Salud y Familia

La esperanza nos ayuda a afrontar la pérdida, el estrés y otros retos

La esperanza es considerada una actitud o un estado de ánimo realista pero optimista. Esta creencia ve un cambio positivo como posible.

Los momentos más difíciles también ponen en jaque a la esperanza.  ¿Cómo fortalecerla?  (Foto Prensa Libre:  Karolina Grabowska/Pexels)

Los momentos más difíciles también ponen en jaque a la esperanza. ¿Cómo fortalecerla? (Foto Prensa Libre: Karolina Grabowska/Pexels)

Ana Lucía Vásquez a los 10 años recuerda que su mamá tuvo una operación en el cerebro.  Ese día su mundo cambió y su vida se llenó de episodios con emociones fuertes como el temor o la tristeza.  Las cosas no se veían muy bien para su familia que enfrentaba esta prueba.

Su mamá fue mejorando y cada nuevo logro representaba para ella una pequeña esperanza de que las cosas mejorarían. Esta es de las primeras veces que ella recuerda experimentar este estado de ánimo.

Luego vino la pérdida de su abuelita, otro golpe muy fuerte en el que aprendió que aunque las personas ya no estén físicamente no dejan de enseñarnos y guiarnos con el ejemplo que dejaron.   También representó una tristeza profunda por no verla más.

Estas y otras situaciones hicieron que Ana Lucía decidiera estudiar psicología y apoyar a otras personas en los procesos emocionales que pasan.  “Somos humanos, no todo el tiempo nos vamos a sentir esperanzados porque existen días donde simplemente quisiéramos llorar”, dice la psicóloga guatemalteca que además insiste en que uno de los primeros pasos para sentirnos mejor es aceptar cómo nos sentimos. Cuando reconocemos y validamos una emoción es el momento donde podemos hacer algo para trabajar en ella y transformarla.

En ese proceso de emociones que nos definen como humanos la esperanza es un aspecto fundamental.

Una luz al final del túnel

Para Vásquez, la esperanza es un concepto complejo, pero que nos define.  Es un tipo de motivación que está presente para seguir adelante, nos motiva a seguir con nuestras metas y cumplir aquello que nos propongamos.  Un estado mental positivo.

“La esperanza fortalece nuestra salud mental y va de la mano con la resiliencia y esa capacidad de enfrentar y adaptarse a las necesidades de la vida en las enfrentamos pérdidas o alguna situación difícil”, agrega la psicóloga.

La iglesia católica define la esperanza como la más fuerte de las virtudes. Expertos hablan que la esperanza es el estímulo y la motivación sobre la que podemos establecer las bases de la construcción de un futuro.

“Cuando todo es incierto nos aferramos a la esperanza porque es activa y da las fuerzas para seguir luchando por lo que en verdad se quiere”, es el mensaje poderoso de un movimiento católico que ha inspirado un Día Mundial de la Esperanza, que se vive cada marzo.

Las Naciones Unidas explican que la esperanza está vinculada a la fuerza de voluntad mental y a la consecución de objetivos, a los logros laborales y académicos y a la mejora de las relaciones.

En general, la esperanza nos ayuda a afrontar la pérdida, el estrés y otros retos y mejora la salud mental y física. La esperanza puede reducir la depresión, la ansiedad, los ataques de pánico, las enfermedades crónicas, el riesgo de cáncer e incluso conducir a una vida más larga y feliz, explican los profesionales, pero la pregunta es cómo fortalecer la esperanza en momentos difíciles y angustiantes.

Una propuesta de vida

Lo cierto es que tener esperanza es crucial a la hora de establecer objetivos y tomar decisiones (autogestión), mejora las relaciones sociales y otros logros, como la escuela o el trabajo, y es esencial para alcanzar la satisfacción vital, incluida la salud mental y física.

El final del año es un buen momento para ponerse metas a corto, mediano y largo plazo.  Una especie de guías de esperanza para el nuevo ciclo.  El ideal es que estas metas y objetivos sean lo más realistas posible.

