“Esta mañana he tenido aquí a otra niña de 13 años que quería tener la nariz de Kylie Jenner”, señala este cirujano plástico de 71 años, famoso por haber operado a varias celebridades. “Este desarrollo es enfermizo. Mark Zuckerberg ha creado monstruos”, asevera el especialista.
¿Las redes sociales y los filtros fotográficos como impulsores de una nueva manía por la belleza entre los jóvenes?
El cirujano plástico alemán Alexander Hilpert también opina que este desarrollo es peligroso: “Los que envían con frecuencia fotos de sí mismos quieren tener mejor aspecto”, asevera el médico de 56 años. “Esto ha aumentado enormemente en los últimos años, las consultas nos llegan a diario”, añade.
La Sociedad Alemana de Cirugía Plástica y Estética (DGÄPC, por sus siglas en alemán) no dispone de cifras fiables al respecto. En sus estadísticas anuales de 2020, la asociación solo registró las intervenciones que realmente tuvieron lugar y la motivación de las mismas, pero no las solicitudes rechazadas.
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Según sus datos, solo un 2,3 por ciento de los pacientes presentaron fotografías de sí mismos editadas digitalmente como objetivo de belleza, lo que equivale a un 11,7 por ciento menos que el año anterior.
“Las estadísticas se deben a la pandemia de coronavirus”, objeta Hilpert. “Estoy seguro de que las solicitudes volverán a aumentar”, afirma. Al fin y al cabo, prosigue, durante la pandemia los jóvenes están sumergidos en el mundo digital más que antes. “Allí solo ven modelos embellecidos y retocados”, señala Hilpert. “Y cuando imitan bailes de TikTok, quieren parecerse a lo que ven”.
Según un estudio publicado a finales del año pasado por una asociación alemana de investigación de medios, en 2020 los jóvenes utilizaron Instagram, Snapchat, TikTok y demás con más frecuencia que el año anterior.
Según el informe, el aumento fue más pronunciado en el caso de TikTok: el número de jóvenes que indicó utilizar la aplicación al menos varias veces a la semana aumentó en un 19 por ciento. La aplicación es especialmente popular entre los jóvenes de 12 a 15 años.
Mang y Hilpert subrayan que no aceptan peticiones de jóvenes que quieren parecerse a los modelos que ven allí o a sus propios selfiescon filtro. “Pero está claro que luego se van y lo intentan en otro sitio”, acota Mang. “Por desgracia, a menudo vuelven cuando el daño ya está hecho”, añade. Por este motivo, Mang reclama criterios más estrictos en la formación de los cirujanos plásticos y estéticos.
“Hay mucho descontrol”, advierte. “Hay médicos que operan una nariz sin haberlo hecho nunca antes”. Por lo tanto, aconseja que, al buscar un especialista, se preste mayor atención al título “cirugía plástica” u “operaciones plásticas”.
Alexander Hilpert explica que hay muchos especialistas de otros campos que se ganan un dinero extra con la cirugía estética, y que se les permite llamarse a sí mismos cirujanos estéticos porque este no es un título profesional protegido.
“Incluso los médicos alternativos están autorizados por ley a inyectar colágenos contra las arrugas: la formación se puede hacer online”, señala Hilpert. “Para ello, sin embargo, hay que saber mucho de anatomía, para evitar así dañar vasos sanguíneos importantes, por ejemplo”, advierte el cirujano.
Debido a la pandemia de coronavirus, también son cada vez más los adultos que se ven a diario en sus propias pantallas: las videoconferencias han pasado a formar parte de la vida cotidiana de muchas personas que trabajan desde casa. Según la DGÄPC, las intervenciones de cirugía estética en 2020 se centraron sobre todo en cambios en el rostro.
“Mucha gente se ve a sí misma en Zoom durante el trabajo remoto impuesto por la pandemia”, explica Hilpert. “Por eso muchos vienen y dicen que les gustaría operarse los párpados”, añade. Las videoconferencias muestran la edad de los participantes “sin piedad”, enfatiza Werner Mang.
Los datos de la DGÄPC indican que este fue el caso también en el ámbito de la enseñanza a distancia: el 27 por ciento de los miembros de la asociación indicó que, en 2020, las consultas por parte de maestros y profesores de escuela fueron más frecuentes de lo habitual.
El “papa de la belleza”, Werner Mang, es muy reticente en cuanto a este tipo de intervenciones. Nunca se ha sometido al bisturí, subraya este hombre de 71 años: “Estoy orgulloso de las bolsas que tengo debajo de los ojos”.