El debilitamiento en la última etapa de la vida hace que la vejez se vuelva un tema importante de abordar ya que es necesario desde los grupos sociales garantizar el bienestar así como la dignidad de quienes lo padecen. “Si estos años adicionales están dominados por el declive de la capacidad física y mental, las implicaciones para las personas mayores y para la sociedad se vuelven más negativas”, apunta la OMS.
La organización señala que las variaciones en la salud de las personas adultas mayores dependen de la genética, pero también por el entorno físico y social, como las viviendas, los vecindarios y la comunidad. Ante este escenario, suele ocurrir que los adultos mayores no cuenten con suficiente respaldo para garantizar su salud, y en ocasiones, los hogares geriátricos -conocidos por mucho tiempo como asilos- parecieran ser una opción para su cuidado.
De acuerdo con Jorge Eduardo Bran Girón, médico geriatra y gerontólogo, estos espacios suelen caracterizarse por brindar atención dirigida a la protección del adulto mayor. Idealmente, estos deben contar con equipos multidisciplinarios y titulados en áreas de atención geriátrica, así como de neurociencia, y otros que fomenten terapias ocupacionales, procesos de rehabilitación (en el caso de demencia), así como de cuidados básicos.
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Bran Girón, también miembro de la Clínica Integral del Adulto Mayor en Zacapa, apunta que los casos que suelen recibirse en los hogares geriátricos corresponden a pacientes con fragilidad ósea, problemas articulares, algunas enfermedades degenerativas, y principalmente, personas con demencia.
La opción de ingresar a estas personas a los hogares suele estar marcada por varios matices en el país. A decir del médico entrevistado, en Latinoamérica y Guatemala no suele ser tan común que las familias tomen en cuenta las residencias geriátricas. “Nuestra cultura es de mantener la unión, y muchas veces se cree que ingresar al paciente a una institución podría llegar a disminuir los vínculos con la familia”, dice el médico Jorge Eduardo.
Por otro lado, también es una realidad que haya familias que no puedan hacerse cargo de la forma más pertinente de los adultos mayores, respecto a los cuidados de salud cotidianos, y que pueden requerir de más precisión.
Anyello Fernández, encargado del hogar Casa Mis Abuelos, apunta que las personas suelen acudir a los hospicios geriátricos porque consideran preferible que sus familiares adultos mayores tengan una atención meramente profesional, lo cual les da más tranquilidad.
Hernández señala que en otros casos puede ocurrir que las personas busquen el cuidado de profesionales en un hogar, más que en la casa de la misma familia con una persona externa contratada, puesto que se dan casos donde estos incluso han atentado contra la seguridad de los pacientes mayores.
Tomar la decisión y comunicarla
Aunque llevar a un adulto mayor a una residencia pueda ser un proceso beneficioso, este puede generar dudas sobre cómo debe abordarse, ya que es normal sea complejo de comunicar y decidir.
“Lo más importante es tomar la decisión en consenso entre toda la familia. Al definir por qué deben llevar al adulto mayor a un hogar, es recomendable incluso que la familia pueda tener un acercamiento a la terapia psicológica para aceptar el hecho“, comparte el doctor Jorge Eduardo.
El especialista agrega que una vez se acepte la decisión, es necesario que los familiares comuniquen al adulto mayor desde la verdad, el cariño y la sutileza por qué han decido que viva en un hogar geriátrico.
En muchos casos, quizá no lo comprendan, pero aún así es importante que también se les explique los beneficios y comodidades que tendrán en el nuevo recinto. También se les debe ampliar cómo será el proceso, y dejarles claro que la familia siempre estará presente, aunque no todos los días sean como antes.
Durante este proceso de explicación, es pertinente que las familias también puedan asesorarse con especialistas geriátricos, así como de psicólogos, para saber cómo abordar el tema de forma particular. De igual forma, se le debe explicar al adulto mayor que siempre habrá un acompañamiento familiar, por lo que será necesario que a la hora de visitar los lugares también asistan los futuros residentes.
