Salud y Familia

La microbiota intestinal y sus efectos

Un equilibrio entre las bacterias predominantes es esencial para la salud.

Microbiota Intestinal

La microbiota intestinal, a pesar de consistir en un conjunto de virus en el tracto gastrointestinal, puede generar beneficios si se mantiene un estilo de vida saludable. (Foto Prensa Libre: Pixabay)

En esta era de descubrimientos científicos que atañen al campo de la medicina, uno de los más fascinantes ha sido el papel de la microbiota intestinal, que se define como el conjunto de virus, hongos, arqueas y en especial bacterias que viven de manera simbiótica en el tracto gastrointestinal de los humanos y que desempeña un papel fundamental para la salud. 

Orígenes, desarrollo y funciones principales

La microbiota intestinal se forma desde el nacimiento, momento en el cual somos “colonizados” por billones de microorganismos (casi triplicando a todas las células humanas). Estos requieren de los nutrientes que los humanos les proveen, pero a la vez, forman una red de “células adicionales” que le permiten realizar al cuerpo varios procesos fisiológicos, entre los cuales podemos mencionar: digestión y absorción de alimentos, modificación de la respuesta inmune del intestino, formación de una “barrera protectora” frente a bacterias, hongos o virus dañinos para los humanos. 

Clases de bacterias

Pese a lo complejo que ha sido, puede concluirse hasta este momento que, independientemente de los billones bacterias que existen viviendo en los intestinos humanos, la mayoría puede incluirse en los siguientes grupos: Bacteroidetes, Firmicutes, Actinobacteria, Proteobacteria y Verrucomicrobia. 

Equilibrio de la microbiota y consecuencias para la salud humana

Más que la cantidad de uno u otro grupo de bacterias predominantes, los avances científicos indican que el beneficio máximo que puede proveer la microbiota, es mantener un equilibrio entre bacterias con efectos que promueven la inflamación y bacterias que inhiben la inflamación que se desencadena en el intestino y que interactúa con el sistema inmune, promoviendo, disminuyendo o perpetuando un “estado de inflamación crónica de bajo grado” que ocurre en el cuerpo, al estar expuesto a toxinas ambientales, principalmente provenientes de los alimentos que se ingieren diariamente. 

Efectos benéficos: regulación de la motilidad intestinal, mejor absorción de nutrientes, integridad de la barrera intestinal frente a microorganismos invasores, disminución de la respuesta inflamatoria, metabolismo de sustancias perjudiciales, protección cardiovascular y contra enfermedades metabólicas como diabetes mellitus, hígado graso, dislipidemia. 

Efectos deletéreos: producción de metabolitos proinflamatorios, inhibición del crecimiento de las bacterias benéficas, alteración de la motilidad intestinal, susceptibilidad a infecciones, disminución de la protección de la “barrera intestinal”, elevación del colesterol y los triglicéridos (aumento del riesgo cardiovascular), desregulación del metabolismo de la glucosa e insulina, aumento del riesgo de enfermedades como diabetes, hipertensión arterial, hígado graso. 

Cómo mantener una microbiota saludable

  • Preferir el consumo de frutas, semillas, hierbas y vegetales frescos y orgánicos.
  • Preferir cereales integrales y sus derivados frente a productos de panificación industrial.
  • Disminuir la cantidad de alimentos ultraprocesados e industrializados (embutidos, quesos, conservas, congelados, de preparación rápida, envasados).
  • Evitar el consumo de azúcares y grasas saturadas.
  • Moderar el consumo de lácteos enteros y carnes (res y cerdo principalmente).
  • Evitar la automedicación con antibióticos (para cualquier tipo de infección).
  • Realizar ejercicio regularmente.

 

Paolo Alexander Sosa S. es un Miembro de la Asociación de Endocrinología Metabolismo y Nutrición de Guatemala. Correo electrónico: diabetesyendo@gmail.com 

 

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