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La escultura: sus tipos, características y los beneficios del arte de moldear

Moldear o esculpir figuras con nuestras manos genera emociones positivas y promueve la creatividad. Para practicar la escultura se puede iniciar con plastilina u otros materiales blandos.

Las diferentes técnicas de la escultura se pueden implementar en una obra. Todo dependerá del artista. (Foto Prensa Libre: Shutterstock).

Las diferentes técnicas de la escultura se pueden implementar en una obra. Todo dependerá del artista. (Foto Prensa Libre: Shutterstock).

Desde niños tuvimos la oportunidad de moldear cosas con nuestras manos. Jugamos con plastilina e hicimos a nuestros personajes favoritos -o al menos lo intentamos-, en la playa construimos castillos y al hacer galletas tratamos de hacerlas de figuras atractivas. Es decir, desde pequeños expresamos nuestra creatividad y plasmamos nuestros sentimientos en objetos tangibles, por lo que se dice que desde corta edad hemos practicado los principios de la escultura.

Considerada una de las siete artes, la escultura es una forma de expresión artística que consiste en modelar, esculpir o tallar en diferentes materiales, que pueden ser desde barro, piedra, madera, mármol, cera, yeso, hasta distintos metales.

Jorge Castillo comenzó a practicar la escultura como pasatiempo porque “creció con barro y plastilina en las manos”. Recuerda que, desde los cuatro años, aproximadamente se dedicaba a moldear objetos ya que era el método que usaban sus padres para calmar su hiperactividad. “Cuando querían que guardara silencio por un rato me daban plastilina para que jugara”, dice entre risas.

“Siempre he sido alguien ansioso y que necesita estar haciendo algo con sus manos para tranquilizarse. De niño me costaba concentrarme, así que las maestras me daban materiales para que hiciera cosas con las manos y lograra estar tranquilo. Incluso, recuerdo que aprendí a sumar con números de plastilina que hice mientras acompañaba a mi mamá a una cita médica. Cuando ella estaba con el doctor yo estaba en la sala de espera moldeando los números del 1 al 10”, relata.

Debido a que fue mejorando su talento, a los diez años su madre le comenzó a enseñar escultura. Rossmery Aguilar vivió en México toda su adolescencia y allí recibió clases de este tipo de expresión artística, por lo que al ver que a su hijo le interesaba, todas las tardes de viernes la sala de su casa se transformaba en un taller de escultura. “Ver a mi hijo concentrado mientras trataba de darle forma al yeso o la resina, sin que estuviera con los dedos en la boca o moviendo las piernas por la ansiedad para mí era un gran paso. Creo que esto le sirvió también para desarrollar la paciencia”, dice Aguilar.

Los amigos de Jorge también se interesaron por la escultura al ver que el joven era muy creativo y él les enseñaba los objetos que hacía en cada clase que recibía con su madre: un florero, una mano, una nave de Star Wars, hasta una maceta que usó para dar un arreglo floral a su novia del colegio. “El taller con mi hijo, que era un pasatiempo para ambos, se transformó en una clase de arte para jóvenes que estaban interesados en expresar sus sentimientos en diferentes materiales. Así como hay quienes descargan sus energías en el deporte, ellos lo hacían moldeando o tallando”, opina Aguilar.

Jorge y Esteban, uno de sus mejores amigos, siguen practicando la escultura como pasatiempo, ya que según indican no han encontrado ninguna actividad que los relaje tanto. Para el joven de 24 años, quien cursa el último año de ingeniería industrial, dedicar los fines de semana a “ensuciarse la ropa con resina o barro es lo que le permite recargar energía, inspirarse y ser más disciplinado en su rutina”.

Cómo iniciar en la escultura

Para Juan Carlos S. Aguilar, director y maestro de La Casa del Escultor, la escultura es el arte y técnica de representar objetos en diferentes dimensiones y se pueden usar diferentes materiales, como cerámica, hierros, cemento, resina, bronce, entre otros. “Quizá una de las más comunes es el modelado directo, que se hace con un material que va quedando sólido a los pocos minutos, por lo que con las manos y herramientas especiales el escultor le va dando la forma deseada”.

Hacer figuras con plastilina es un buen inicio de la escultura, ya que así se desarrollan las habilidades blandas. (Foto Prensa Libre: Shutterstock).

