Todo un abanico de tareas para estos dos órganos que se encuentran dentro de la zona abdominal y cuya forma se asemeja a la de un frijol. Por esta razón, su nombre en inglés es precisamente “kidney” (que significa frijol en ese idioma).
Cuando algo no funciona bien con los riñones, puede llegar a desequilibrarse todo el cuerpo. Pero, ¿cómo nos damos cuenta de que este es el caso? Y, sobre todo, ¿cómo podemos mantener nuestros riñones en buenas condiciones?
Visitar regularmente al médico
“Lamentablemente los riñones se hacen sentir demasiado tarde”, comenta Volker Lechterbeck, médico jefe de la clínica de nefrología en el Hospital Petrus de Wuppertal. Porque, a menudo, las afecciones en los riñones transcurren sin dolores ni otros síntomas.
Quien solamente preste atención a las dolencias, probablemente reconocerá la enfermedad renal solo muy tarde. Por eso es importante hacerse exámenes periódicos con el médico de cabecera. Una tira reactiva de orina puede mostrar, por ejemplo, si se han excretado proteínas o si hay sangre en la orina.
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“Lo que estamos promoviendo mucho últimamente es el estudio para determinar si se encuentra albúmina en la orina”, dice Kai M. Schmidt-Ott, especialista en medicina interna y nefrología de la Charité de Berlín.
La albúmina es una proteína especial, que los riñones excretan a través de la orina. Estas excreciones están estrechamente relacionadas con un trastorno progresivo de la función renal. Por lo tanto, pueden indicar una enfermedad renal crónica.
El médico de cabecera puede tomar, además, una muestra de sangre y determinar el valor de la creatinina en sangre en el laboratorio. Este valor proporciona información sobre el grado de eficacia de la función de filtración de los riñones. Un valor elevado puede ser un primer signo de que la función renal está disminuyendo.
Evitar el sobrepeso
La mayoría de las enfermedades renales son crónicas y avanzan con lentitud. Frecuentemente esto también tiene impacto en otras afecciones. Por ejemplo, este órgano desempeña un rol crucial en enfermedades cardíacas y vasculares.
Es mucho lo que uno mismo puede hacer para prevenir, en lo posible, las enfermedades renales. En primer lugar, mantener una alimentación sana, explica el especialista en nefrología.
Y en este aspecto también está incluido evitar el sobrepeso. Porque el mayor factor de riesgo para enfermedades renales futuras es la diabetes. Las personas de peso normal cuentan con un riesgo menor de enfermar de diabetes y, por consiguiente, de sufrir una afección renal.
“Entre 30 y el 40 por ciento de los pacientes que sufren enfermedades tan graves en los riñones que necesitan diálisis o un trasplante son diabéticos”, explica Schmidt-Ott, director de clínica médica centrada en nefrología y cuidados intensivos internos.
Alimentarse de manera sana y con poca sal
Para las personas con riñones sanos, indica Schmidt-Ott, rigen las mismas recomendaciones: “Una dieta mediterránea, pobre en carnes, mantener un peso corporal sano, comidas bajas en sal”.
En el caso de enfermedades renales muy avanzadas, puede ser útil una dieta baja en potasio, siempre en consulta individual con el médico especialista en riñón. Sin embargo, esta recomendación no se aplica de forma generalizada para las personas con riñones sanos.
Schmidt-Ott puntualiza asimismo que la hipertensión arterial, que por ejemplo en Alemania afecta a más de un tercio de la población, es uno de los factores de riesgo para las enfermedades renales. Y explica que esta es la razón por la cual se recomienda una alimentación baja en sal, porque su consumo en cantidades elevadas puede aumentar la presión arterial.
Si la hipertensión arterial recibe tratamiento con fármacos, se pueden evitar las enfermedades renales. Por esa razón, el médico o la médica de cabecera debe controlar la presión de forma periódica.
Prescindir de nicotina, alcohol y algunos analgésicos
“A todos los pacientes en los que detectamos un problema con los riñones les decimos que es imprescindible que dejen de fumar”, asevera Schmidt-Ott.
Esto se debe a que se sabe que la nicotina desempeña un papel importante en las enfermedades vasculares, que están estrechamente relacionadas con las afecciones renales.
Muchas personas saben de la vinculación entre el alcohol y las enfermedades del hígado. Pero el nefrólogo aclara que un consumo elevado de bebidas alcohólicas también puede afectar los riñones. Directamente, así como también indirectamente, porque el alcohol modifica el equilibrio de los líquidos, pero también la función del hígado.
Además, factores genéticos y enfermedades autoinmunes pueden favorecer las enfermedades renales. Pero también la toma de analgésicos como el ibuprofeno o el diclofenaco pueden desencadenar una enfermedad renal, especialmente si se consumen en grandes cantidades.
La idea más extendida es que beber mucho ayuda a los riñones. Sin embargo, Lechterbeck aclara que esta regla debe considerarse de forma crítica, porque no se ha demostrado científicamente que beber mucho evite la progresión de una enfermedad renal.
Incluso por el contrario: a veces, los pacientes con una enfermedad renal avanzada son instados a beber menos líquido, por ejemplo cuando se acumula agua en el cuerpo por una insuficiencia cardíaca.
Según explica el nefrólogo y médico internista Lechterbeck, los enfermos renales efectivamente sí deben tomar más cuando se trata, por ejemplo, de contrarrestar cálculos renales.
Entretanto, para las enfermedades renales avanzadas ya se cuenta con efectivas terapias de medicamentos. Y mientras más temprano estos sean utilizados, mejores serán los resultados. Pero también con el propio estilo de vida se puede influir en el desarrollo de las enfermedades renales.