente porque no contienen hojas de té, sino flores u otras plantas.

A pesar de estas diferencias, los investigadores concluyeron que el factor más relevante es el tiempo de infusión. “Es mucho más importante el tiempo de reposo del té”, destacó Shindel.

Descubrieron que dejar reposar una taza de té negro durante cinco minutos puede eliminar hasta un 15 % del plomo en el agua. Aunque esto es útil, “no es un nivel seguro” de exposición al plomo, de acuerdo con la EPA.

“Con el plomo y otros contaminantes, cualquier disminución es significativa hasta cierto punto, sobre todo si se carece de recursos o infraestructuras para filtrar estos materiales problemáticos”, comentó Caroline Harms, quien participó en la investigación como estudiante universitaria de Dravid.

Sin embargo, cuanto mayor sea el tiempo de infusión, más amargo será el té. El año pasado, Francl generó controversia al sugerir que añadir sal al té podía mitigar su amargor. “No se puede beber después de 10 minutos de reposo, y ninguna cantidad de sal va a remediarlo”, afirmó.

En algunas muestras del estudio, el té se dejó en reposo durante 24 horas, lo que lo volvió imbebible.

Los autores del estudio señalaron que su objetivo no era hacer recomendaciones de salud pública, sino destacar un beneficio oculto de un hábito global.

Calcularon que un país donde el consumo de té fuera elevado podría reducir aproximadamente en un 3 % la ingestión de plomo proveniente del suministro de agua en comparación con otro donde no se bebiera té.

“¡Qué maravilla!”, expresó Henrietta Lovell, fundadora de Rare Tea Co., empresa que suministra té a restaurantes exclusivos. Lovell destacó que en China el té se ha utilizado como remedio desde hace miles de años. “Cuanto más aprendo sobre el té, más fabuloso y fascinante me parece”, comentó.

Francl consideró que estos hallazgos podrían abrir la puerta a un método escalable para evitar la ingesta de metales pesados. “Dado que el agua limpia es un problema global, si se lograra ajustar esta prueba de concepto para producir agua potable, sería algo muy positivo”, indicó.