La mayoría de los estudios sobre la ART se centran en la pérdida de peso en ratones macho jóvenes, pero los científicos del Salk querían determinar si confiere beneficios adicionales a otras poblaciones.
Sus hallazgos, publicados en la revista ‘Cell Reports’ muestran que, si bien la edad y el sexo afectan a los resultados, la estrategia alimentaria aporta múltiples beneficios para la salud de jóvenes y mayores de ambos sexos, e indica que puede ser una intervención valiosa para la diabetes de tipo 2, la enfermedad del hígado graso y el cáncer de hígado, e incluso para enfermedades infecciosas como el covid-19, en los seres humanos.
“En muchas intervenciones clínicas con ART, el resultado principal es la pérdida de peso, pero hemos descubierto que es buena no sólo para las enfermedades metabólicas, sino también para aumentar la resistencia contra las enfermedades infecciosas y la resistencia a la insulina”, explica Satchidananda Panda, profesor del Laboratorio de Biología Reguladora de Salk y titular de la Cátedra Rita y Richard Atkinson.
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La intolerancia a la glucosa es el primer paso en la pendiente resbaladiza hacia la enfermedad del hígado graso no alcohólico y el cáncer de hígado, uno de los pocos cánceres cuya incidencia y tasas de mortalidad han aumentado, en lugar de disminuir, en los últimos 25 a 30 años.
Rompiendo el molde convencional de los ratones jóvenes, los investigadores alimentaron con una dieta rica en grasas y azúcares a ratones machos y hembras de dos grupos de edad (equivalentes a humanos de 20 y 42 años), restringiendo la alimentación a nueve horas diarias.
El equipo realizó pruebas para determinar cómo la edad y el sexo afectan a los resultados de la ART en una serie de parámetros de salud: enfermedad del hígado graso; regulación de la glucosa; masa muscular, rendimiento y resistencia; y supervivencia a la sepsis, una respuesta a la infección que pone en peligro la vida. También dieron el raro paso de adaptar las condiciones de laboratorio a los relojes circadianos de los animales (los ratones duermen de día y se levantan de noche), trabajando a menudo con gafas de visión nocturna e iluminación especializada.
Al analizar los tejidos de los ratones con ART para conocer su composición química y sus procesos, los investigadores descubrieron que, independientemente de la edad, el sexo o el perfil de pérdida de peso, la ART protegía fuertemente contra la enfermedad del hígado graso, una dolencia que afecta a hasta 100 millones de estadounidenses y para la que no se ha aprobado ningún medicamento.
“Era la primera vez que estudiábamos ratones hembra y no estábamos seguros de qué esperar –resalta la primera autora, Amandine Chaix, antigua científica del laboratorio de Panda y ahora profesora adjunta de la Universidad de Utah–. Nos sorprendió descubrir que, aunque las hembras con ART no estaban protegidas contra el aumento de peso, seguían mostrando beneficios metabólicos, incluyendo hígados menos grasos y azúcar en sangre mejor controlada”.
Las pruebas de tolerancia a la glucosa administradas a los ratones tras 16 horas de ayuno indicaron que la ART se asoció a un menor aumento de la glucosa en sangre y a un retorno más rápido a los niveles normales de azúcar en sangre tanto en los machos jóvenes como en los de mediana edad, con una mejora significativa de la tolerancia a la glucosa en las hembras jóvenes y de mediana edad.
Asimismo, las hembras y los machos de mediana edad sometidos a ART fueron capaces de restablecer los niveles normales de azúcar en sangre con mayor eficacia que los ratones de control, que disponían de comida en todo momento. Este hallazgo indica que la ART puede ser una forma de prevenir o tratar la diabetes de bajo o nulo coste, y respalda los resultados del estudio de 2019 del laboratorio para el síndrome metabólico en humanos.
Los investigadores también descubrieron que la ART puede proteger tanto a los hombres como a las mujeres de la muerte inducida por la sepsis, un peligro particular en las UCI, especialmente durante la pandemia. Tras administrar a los ratones una toxina que inducía una condición similar a la sepsis, los investigadores controlaron las tasas de supervivencia durante 13 días y descubrieron que protegía tanto a los ratones machos como a las hembras de morir de sepsis.
La ART no sólo protegió contra la enfermedad del hígado graso, la diabetes y la muerte por sepsis, sino que incluso permitió a los ratones machos conservar y añadir masa muscular y mejorar el rendimiento muscular (el efecto no se produjo en las hembras). Este hallazgo es especialmente significativo para los ancianos, para quienes la mejora del rendimiento muscular puede ayudar a evitar las caídas.
Este sorprendente descubrimiento apunta a los próximos pasos y a nuevas preguntas para el laboratorio de Panda: ¿Aumenta la masa muscular porque la ART ayuda a los músculos a repararse y regenerarse mejor? ¿Cuál es el impacto de la ART en el metabolismo y la regeneración muscular? “Son preguntas muy interesantes para nosotros, y estamos deseando estudiarlas con más detalle”, reconoce Panda.