El vínculo entre el marisco y el mercurio ya estaba establecido, pero la novedad es cómo esa presencia de mercurio en el cerebro propicia el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.
En las personas que tomaron al menos una ración de marisco a la semana se encontró menor grado de desarrollo, menor definición y menor extensión de la enfermedad en el cerebro.
El estudio se realizó a través de la autopsia del cerebro de 286 participantes que habían aportado antes de morir sus hábitos alimenticios y que vivieron hasta los 90 años de media.
“Por lo que nos consta, este es el primer estudio sobre la relación entre la concentración cerebral de mercurio y neuropatologías cerebrales o dietas”, explicó Martha Clare Morris, que lideró la investigación.
“Los pacientes y sus familias deben sentirse esperanzados porque intervenciones como el consumo de marisco les ayuden a reducir las manifestaciones clínicas de la enfermedad del Alzheimer y la demencia”, analizaron los doctores Edeltraut Kroger y Robert Laforce Jr., de la Universidad de Laval, en Quebec.
A pesar de las esperanzas infundidas por estas nuevas evidencias, los autores advirtieron que la muestra estudiada fueron adultos de raza blanca no hispanos, por lo que para extrapolar los beneficios a todos los pacientes deberán llevarse a cabo investigaciones a mayor escala.