Salud y Familia

La nueva amenaza del coronavirus para los niños

El coronavirus en gran medida no ha afectado a los niños. La mayoría de los niños infectados solo han presentado síntomas leves. Sin embargo, los médicos en Europa y Estados Unidos han reportado recientemente un nuevo fenómeno preocupante: algunos niños se están enfermando de gravedad con síntomas que pueden incluir inflamación en la piel, ojos, vasos sanguíneos y corazón.

Una tienda de campaña afuera del estacionamiento de ambulancias infantiles en el NewYork-Presbyterian Morgan Stanley Children's Hospital, en Nueva York, el 19 de marzo de 2020. (Gabriela Bhaskar/The New York Times)

Una tienda de campaña afuera del estacionamiento de ambulancias infantiles en el NewYork-Presbyterian Morgan Stanley Children's Hospital, en Nueva York, el 19 de marzo de 2020. (Gabriela Bhaskar/The New York Times)

La condición, la cual los médicos están denominando “síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico”, es tan nueva que todavía hay muchas preguntas sin respuesta sobre cómo y por qué afecta a los niños. A continuación, un resumen de lo que se sabe (y lo que no) hasta el momento.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas pueden incluir fiebre, sarpullido, ojos enrojecidos, ganglios linfáticos inflamados y dolor abdominal agudo. Por lo general, no presenta dos de los síntomas distintivos de la COVID-19: tos y dificultad para respirar.

El síndrome puede tener cierto parecido con una rara condición infantil llamada enfermedad de Kawasaki, pero a medida que los médicos recolectan más información, enfatizan que las dos condiciones no son iguales.

Ambas incluyen un aumento de la inflamación en el cuerpo y pueden tener efectos graves en el corazón. Pero Steven Kernie, jefe de medicina pediátrica de cuidados intensivos del NewYork-Presbyterian Morgan Stanley Children’s Hospital y la Universidad de Columbia, afirmó que el nuevo síndrome parece incidir en el corazón de manera diferente. Mientras la enfermedad de Kawasaki puede llegar a producir aneurismas coronarios de no recibir tratamiento, este nuevo síndrome parece concentrarse principalmente en la inflamación de las arterias coronarias y otros vasos sanguíneos.

Y si bien el shock es una complicación poco común de la enfermedad de Kawasaki, el nuevo síndrome le ha causado a muchos de los niños una especie de shock tóxico con presión arterial muy baja y una incapacidad de la sangre para hacer circular oxígeno y nutrientes de manera efectiva hacia los órganos del cuerpo, afirmó Kernie.

El coronavirus afecta principalmente a los adultos, pues ingresa células en sus pulmones, se replica y por lo general, causa insuficiencia respiratoria. Sin embargo, este síndrome infantil “no parece ser una enfermedad específicamente pulmonar”, dijo Kernie.

Si bien la mayoría de los niños hospitalizados por el síndrome necesita un poco de oxígeno adicional, y algunos han requerido el uso de respiradores, el efecto en los pulmones parece estar motivado por una respuesta inflamatoria que afecta también a muchas otras partes del cuerpo.

¿Puede ser mortal?

Hasta el momento, solo se ha reportado un fallecimiento, de un chico de 14 de años en Inglaterra, de acuerdo con un estudio en la publicación The Lancet.

¿Cuán común es?

No hay información fidedigna acerca de cuántos niños han desarrollado el síndrome, pero hasta ahora parece ser un número pequeño. El miércoles, el Departamento de Salud del estado de Nueva York dijo que hasta el momento se han registrado 64 casos reportados en los hospitales de todo el estado. Un puñado de casos han sido detectados en otros estados como Luisiana, Misisipi y California. Al menos 50 casos han sido reportados en países europeos, incluyendo el Reino Unido, Francia, Suiza, Italia y España.

¿Qué edad tienen los niños que lo han desarrollado?

Los hospitales han atendido casos en niños de todas las edades, desde bebés hasta adolescentes mayores.

¿Qué deben hacer los padres si su hijo presenta síntomas?

Katie Schafer, una pediatra general que tiene un consultorio privado en Birmingham, Míchigan, un suburbio de Detroit, afirmó que debido a que todavía se desconoce mucho sobre la condición, los padres de los niños que presenten síntomas deberían llevarlos a un pediatra en vez de asumir que un sarpullido, una fiebre o un dolor abdominal es solo una señal de una enfermedad infantil común.

“Esto se está manifestando en principio como una enfermedad infantil común, y no lo es”, dijo. “Este es un nuevo diagnóstico que no tiene un nombre exacto, ni un protocolo, ni una línea de tiempo. No nos enseñaron esto en la escuela de medicina”.

¿Estamos seguros de que está relacionado con el virus?

Muchos de los niños que se han enfermado del síndrome han dado positivo por coronavirus al momento de presentar sus síntomas o han tenido pruebas de anticuerpos positivas que sugieren que habían sido infectados semanas atrás. Schafer afirmó que es posible que “esto pueda ser una condición posterior a la infección y no necesariamente parte de la fase aguda de la COVID-19”.

¿Cuál es el tratamiento?

Los tratamientos han incluido esteroides, inmunoglobulina intravenosa, altas dosis de aspirina y antibióticos, así como oxígeno adicional a través de la nariz, una mascarilla o, en los casos más graves, un respirador. La mayoría de los niños que son intubados son desconectados del respirador a los pocos días, afirmaron los médicos.

¿Habrá efectos a largo plazo?

Es incierto. Los niños que han tenido graves efectos en el corazón tendrán que ser monitoreados por cardiólogos en caso de que exista un daño cardiaco residual. Otros, sin duda, tendrán que seguir siendo examinados por sus pediatras para vigilar cualquier efecto persistente.

¿Por qué los niños tienen este síndrome y los adultos no?

Los niños podrían tener un riesgo mayor de desarrollar este síndrome debido a que sus sistemas inmunitarios no están plenamente desarrollados, afirmó Kernie. Sin embargo, todavía no se sabe por qué algunos niños se enferman y otros no. Muchos de los niños antes estaban saludables. El síndrome no parece ser hereditario, pero el hospital donde trabaja Kernie y otros están realizando pruebas genéticas para ver si existe una razón o predisposición genética por la que algunos niños se enferman de gravedad mientras otros salen ilesos.