Cómo deben ser los hogares
El doctor Bran Girón señala que las personas deben hacer un buen proceso de investigación previo a elegir el hogar geriátrico donde llevarán a sus familiares, por lo que recomienda que se visiten al menos cinco residencias para tener varias opciones.
Estos centros pueden variar: hay residencias permanentes generales, algunas diurnas y otras que se enfocan en la atención de personas con demencia. Aún así, se debe procurar que todas cuenten con áreas de terapia física y ocupacional, salas de enfermería, cocina, comedor, salas de recreación y otras para descanso, habitaciones en buen estado, baños aseados y patios para recibir aire libre.
En cuanto al personal, es importante que los hogares cuenten con especialistas en áreas neurológicas, psicológicas, de geriatría, e incluso de educación, además de aspectos cotidianos de salud que suelen ser cubiertos por enfermeros y doctores.
Además del lugar de vivienda, deben considerarse otras inversiones en este proceso como los implementos que necesita el paciente para su vida diaria (como artículos de higiene), el tratamiento que pueda necesitar, y la cobertura de terapias.
El proceso de adaptación
Incluso antes de ingresar oficialmente al nuevo hogar, Anyello Fernández recomienda que pueda hacerse un periodo de prueba para ver cómo reaccionan los adultos mayores a esta nueva experiencia.
Según cuenta el encargado de Casa Mis Abuelos, los miembros de las residencias suelen hacer actividades para tratar de motivar a los nuevos pacientes, sabiendo que para ellos se puede tratar de una experiencia desconocida e incluso intimidante.
Aún si los pacientes logren ingresar al nuevo hogar sin mucha resistencia, Fernández sugiere que se preste atención en cómo se puede crear un ambiente familiar respecto a su antiguo espacio.
“Muchas veces el adulto extraña su casa, sus cosas personales, pero es beneficioso si en las instituciones son flexibles y puedan acomodarles con lo que normalmente tenían en su habitación“, comparte Fernández.
Aunque las residencias geriátricas deben fomentar el proceso de adaptación, siempre será necesario que los familiares se mantengan próximos al paciente adulto mayor. Síntomas como la depresión pueden ser comunes cuando las personas llegan a un nuevo espacio, y no cuentan con la atención de sus allegados aunque estén lejos.
Para evitar eso, Fernández sugiere que las personas puedan dedicar ciertos días al mes para visitar a sus familiares. También les invita a comprometerse con eso, ya que los adultos estarán a la espera y eso mejorará su ánimo. El uso de dispositivos móviles como celulares puede ser útil puesto que los pacientes podrán estar en contacto con sus allegados.
Detalles como regalos, o bien, llevarlos a comer por un día especial, también pueden servir para que los adultos mayores se sientan validados en este nuevo proceso.
Por otro lado, no se deben dejar de atender ciertas actividades recreativas que puedan ayudar a los adultos mayores. Estas pueden ser deportivas, o tan solo de movimiento para que puedan despejar su mente y su cuerpo. La estimulación artística también ha supuesto una vía de acción para los pacientes. Clases de pintura, dibujo o cerámica pueden ser opciones que se contemplen dentro de los hogares.
Residencias geriátricas en Guatemala
Estos son algunas opciones de residencias para adultos mayores en el país. Para más información puede presionar sobre el nombre del lugar:
- Hogar de Ancianos San Vicente de Paul: Ubicado en zona 1 capitalina, 2332-9951
- Casa Hogar Niño de Praga: Ubicado en zona 7 capitalina, 2439-8224
- Residencia Virgen del Rocío: Ubicado en zona 10 capitalina, 2363-4318
- Residencias Valentina: Ubicado en Carretera a El Salvador, 6610-2493
- Hogar Fray Rodrigo de la Cruz, Antigua Guatemala: Ubicado en Antigua Guatemala, 7932-1414
- Hogar Casa Mis Abuelos: Ubicado en Antigua Guatemala, 5424-2313
- Cabecitas de Algodón: Ubicado en Antigua Guatemala, 7832-7349
- Hogar de ancianas Santa Luisa de Marillac: Ubicado en Quetzaltenango, 7792-2328