También está la escultura en papel, cerámica, modelado directo, hierro, madera y piedra, en el orden de complejidad. El maestro indica que los alumnos estudian aproximadamente ocho meses en cada fase, pero en madera y piedra se puede extender hasta año y medio para aprender bien la técnica.

“Quizá pensamos que es mucho tiempo para cada fase, pero hay que comprender que la escultura es el área de las artes plásticas más compleja porque se domina la tridimensionalidad. Para ser escultor primero hay que saber dibujar y pintar porque esto nos ayudará a tener control del espacio y sus formas”, dice Aguilar.

Otro de los aprendizajes importantes para poner en práctica la escultura es el estudio de anatomía, debido a que el arte clásico, de la época griega y romana, dejaron claro que esta ciencia es parte fundamental de la representación de la belleza. La anatomía en obras de Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Rafael Sanzio, Sandro Botticelli, entre otros, es fundamental para que sigan impresionando a pesar de los años.

Al hablar de anatomía se hace referencia a la ciencia que estudia la estructura del cuerpo, por lo que en el arte ayuda a conocer el volumen, luces, sombras, cómo están formados los músculos y huesos que servirá para representar cada parte del ser humano.

Las esculturas se pueden dividir en estatuas, relieves -esculturas talladas a partir de un fondo o unidas a él-, bustos, torsos, cinéticas y penetrables.

Rossmery Aguilar añade que la escultura involucra diversas técnicas. Las más comunes son:

  • Esculpido: consiste en ir tomando de un bloque de material los trozos sobrantes para dejar solo los que componen la figura.
  • Modelado: se usa en materiales blandos y consiste en dar forma con las manos y otras herramientas para luego dejar que seque.
  • Vaciado: se hace un contramolde de la figura deseada y se vierte dentro un material blando que después se dejará endurecer. Luego se quita el molde y se dan retoques a la escultura.
  • Tallado: es común en la madera y es el equivalente al esculpido pero con otro material y herramientas.

Para que una obra sea espectacular debe tener: razón, pasión y técnica. La razón es porque debe haber un motivo para hacerla, la pasión es porque al artista le debe de gustar lo que hace y la técnica es la que se lleva a cabo según el material que se esté moldeando.

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Según el escultor, toda persona puede practicar este arte y puede comenzar con plastilina, cerámica o barro, ya que son materiales más fáciles de moldear. Incluso, con estos puede comenzar a experimentar y así descubrir si la escultura es el camino que desea seguir. Luego, lo ideal es comenzar a estudiar con profesionales que tengan un currículum adecuado ya que todos necesitamos una guía para hacer cualquier rama del arte.

Beneficios

La escultura es una forma de expresión artística y junto con la arquitectura se encuentra presente en el paisaje urbano. Practicarla puede generar muchos beneficios psicológicos en las personas, sin importar la edad.

La persistencia es una de las cualidades que se generan en esta expresión artística, ya que una obra requiere de tiempo y paciencia. (Foto Prensa Libre: Shutterstock).

En la niñez, hacer figuras con plastilina o con otros materiales blandos ayuda a que desarrollen la motricidad fina. “Cuando están dando forma al material, desde que lo están redondeando o aplastando están desarrollando habilidades con sus manos. Además de que están fomentando su imaginación cuando moldean aquello que tienen en la mente. Dejar que se expresen con estos materiales les da la oportunidad de saber que también pueden hablar con las manos”, dice la pedagoga Angélica Mancilla.

Cuando ven que en sus manos tienen el poder para crear y dar forma a los objetos mejora su autoestima, a la vez que les ayuda a relajarse y concentrarse porque su mente se enfoca en solo una cosa: en lo que están creando. Esta propiedad de la escultura no solo beneficia  la niñez, sino también a los adultos y personas mayores.

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“En las personas de la tercera edad el arte les genera una actitud dispuesta a la expresión, a jugar y crear. También les da nuevos intereses, fortalece procesos creativos en la mente y desarrolla habilidades para gestionar sus emociones. Quizá no lo dirán con palabras, pero sí con sus manos”, añade la profesional.

La escultura también apoya la consecución de objetivos, ya que al usar las habilidades motoras y la creatividad hay que crear una estrategia o un plan para realizar la figura que se desee. Esto también se refleja en ser constante. “Los principales beneficios que me ha dejado la escultura es ser disciplinado, entregado en lo que hago y con una gran pasión por el arte. Veo el mundo desde otra perspectiva, una más positiva”, enfatiza Juan Carlos S. Aguilar.

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