“El organismo mantiene un equilibrio de sus funciones que le llamamos homeostasis. Cualquier proceso o acontecimiento que altere ese equilibrio le llamamos estrés. Cuando hablamos de estrés psicológico hacemos referencia a las cosas que sobrecargan nuestro sistema de estabilidad emocional”, explica el neurólogo Víctor Arévalo.
Existen dos tipos de estrés: el estrés agudo que se caracteriza por desaparecer rápidamente y sentirlo cuando realiza algo nuevo o emocionante; y el estrés crónico que dura por un tiempo prolongado y se presenta ante problemas persistentes. “Cualquier tipo de estrés que continúa por semanas o meses es estrés crónico”, indica el portal Medlineplus. Se puede sentir por un largo tiempo que nos acostumbramos a él y no lo consideramos un problema hasta que se presentan consecuencias físicas y mentales.
“Las causas del estrés dependerán de cada persona, de sus problemas y preocupaciones. Pero se considera crónico cuando estas situaciones se mantienen por semanas o meses, incluso años. Llegamos al punto de que la ansiedad, cansancio y dolor de cabeza se vuelven algo cotidiano y normal en nuestra vida, cuando no debe ser así”, dice José Hernández, médico internista.
Síntomas de estrés crónico
Ante el estrés crónico, el cuerpo se mantiene en alerta constante, lo que provoca presión arterial alta, diabetes, obesidad, ansiedad, problemas menstruales, alteraciones del sueño, diarrea, dolor de cabeza, irritabilidad, cambios de humor, fatiga, dificultad para respirar, problemas de memoria, ataques de pánico y debilitamiento del sistema inmune, por lo que se es más propenso a otras enfermedades.
Diversos estudios han detallado que el estrés prolongado puede generar enfermedades graves como problemas cardiacos, depresión y debilitamiento del sistema inmune, por lo que se es propenso a otras patologías.
Cómo afecta el deterioro cognitivo
Una investigación publicada en la revista JAMA Network Open el abril 2023 detalló que las personas mayores de 45 años con niveles elevados de estrés tienen un 37 por ciento más de probabilidades de sufrir problemas cognitivos, como afecciones en la memoria y pensamiento.
El estudio dio seguimiento a más de 24 mil personas que también participaban en una investigación sobre la salud cerebral, por lo que los especialistas realizaron pruebas estandarizadas para determinar el estado cognitivo de cada paciente.
Una de las conclusiones del estudio es que además de los problemas que genera el estrés crónico, como dolor de cabeza, depresión, ansiedad, hipertensión, trastornos del sueño, etc., se añade el deterioro cognitivo.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) definen el deterioro cognitivo cuando se tiene problemas para recordar, aprender cosas nuevas, concentrarse o tomar decisiones que afecten su vida cotidiana.
El neurólogo Arévalo explica que el deterioro cognitivo se genera porque el estrés altera la capacidad de atención. “Cuando hablamos de memoria hacemos referencia a tres factores: registro de información, almacenamiento de información y recuperación de la información. Entonces, la ansiedad, depresión, los trastornos del sueño, irritabilidad, etc., afectan particularmente nuestra capacidad de prestar atención y por consiguiente el registro de información, entonces es muy difícil recordarla. Por eso se da afecciones en la memoria”.
Además, el estrés hace que busquemos acciones que nos den gratificación inmediata, como ver el celular constantemente, vídeos, o lecturas que nos alejan de nuestros quehaceres; lo cual solo nos genera más estrés o ansiedad porque no terminamos rápido nuestras tareas.
“El problema de la gratificación inmediata es que nos disipa la atención, entonces es más difícil guardar información y luego recordarla. Por ejemplo, nos están hablando y yo estoy viendo el celular. Después no recordaré si me dijeron algo importante. Al disipar la información es como si la moviera de lugar, lo cual nos afecta progresivamente porque solo nos genera más estrés”, agrega Hernández.
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Para combatir el deterioro cognitivo, los especialistas indican que primero hay que hacer cambios en el estilo de vida para disminuir el estrés. Los hábitos más importantes para implementar son mantener una dieta saludable, practicar ejercicio, dedicar tiempo a actividades que sean de su agrado como pasatiempos o ir a comer con amigos o familiares, hacer algún tipo de voluntariado, practicar la escritura por medio de un diario en el que escriba sus pensamientos o lo que agradece de la vida. También aconsejan buscar ayuda profesional.
