Salud y Familia

Mi hijo no irá a la preprimaria ¿cómo lo ayudo para que aprenda en la casa?

De los 5 a 6 años, los niños tienen la facultad de desarrollar habilidades cognitivas, sociales y éticas, por lo que es imprescindible un acompañamiento comprometido de los adultos para garantizar una prístina formación.

La educación preprimaria es fundamental porque es una etapa dentro de la formación escolar y personal.

La figura de los adultos comprometidos es crucial para garantizar el desarrollo de los pequeños de preprimaria. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

La pandemia causada por el covid-19 afectó a la educación, y el nivel preprimario guatemalteco no escapó de ello. Durante el año pasado, al menos en el sector privado, se vio una deserción escolar del 40 por ciento en este sector, según apuntó la Asociación de Colegios Privados a finales del 2020.

Durante ese mes, la asociación dio a conocer que el 40 por ciento de los padres de familia de estudiantes de preprimaria, habían sacado a sus hijos de escuelas o pensaban suspender sus lecciones dado que las economías de los hogares habían fluctuado.

Diana Brown, presidenta de la asociación, previó en ese entonces que el ciclo escolar 2021 sería de igual manera “con menos niños dentro de las aulas”.

Ante el panorama expuesto, es posible que en muchos surja la pregunta ¿Qué sucederá con los niños que no han sido inscritos a la preprimaria?

“Estamos en un tiempo atípico de crisis. Cada familia tiene la facultad de decidir si enviará a su hijo a estudiar”, expresa la psicóloga clínica Ana María Valle, quien además sostiene que la decisión de los padres es valedera ya que puede basarse en razones económicas o de prevención sanitaria por el covid-19.

Por su lado, la pedagoga Marlene Grajeda dice que esa decisión es respetable, pero que aun así los encargados de familia deben estar conscientes de la importancia de la etapa que atraviesan sus hijos de preprimaria, misma que comprende de los cinco a los seis años del niño, según el Ministerio de Educación (Mineduc).

Tanto Grajeda como Valle sostienen que este periodo es uno de los más cruciales en la formación de los pequeños puesto que en estos años desarrollan sus habilidades sociales y su mente se muestra más receptiva para aprender cosas.

La educación preprimaria es fundamental porque es una etapa dentro de la formación escolar y personal.
Las especialistas destacan que las actividades para niños de preprimaria deben ser lúdicas y educativas a la vez. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Grajeda explica que durante los cinco y seis años los pequeños suelen socializar más allá del ámbito familiar, al acercarse a una diversidad de personalidades, nuevas costumbres y formas. “Empiezan a darse cuenta de que el mundo es más amplio de lo que veían”, señala.

Lo mencionado decanta en el desarrollo de dinámicas sociales. Según explica la pedagoga “al entrar los niños en relación, encuentran habilidades para hablar, e incluso negociar y seguir reglas en el caso de los juegos”.

Grajeda sostiene que el enriquecimiento durante la etapa preprimaria es muy fuerte ya que además de la socialización, la mente de los niños se muestra anuente para aprender de distintos temas como la escritura, la lectura o la lógica.

Además de las aptitudes cognitivas, los niños de cinco y seis años se enfrentan a un desarrollo ético. “Valores como la solidaridad o el compañerismo ayuda a una posterior adaptación al mundo”, señala Grajeda.

Ana María Valle agrega que, durante la preprimaria, el niño se convierte en un pequeño investigador, ya que plantea sus interrogantes acerca del mundo. Por esa razón es importante darles un gran valor a los juegos o actividades lúdicas. “El aprendizaje debe ser un anclaje con el juego”, sostiene la psicóloga.

Aprendizaje en casa

Garantizar los estímulos sociales, cognitivos y éticos en los niños de preprimaria supone un reto desde el hogar, pero no es algo imposible. Marlene Grajeda comenta que los padres deben basarse en el conocimiento que tengan de sus hijos para propiciar actividades durante el día.

