Es una alteración del ritmo del habla. Se caracteriza por la repetición o alargamiento involuntario de sonidos, sílabas o palabras. Estas suelen acompañarse de movimientos en distintas partes del cuerpo, explica Elida Reyes, terapeuta del lenguaje.
Por su parte, Sandra Mijangos, terapista del lenguaje y psicóloga, comenta que en este trastorno no está afectado en lenguaje en sí, porque existe un vocabulario, pero se les dificulta la expresión por medio del habla. En ese sentido la persona sabe con exactitud qué quiere comunicar.
No existe una causa exacta de por qué sucede esta situación. Podría ser multifactorial, dicen los conocedores. Así, podría influir desde los antecedentes familiares hasta las lesiones cerebrales y traumas emocionales que provoquen que se tenga esta condición. Mijangos explica que incluso influyen cuestiones como la muerte de un familiar o de una mascota querida, y el estrés en la familia.
Lo cierto es que la tartamudez hace que muchas personas se aislen o sufran bullying. Así que se recomienda a las familias y la comunidad en sí educarse para que los niños o personas se sientan apoyadas y no sufran burlas o bromas pesadas que podrían llegar a complicar la situación.
De lo contrario el niño sentirá ansiedad al hablar, evitará situaciones donde se tenga que expresar y esto podría influir en su autoestima o en que se limite a crecer en el plano social, escolar o laboral. Mijangos agrega que los educadores tienen un papel importante para educar en el salón de clase que se eviten burlas, etiquetas o apodos.
El apoyo de especialistas
Mayo Clinic explica que es importante buscar ayuda cuando la tartamudez dura más de medio año, ocurre en forma simultanea con otro problema del habla o del lenguaje, aumenta mientras el niño crece, ocurre con tensión muscular o dificultad perceptible del habla y causa ansiedad o problemas emocionales como miedo o rechazo a situaciones en las que se tenga que hablar.
Es importante buscar apoyo profesional desde que comienza a manifestarse. La finalidad es encontrar el acompañamiento necesario y las terapias que ayuden a mejorar y controlar la tartamudez.
Al existir distintos factores desencadenantes podrían intervenir distintos profesionales como logopedas, terapistas de lenguaje y el habla, quienes ayudarán a orientar al niño con su respiración y ritmo, así como en la
articulación de las silabas, palabras y oraciones. Podrían intervenir otras especialidades como psicólogos, neurólogos y otorrinolaringólogos, según cada caso.
Es frecuente que los niños de entre 2 y 5 años tengan períodos en los que quizás tartamudean. Para la mayoría de los niños el tartamudeo es parte del aprendizaje del habla y se mejora solo. Sin embargo, un tartamudeo persistente puede necesitar tratamiento para mejorar la fluidez al hablar.
Es necesario reconocer que esta condición no se supera por completo, pero con un seguimiento profesional y el apoyo familiar como social llevará a avances importantes.
Reyes explica que como padres o responsables es necesario centrase en la atención en los hijos y en su producción verbal y no reaccionar negativamente ni etiquetarlo.
También durante el proceso de aprendizaje se les debe dar un margen de tiempo para terminar una frase, palabra o sílaba.
Además, en general es preciso evitar regañarlo, castigarlo y ridiculizarlo por causa del trastorno.
En el siguiente video conocerá siete recomendaciones que la Fundación Americana de la Tartamudez sugiere para apoyar a los niños que tartamudean.
El comportamiento de este trastorno
Según datos del Instituto nacional sobre sordera y otros trastornos de la comunicación, NIDCD, por sus siglas en inglés, alrededor de tres millones de personas en los Estados Unidos tartamudean y afecta a todas las edades.
Se reconoce que este trastorno es más frecuente en niños de 2 a 6 años de edad, durante la etapa que están desarrollando sus habilidades.
Otro punto que ha destacado es que los varones tienen de 2 a 3 veces más posibilidad de tartamudear que las niñas. A medida que crecen, la cantidad de varones que continúan tartamudeando es de tres a cuatro veces mayor que la cantidad de niñas.
Mijangos agrega que cuando los niños empiezan a tener la estructura del lenguaje, entre los dos y cinco años y empiezan a articular palabras y frases pueden presentar una tartamudez fisiológica que es normal. Esta a los cinco años debería estar superada. NIDCD explica que el 25 por ciento restante que continúan tartamudeando, el tartamudeo puede convertirse en un trastorno de la comunicación que les durará toda la vida.
Los expertos cometan que existen tres tipos de tartamudeo o disfemia. El clónico, por la repetición de la primera sílaba de forma convulsiva como “pa, pa, para qué” y el tónico, que es entrecortado. En este último hay un estado de inmovilidad muscular debido a un espasmo y la palabra se escapa precipitadamente. También está la tónica/clónica que cuenta con una mezcla de estas características.
Contenido relacionado:
>¡Cuidado! Estas frases nunca debe decirle a sus hijos
>Un mundo interno para ser descubierto
>Cuáles son los principales trastornos del lenguaje y cómo detectarlos