Salud y Familia

La enfermedad reumática que ataca a los jóvenes

Las molestias de la espondilitis anquilosante se presentan con dolores de espalda y de articulaciones sin razón aparente. Es frecuente en jóvenes de 18 a 35 años y de no detectarla a tiempo podría provocar discapacidad.

La espondilitis anquilosante es una enfermedad que afecta en especial la espalda baja. El término espondilo se refiere a la espina dorsal mientras que itis significa inflamación y la palabra anquilosante quiere decir rígido.  (Foto Prensa Libre: Servicios)

La espondilitis anquilosante es una enfermedad que afecta en especial la espalda baja. El término espondilo se refiere a la espina dorsal mientras que itis significa inflamación y la palabra anquilosante quiere decir rígido. (Foto Prensa Libre: Servicios)

Despertar por la noche con un frecuente dolor de espalda o el aparecimiento de molestias cuando se está en una misma posición durante mucho tiempo podría ser un síntoma de una enfermedad llamada espondilitis anquilosante.

“El dolor de espalda es peculiar porque las personas no saben qué lo causa.  No es una caída, un golpe o por levantar algo pesado sino un día se comienza a sentir, en especial  después de estar en reposo”, dice Helga García, internista y reumatóloga.

Al principio de la enfermedad el paciente despierta en la segunda mitad de la noche con dolor.  Al estirarse, moverse y levantarse de la cama, el movimiento se alivia.

Piensan que la molestia la causa el colchón o que ha sido debido a un día duro y agitado.  También en la mañana, los pacientes tienden a amanecer con rigidez en la espalda y mientras se levantan y continúan con la rutina, se sienten mejor.

La espondilitis anquilosante pertenece a una familia de enfermedades reumáticas que se llaman espondiloartritis.  Es caracterizada por dolor de espalda baja, de tipo inflamatoria.  Durante mayo se realizan eventos y jornadas para dar a conocer más de esta enfermedad.

Pero, no se limita solo a esta parte del cuerpo.  Algunas personas presentan el dolor en otras articulaciones como en las manos y brazos.  García explica que no se sabe la causa y se desarrolla porque existe  una hiperactividad del sistema autoinmune, una sobreproducción de una interleucina llamada 17A, que no es más que un conjunto de células productoras de inflamación.  “Estas aumentan donde el tendón se une con el hueso, se inflama y causa dolor”, agrega la experta.

Como se explicó solo con moverse un poco o ejercitarse, la molestia disminuye y la vida sigue sin problema.  Sin embargo, al no recibir un diagnóstico y tratamiento adecuado la enfermedad avanza y evoluciona, dependiendo de cada paciente, al punto de llevarlos a una discapacidad porque se pierde movilidad completa de la columna.

Difícil de diagnosticar

García expresa que uno de los grandes problemas de estas enfermedades es que los jóvenes que empiezan a desarrollar molestias no piensan en buscar ayuda. “Creen que es algo pasajero que mejora con una pastilla o una inyección, pero se está poniendo en riesgo su salud y llegan al consultorio en condiciones donde ya no es posible revertir lo sucedido y hasta podrían llegar al punto de necesitar silla de ruedas”.

Los pacientes por el dolor constante también enferman cambios de humor que afecta su vida cotidiana. (Foto Prensa Libre: Servicios)

“En países desarrollados en medicina podría llevar hasta 8 años para llegar al diagnóstico, y en Guatemala podría ser más”, agrega García, porque la enfermedad se confunde con otras condiciones como lumbago, espasmos musculares, entre otros.

Una de la creencia que limitan el tratamiento es no visitar a reumatólogo, al pensar que es solo para las personas de edad avanzada cuando esta enfermedad es frecuente entre los 18 y 35 años y solo un 5% comienza después de los 45.

Para diagnosticarlo se hace una medición de movilidad en la columna por medio de Rayos X  y también se recomienda en algunos casos la resonancia magnética.

En Guatemala no hay datos exactos de a cuántas personas afecta, pero en el mundo tiene una prevalencia de 1 y 2% la población.  Esto podría representar a 160 mil casos aproximados en el país.

La recomendación es que después de tres meses de dolor frecuente se busque ayuda para realizar pruebas y evaluaciones que ayuden a identificar la enfermedad.

La Arthritis Foundation explica que es una enfermedad sistémica, lo que significa que podría afectar otros órganos del cuerpo. Puede causar fiebre, pérdida del apetito, fatiga e inflamación en órganos como los pulmones, el corazón, piel y los ojos.

La inflamación ocular ocurre en más de una cuarta parte de las personas con la enfermedad. Aparece enrojecimiento y dolor en el ojo que empeora con la exposición a la luz brillante. Necesita el seguimiento de un oftalmólogo.

En busca del tratamiento

Para frenar el avance de la enfermedad se utilizan autoinflamatorios y las terapias biológicas.  Estas últimas se trata de medicamentos específicos y selectivos que frenan las moléculas que causan inflamación.

Con ellas la enfermedad deja de avanzar provocando que las personas diagnosticadas tengan una mejor calidad de vida. En especial, porque los pacientes se encuentran comenzando su vida laboral, están en etapa de estudio y creando su futuro, agrega García.

El dolor también afecta a nivel emocional.  La persona podría mantenerse más irritado y afectar sus relaciones sociales en todos los ámbitos donde se encuentre, al punto de dejar de hacer cosas que le unan a su familia y amigos.

La fisioterapia es importante para que disminuya el dolor, y en la rutina es vital el ejercicio constante.

Una dieta saludable y el ejercicio es beneficioso para disminuir la beneficioso. (Foto Prensa Libre: Servicios).

Aunque no existe ninguna limitación en cuestión de comidas, mientras más sana la dieta es mejor.  La comidas bajas en fibra, altas en grasa saturadas y altas en azúcares promueven estados inflamatorios y cuando se tiene  una enfermedad autoinmune, una dieta con estas opciones no ayuda a mejorar.

Se ha descubierto además que fumar agrava la enfermedad.  El llamado es para detectarlo en fases tempranas porque ahí es posible hacer la diferencia y tener un mejor pronóstico en el tratamiento.

Un dato interesante es que hace algunos años incluso los libros la tenían como una enfermedad exclusiva de hombres y eso limitaba a las mujeres a tener ser tratadas a tiempo.  Ahora se reconoce que aunque es tres  veces más común en hombres, ellas también pueden padecerla, aunque el proceso es más lento.

 

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