“Debido a la ubicación geográfica este país es montañoso, volcánico, acuoso y con diversidad de climas, y esto contribuye a ese colorido que se refleja en sus tradiciones y que también simbolizan distintas y variadas concepciones de la vida, como los cuatro colores mayas —rojo, amarillo, negro y blanco—, que significan los cuatro caminos —oriente, poniente, sur y norte—”, explica el antropólogo Carlos René García Escobar.
El pigmento también tiene gran importancia en la sociedad contemporánea, debido al sincretismo con otras culturas a los largo de cuatro siglos. Por ejemplo, los trajes regionales tienen colores prehispánicos y europeos, como el azul.
Los colores representativos de la Semana Santa son el negro y el morado como símbolo del dolor.