En artículos anteriores le he hablado del Triángulo de la efectividad (actitud, aptitud y creatividad).
Ahora, analizaremos el Triángulo del talento, no menos importante; diríamos complementario: el cual nos brindará un horizonte más profundo que nos permitirá descubrir y aprovechar mejor nuestros recursos.
¿Cómo se integra el Triángulo del talento? Este se conforma de tres estados claves: saber, querer y hacer
- La primera pregunta que debemos hacernos es ¿Qué sé? La respuesta se encuentra en las capacidades como efecto de la “actualización permanente”.
- La segunda pregunta se refiere al ¿Qué quiero? La respuesta está en definir el compromiso.
- Y la tercera pregunta: ¿Qué hago? La respuesta está en las acciones.
Triángulo del talento
Nos remite a tres estados o situaciones, que tenemos que aclarar:
Primer elemento: el saber
Capacidades que tenemos. Nos plantea una especie de mezcla de elementos al cual contribuye directamente el triángulo de la efectividad, como el proveedor por excelencia, los que interactúan de manera simultánea, priorizándose opcionalmente según las situaciones: las actitudes o competencias. Las habilidades, las destrezas y, el conocimiento. La creatividad innovadora. El estar preparados para diseñar una estrategia efectiva.
Segundo elemento: el querer
El fruto de la razón, el compromiso: ¿quién se obliga a sí mismo? Es una decisión fundamental que tiene que ver con:
- Las creencias: el trabajo dignifica.
- Los valores: responsabilidad y entrega.
- Las expectativas: ¿qué aspiramos?
No basta implicarse. Hay que involucrarse, por voluntad propia, en las responsabilidades y atribuciones. (Ej. Capacidad para formar equipo). Un compromiso con uno mismo y con los destinatarios.
El tercer elemento: el hacer
Es fruto de la voluntad. Hacer prevalecer los objetivos. Aunque se cambie la estrategia. Dice el viejo adagio que: “De buenas intenciones está plagado el camino al infierno”. Es mucho más que eso. No basta la actitud, los conocimientos y habilidades; ni que tan creativo sea. Es acción. No activismo. Lograr resultados esperados, que sean medibles. Simple: debe hacerse, debe cumplirse.
Valores
Hasta aquí el desarrollo intelectual ha hecho su función, sin embargo, si usted es persona creyente, y que vive las cuatro áreas de la vida (física, psicológica, social y espiritual) puede enriquecerse y fortalecerse aún más; pues a los valores (frutos de la experiencia y el conocimiento humanos), les brindará el soporte de los principios de origen en la sabiduría divina, que le orientan al bien común; el cual le protegerá de caer en antivalores perniciosos que distorsionen la filosofía de sus proyectos y emprendimientos.
Aún más, incrementarán su resiliencia ante los obstáculos y los embates de la propia existencia, permitiéndole no dejar nada a medias.
Capacitación
MSc. Ing. y Lic. Cecilio Baeza Gámar.
Es fundamental prepararse apropiadamente.
baezaylara.consultores@outlook.es Especializado en Desarrollo integral y en Administración del Tiempo y el Trabajo. Autor del libro “Frente al espejo… 20 años después”.