No para todos es sencillo y algunos podrían requerir de apoyo o una guía para reconocer este paso.  En la actualidad existen orientadores o coach de vida, así como psicólogos, libros e información para tener ideas puntales sobre cómo hacer una evaluación de vida y establecer las metas.

Cada día es un nuevo reto. Reconocer qué quiere en la vida le ayudará a establecer un camino más certero, esto incluye que podrían existir algunas pausas, pero si tiene claro hacia donde se dirige será más fácil retomarlo.

En las crisis

Cuando las situaciones de vida lo tengan frente a un momento complicado, Velásquez recomienda tomar unos minutos al final del día y agradecer por tres cosas que nos hagan sentir esperanza.

Entre ese listado podría poner no solo las cosas tangibles, sino por ejemplo, si tiene una enfermedad agradecer un día en que se ha sentido mejor, agradecer por la capacidad de su cuerpo, la salud de los órganos…la finalidad es darse cuenta de las pequeñas cosas que tenemos y que pasan desapercibidas y que se convierten en pequeños motores.

Si la tristeza o la preocupación es tal que se deja de funcionar en diferentes aspectos de la vida, se sugiere buscar apoyo emocional.  Cada uno tiene sus diferentes señal de alarma y se puede acercar a su red de amigos o personas de confianza, un psicólogo o alguien especializado.

Ahora bien, si estamos acompañando o viendo el proceso de un familiar o amigo, una manera de tender la mano es preguntarle si necesita de algo, así como validar cómo se siente y recordarle que no está solo en ese proceso.

Tanto niños, adolescentes y adultos tienen sus propios procesos de vida y  emociones a respetar.  Se insiste en no hacer de menos las emociones del otro.

“Parece que la luz no se va a ver pero si tienes herramientas y una red de apoyo, en algún momento todo mejorará”, expresa Vásquez.

Tiene un Día Mundial

El 27 de marzo del 2020 cuando el mundo atravesaba el principio de la pandemia, el Papa Francisco caminó solo por una Plaza de San Pedro empapada, y en una homilía histórica recordó la humanidad y dijo que “estamos todos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente”.

Al pronunciar esas palabras se motivó todo un movimiento en pro de la esperanza, al punto de que en el año tenemos un  Día Mundial de la Esperanza, que se celebra cada 27 de marzo, que promueven distintas organizaciones.

La Virgen de la Esperanza

Cada 18 de diciembre se celebra a la Virgen de la Esperanza, conocida también como la la Virgen de la O. En algunos lugares esta hermosa advocación mariana recibe el nombre de Virgen de la Dulce Espera o la Virgen encinta.  Un mensaje que transmite la ilusión y esperanza que trae cada nueva vida.

En Guatemala se venera en el Templo El Calvario, llamada también de Nuestra Señora de los Remedios, cuya imagen patronal de autor desconocido es considerada una de las primeras venidas a América. Aunque su advocación oficial es de “los Remedios” su iconografía pertenece a las Vírgenes de la O ya que porta una imagen del Niño Jesús de oro a la altura de su vientre.

En un artículo publicado en Prensa Libre se explica que la Virgen de los Remedios tuvo un rezado muy tradicional durante la primera mitad del siglo XX y salía el domingo anterior a su fiesta del 18 de diciembre.  En los últimos años ha salido esporádicamente en procesión, en 2015 salió el sábado cercano al 18 de diciembre.

Otras imágenes de la Virgen Expectante que se pueden apreciar en Guatemala se encuentran en el Templo de la Escuela de Cristo de la Antigua Guatemala, cuya imagen es la patrona del templo y sale en Rezado la tarde del 25 de diciembre. En la ciudad de Jalapa también se encuentra una imagen de la Virgen de la O que es patrona de la comunidad de Santa María Xalapán o Montaña de Jalapa y que procesiona cada 18 de diciembre.

 

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