Agrega que el juego es el recurso más importante, ya que, desde esa actividad, los niños se divierten y aprenden. Algunas de las más recomendadas para estimularlos mentalmente son:

  • Expresarse con la plástica: Se pueden realizar dibujos, pinturas o incluso esculturas de distintos materiales los ayudan a manifestar su creatividad. Así se familiarizan con texturas y colores, mediante la expresión de su imaginario.
  • Ayudar en casa: Luego de una actividad creativa se puede llevar a cabo deberes hogareños como doblar prendas, ayudar a lavar trastos o guardarlos. Así, mediante el “oficio”, los niños comprenden que se puede aportar de manera divertida al hogar.
  • Lectura: En este aspecto se fomenta el lenguaje y la comprensión. En este aspecto también pueden comprender el orden de los hechos en una narrativa.
  • Lógica: Por ejemplo, acá se puede enredar un objeto con una correa para que el niño proponga cómo liberarlo y así estimular su pensamiento lógico.
  • Movimiento: Al hacer actividades físicas dentro del hogar -como bailar, estirar o desplazarse- los niños pueden tener una mejor percepción del espacio.
  • Percepción: De acuerdo con Grajeda, durante la pre-primaria los niños aprenden a percibir mejor las distancias y el desplazamiento. Es recomendable que identifiquen ante varios objetos cuáles están lejos o cerca. Pueden llevar a cabo actividades de clasificación y categorización con juguetes u objetos por color, número o tamaño.
  • Establecer límites de tiempo: Al decirle a los niños que tienen cierto tiempo para desempeñar una tarea, servirá para que estos aprendan que deben ser eficientes en un periodo específico.
  • Convivencia prudente: Las especialistas coinciden en que la preprimaria es una época crucial para que los niños comprendan la convivencia. Pueden jugar con primos o conocidos en ratos libres (fines de semana, por ejemplo), pero siempre resguardándo las medidas de seguridad y garantizando que se respetan las burbujas sociales.
  • Contar con especialista: Si los padres de familia no podrán desempeñar el cuido a los pequeños, es viable que un especialista en enseñanza respalde a los encargados, tomando en cuenta las necesidades intelectuales y lúdicas acordadas junto a los padres.

Grajeda recomienda que las actividades estén alternadas con ratos libres de 20 a 30 minutos en los que los niños pueden jugar o hacer una actividad que les resulte placentera. La pedagoga señala que las acciones para estimularlos pueden variar, pero es recomendado que se realicen tres horas al día para estudiantes de preprimaria.

Además de las recomendaciones, los padres de familia también pueden valerse de algunas herramientas electrónicas para niños de preprimaria como las desarrolladas por el Mineduc, disponibles en este enlace.

La psicóloga Ana María señala que muchas veces los padres suelen dar dispositivos electrónicos como celulares o tablets a sus hijos para que se entretengan, sin embargo, esto puede ser contraproducente ya que promueve el sedentarismo.

La especialista recomienda que los niños de cinco y seis años utilicen los dispositivos una hora al día. Pueden ser 30 minutos en la mañana y otros 30 en la tarde, pero también queda sujeto al criterio de los encargados.

Asumir la formación

Si bien los aspectos mencionados suelen recaer en el apoyo por parte de especialistas en centros educativos, los padres de familia que no han enviado a sus hijos a la preprimaria deben tomar una actitud positiva para solventar los distintos aspectos en el crecimiento infantil, señalan las especialistas.

Marlene Grajeda señala que es importante que los adultos expliquen a los pequeños en qué consistirá la actividad, pero sin dar muchos detalles para que los niños se valgan de su lógica y vayan adquiriendo autonomía ante las decisiones tomadas.

La educación preprimaria es fundamental porque es una etapa dentro de la formación escolar y personal.
Es importante que los adultos velen por el desarrollo diario de los pequeños de preprimaria y que les permitan ser autónomos en sus actividades. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Para lograrlo Grajeda también recomienda que se midan los periodos de actividad para que los niños aprendan a “rendir con tiempos establecidos”. Además, cuenta que no se trata de estar a la par del pequeño siempre, sino de explicarle, escucharlo si tiene dudas y dejarlo actuar.

Mientras los niños realizan sus actividades, los padres pueden aprovechar a solventar otras actividades personales o del hogar. Luego, ya se puede regresar para ver el progreso de la actividad asignada al pequeño.

“El reto es cómo hacerle saber que estamos físicamente, pero que no siempre vamos a estar en el mismo espacio todo el día. Es algo básico. No siempre se podrá estar con el niño y él debe aprender a hacer lazos con los demás”, explica la psicóloga Ana María.

Muchas veces, en el caso de padres de familia que no pueden cuidar a sus hijos o que no tienen capacidad para solventar a un tutor en casa, pueden contar con el apoyo de hermanos mayores o personas dentro de una red de confianza; pero sin delegarles su responsabilidad de crianza.

Ante lo mencionado, es importante que los padres contemplen las áreas que desean sus hijos pueden reforzar para así transmitirlas a la persona que apoyará.

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